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Rey Carlos III: la historia real del mítico beso entre el entonces príncipe y la modelo australiana Jane Priest
Dicho beso fue un antes y un después en la vida del ahora monarca británico.
A partir del 6 de mayo de 2023, Carlos III se convertirá en el actual monarca oficial del Reino Unido, título que ostentó su madre –la fallecida reina Isabel II– por 70 años y que supo llevar a pesar de los cambios vertiginosos, desastres naturales y sociales que sufrió su territorio durante su reinado. Además, la corona sufrió varios escándalos, algunos protagonizados al interior de su familia, algunos protagonizados por quien ahora llevará la corona inglesa.
Carlos no la ha tenido fácil y ahora tampoco será diferente, pues siempre ha vivido bajo la sombra de la desaparecida monarca y sus decisiones siempre han sido una consecuencia de las imposiciones de la monarquía bajo la que nació y la solemne actitud de Isabel, quien para bien o para mal terminó siendo una de las reinas más queridas no solo por los británicos, sino por el mundo entero.
Esta transición se dio con un momento cumbre en la vida de Carlos, que sin pensarlo terminó marcando un antes y un después en cómo era leído y visto por el resto del mundo, más que todo por los tabloides sensacionalistas y rosas que desde muy temprana edad lo catalogaron como uno de los solteros más codiciados por su poder, pero no por su atractivo y mucho menos por el sexappeal que pudiera tener.
Teniendo 30 años y corriendo el año de 1979, específicamente la primavera, Carlos se encontraba en Australia en un viaje oficial en representación de la reina Isabel II. Para todos era bien sabido que salir de Inglaterra significaba un respiro para el entonces príncipe, a quien ya le pesaba su edad sin ni siquiera tener atisbos de un posible matrimonio, pues la única opción que él quería no era viable para la Corona en esa época: Camilla Parker, quien finalmente también será coronada como reina consorte.
El caso es que el príncipe treintañero aprovechó para mostrar su cuerpo atlético y sus dotes deportivas en el mar de Cottesloe, en Perth, donde obviamente era seguido por una recua de paparazis que con muchas ansias intentaban tomar la mejor fotografía para vender al mejor postor. Con lo que estos no contaban era que esa mañana la modelo Jane Priest, uno de los talentos australianos emergentes de la época, haría historia con su actuar desinhibido y fresco.
La chica vio a lo lejos al príncipe y sin pensarlo dos veces se lanzó al agua y una vez en la playa fue a su encuentro, que quedó registrado y de inmediato le dio a Carlos el estatus de “casanova, ‘sex symbol’ y Don Juan”, pues muy pocos hombres habían sido fotografiados con una mujer tan bella como Jane.
Se dice que esto fue espontáneo, pero el autor de la foto reveló lo que realmente pasó ese día y dejó muy claro que su lente sabía muy bien que la chica terminaría en brazos del príncipe, pues habría sido él quien dio las instrucciones precisas a la modelo para tener la postal que aún hoy le sigue dando la vuelta al mundo.
Kent Gavin, fotógrafo que tomó dicha instantánea, le contó esta historia 33 años después al diario Evening Standard de Londres, afirmando que él fue el que interceptó a Priest y le indicó que corriera hacia el príncipe y se comportara de forma coqueta, para que él pudiera reaccionar de forma espontánea y así obtener una foto memorable.
En ese tiempo, Priest afirmó a medios locales que Carlos la trató con mucho tacto, es decir, como todo un príncipe. “Cuando me vio, se zambulló en el agua, así que pensé en seguirlo, pero cuando entré, salió… Así que lo seguí, con el cabello arruinado, el maquillaje arruinado, y me sentí como una idiota. De hecho, fui y puse mis manos sobre su pecho para darle un beso y Carlos dijo: ‘No, no puedo tocarte, no puedo tocarte’”, reveló la chica sin mencionar que había sido impulsada por Gavin.