obituario
Réquiem por un informante
Cincuenta años después de participar en la cacería de brujas de McCarthy muere el director Elia Kazan.
Esa noche no había una sola silla vacía en el Dorothy Chandler Pavilion de Los Angeles. El enorme teatro era el escenario de uno de los eventos más esperados del mundo, la entrega anual de los Premios Oscar de la Academia, que aquel 21 de marzo de 1999 reunía no sólo a los nominados al prestigioso reconocimiento sino, sobre todo, a admiradores y detractores de un hombre ya casi olvidado: el director Elia Kazan. La Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas había anunciado unos días antes su decisión de otorgarle a Kazan un Oscar honorario por su "larga, destacada e incomparable carrera" en la industria cinematográfica y las voces de protesta no se habían hecho esperar. Cuando Robert de Niro y Martin Scorsese, los encargados de entregar la estatuilla, llamaron a Kazan al escenario, los aplausos fueron menos nutridos que de costumbre y muchos ni siquiera se levantaron de sus sillas. Tan fría acogida sólo tenía una razón: condenar al director por su colaboración en la cacería de brujas del senador Joseph McCarthy.
Con la muerte del director, que ocurrió la semana pasada, no sólo resurgió la controversia por la traición de Kazan a sus amigos sino que se recordó al que, según muchos críticos, fue el mejor director de actores de la historia del cine norteamericano. Entre sus películas están obras tan famosas como Nido de ratas, Un tranvía llamado deseo, Esplendor en la hierba y Al este del paraíso, y fue el responsable de lanzar las carreras de estrellas como Marlon Brando, James Dean, Warren Beatty y Natalie Wood. Además fundó y codirigió el famoso Actor's Studio, posiblemente la más prestigiosa escuela de actuación del mundo.
Pero la vida de Kazan no presagiaba tan altas cumbres en sus comienzos. Cuando Elia nació, el 7 de septiembre de 1909 en Constantinopla, era el hijo de un humilde mercader de alfombras, quien cuatro años más tarde emigró con su familia a Nueva York. Elia siempre supo que quería ser actor y luego de estudiar en la Escuela de Drama de la Universidad de Yale se unió a un grupo de teatro, en el que conoció al mítico Lee Strasberg. Allí se familiarizó con el método de Stanislavsky, con el que guiaría a sus actores por el resto de su carrera.
En 1952 Kazan fue citado por el Comité de Actividades Antiamericanas para aclarar sus nexos con el Partido Comunista. Otros miembros de Hollywood ya habían sido interrogados y se habían negado a cooperar, pero Kazan no estaba dispuesto a arriesgar su carrera. No sólo confesó haber pertenecido al partido entre 1934 y 1936 sino que delató a otras ocho personas, entre guionistas, actores y productores, que terminaron tras las rejas y con sus carreras arruinadas. La industria nunca lo perdonó pero el éxito no lo abandonó.
Kazan jamás se mostró arrepentido por su comportamiento a pesar de que uno de los delatados era gran amigo suyo. En sus últimos años incluso reivindicó su decisión diciendo: "Uno siente tristeza cuando hiere a alguien, pero yo prefiero herir un poco a otros que causarme gran daño a mí mismo".