TELEVISIÓN
Sábados felices, el segundo programa más antiguo de la televisión colombiana, va por 50 años más
Sábados felices llegó al medio siglo. SEMANA habló con quienes, por tantos años, han llenado de risas los hogares colombianos.
En millones de hogares colombianos no se concibe un fin de semana sin Sábados felices. El icónico programa es el segundo más antiguo de la televisión, después de El minuto de Dios, y ha sabido representar, a lo largo de los años, la idiosincrasia de un país que sabe y necesita reírse. Por eso, sus 50 años fueron celebrados en grande.
El programa comenzó cuando la televisión aún era en blanco y negro, en 1972. Su fundador y presentador fue por décadas Alfonso Lizarazo, quien es reconocido como el motor detrás de semejante éxito y a quien llenaron de aplausos en la gala que Caracol hizo para homenajear sus bodas de oro.
Durante las últimas décadas, Sábados felices ha sobrevivido a todo: a la pandemia, a la partida de Lizarazo, las graves enfermedades de la Gorda Fabiola y a los límites y problemas que a veces despierta el humor. Todo augura que cumplirá otros 50 más.
“Sábados felices es Colombia”
César Corredor, Barbarita
“Me suelen pedir el favor de visitar algún familiar enfermo, para saber si Barbarita le sube el ánimo. Una vez, visité al hijo de un gran amigo que sufría de leucemia. Estuve con él antes de la operación. Me causó mucho impacto porque el niño tenía la ilusión de conocer a Barbarita y el sueño de los papás era cumplirle el deseo... Sábados felices ha permanecido en los colombianos porque es la idiosincrasia y la representación de lo que pasa en el país. El programa se volvió una marca, un sello, una costumbre, el quehacer obligatorio de los colombianos. El humor ha ido cambiando. Ya no se cuentan chistes, ahora todo mundo hace stand up comedy y no lo hacen bien. Sábados felices abrió el espacio para muchos talentos”.
“El niño a flor de piel”
Gustavo Villanueva, Triky Trake
“El humor es una ecuación que pocos entienden de forma racional. Sencillamente, la risa es un mecanismo de defensa para romper tensiones. Vivimos en un país que libra una guerra de más de medio siglo. A veces se hace imperceptible porque nos hemos enseñado a convivir con ella y a adaptarnos a sus mutaciones. Es ahí donde se hace indispensable un programa como Sábados felices, con sus humoristas de todas las regiones, de todas las épocas, y una producción de muy alta calidad… 50 años para mí significan lo efímera y fugaz que es la vida, en especial cuando hacemos algo que nos apasiona y nos divierte. También significa que el secreto de la longevidad se encuentra, en tener el niño interior a flor de piel”.
“Somos parte de la historia”
José Manuel Castellón Correa, Joselo
“Sábados felices es un milagro de Dios. Yo no concursé para entrar y que me hayan llamado de la manera como lo hicieron es un milagro. Y esto que pasó ahora, esta gran celebración, es la respuesta a las oraciones de mi esposa, de mis hijos, de mi madre y de mis hermanos, por decirlo de alguna manera. Un día, un señor en el aeropuerto me dijo que estar en Sábados felices es como estar en el congreso, en la presidencia del humor, porque después de esto no hay nada más grande en la televisión colombiana. Entonces, hacer parte de esto es como mi graduación de comediante, y no me cansó de darle gracias a Dios y a la vida por permitirme hacer parte de la historia de este país”.
“Nunca ha faltado el feo”
Édgar Sánchez, Junífero
“Cincuenta años de Sábados felices significan 50 años de lucha por un país que necesita sonreír... Una lucha del amor por el humor. Son 50 años de historia, de risas, de alegría, de tesón y de confianza de un canal que cree en el humor como la fórmula para que los colombianos podamos seguir riendo y sonriendo ante las circunstancias, al menos tres horitas a la semana. El éxito del programa se debe que siempre había allí de todo. En Sábados felices nunca faltaba el feo y obviamente nunca ha faltado el bonito. Yo estoy dentro de los bonitos, ¡imagine, cómo eran los feos! Hoy es más delicado hacer humor de ciertas cosas. Tenemos que tener ese tacto para que todo sea no solamente excelso, sino de calidad para los televidentes”.
“Un sueño hecho realidad”
María Auxilio Vélez
“En los momentos que recuerdo y guardo en mi corazón siempre van a estar las conversaciones tras bambalinas, cuando nos maquillan y preparan a todos. Atesoro con gran cariño dos: cuando entré formalmente a Sábados felices y esta celebración. Medio siglo de humor en el que han participado los más grandes de la televisión. No es algo de todos los días y, al igual que todos mis compañeros, me hace feliz poder estar aquí. Ojalá a Sábados felices le queden otros 50 años o más para que podamos seguir viendo todo el talento que hay en este país, esperemos que siga llegando gente nueva año tras año para seguir sacando risas a los colombianos por mucho tiempo más”.
“Hacer reír es un estilo de vida”
Óscar ‘el pollo’ Díaz“
Sábados felices es el logro más importante de toda mi carrera. A mí me gusta hacer reír a las personas. El humor ha estado en mí desde que tengo uso de razón. Nunca me imaginé que viviría de esto. Al programa le debo muchos recuerdos y buenos amigos, pero creo que los más importantes para mí son estos últimos de la celebración de los 50 años, tanto en la gala como en el crucero. No olvido que no estaría aquí si no me hubiera animado a concursar, y recuerdo con especial cariño que gané en cinco programas consecutivos. Estoy agradecido con la vida por poder hacer parte de algo que se convierte en un estilo de vida, los compañeros y jefes realmente estructuran una verdadera familia”.
“La gran escuela”
Alexandra Restrepo
“Espero llegar al final de mi vida ahí en Sábados felices. Sueño con que perdure a través de los años, ojalá otros 50 más. La mayor felicidad de ser parte del programa es llevar alegría a un país que ha sufrido tanto, que ha vivido tanta violencia y donde nos hemos agredido los unos a los otros. Por eso, pienso que también es una labor social y una labor que llena la vida de muchas personas con un ratito de dicha. Creo que a todos nos hace falta. Entré a Sábados felices a los 16 años. Crecí ahí. Me casé ahí. Tuve un hijo. Viví un divorcio y la muerte de mis padres. Todos siempre han estado conmigo como una familia. Entonces, para mí, Sábados felices es lo fundamental. Podría definirlo como la gran escuela de mi vida”.