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Sam Asghari, esposo de Britney Spears, defiende a la cantante luego de su escándalo en un restaurante
El actor se mostró tranquilo a la hora de justificar las acciones erráticas de la princesita del pop.
Como si no hubiera pasado nada, así se mostró el actor y deportista Sam Asghari, actual esposo de Britney Spears, cuando un paparazzi de TMZ lo abordó y le indagó sobre lo sucedido con la princesita del pop hace unos días en un restaurante de los Ángeles, donde hizo un escándalo con un comportamiento supremamente extraño que lo hizo salir del establecimiento, dejando sola a la cantante con el mesero frente ella, mientras decía palabras al aire sin ningún tipo de coherencia.
Esta noticia hizo recordar aquellos episodios previos a la gran crisis mental que tuvo la cantante en 2007, que la llevó a comportarse de forma violenta y errática, al punto de raparse la cabeza y atacar un automóvil con una sombrilla, sin antes amedrentar a los cientos de paparazzis que la seguían día y noche para capturar todos los movimientos que ella hacía.
Este fue el mayor argumento de Sam para justificar el actuar de su esposa, que no solamente es extraño en vivo y en directo, también se denota en las publicaciones que hace la intérprete de Toxic en su cuenta personal de Instagram, donde pone sus característicos videos bailando con ropa muy ligera y a veces hasta desnuda en la ducha, que junta con fotos de imagenes random de ilustraciones, mensajes, paisajes y demás, sin contar con el reciclaje de fotos que hace de sí misma, que replica infinidad de veces, enviando mensajes sin sentido o publicando solamente emoticones.
Aunque hay que reconocer que a veces las publicaciones sí tienen sentido cuando se trata de arremeter contra su familia, como lo hizo hace poco, cuando se fue de frente contra su hermana, quien en una entrevista dijo que había sufrido mucho siendo hermana de la estrella pop, quien saltó en cólera y se despachó en Instagram, diciéndole que le parecía extraño que dijera que la pasaba mal cuando a ella la explotaban laboralmente, la obligaban a hacer shows y eran ellos, su familia, los que disfrutaban de su dinero, todo bajo la tutela que tenía James Spears sobre la princesita del pop.
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El caso es que Sam afirma rotundamente que lo que pasó el fin de semana en Woodland Hills no tienen nada que ver con un episodio maníaco de la cantante, todo lo contrario, fue una respuesta a la emoción de sus fanáticos que inconscientemente levantan sus celulares para grabarla a ella, mientras estaba cenando, asunto que la intérprete de Womanizer ya no tolera mucho y por eso él, de una forma rápida y diligente, salió a buscar su auto para retirarse junto a su esposa y así evitar malos entendidos.
Así pues, según él, no hubo ni pelea marital, ni un show con Britney manoteando y gritando palabras indescifrables, solo un momento de incomodidad que los dos quisieron terminar yéndose del lugar, teniendo en cuenta que primer se desapareció Sam y luego Britney junto a su guardaespaldas, quien tuvo que volver al establecimiento para pagar la cuenta.
Esta versión la soporta una de las publicaciones que hizo Britney en su perfil de Instagram, en la que mediante un dibujo de una mujer sentada en una mesa de restaurante y una frase Spears habría respondido a semejante show. “Me dijeron que no podía, por eso lo hice”, se lee en la publicación, que ya cuenta con más de 68 mil likes y cero comentarios, pues Spears desactivó esta opción de su perfil para no tener que enfrentar las opiniones de sus más de 41,6 millones de seguidores.
Luego de esta foto, Britney publicó uno de sus ya famosos videos bailando, esta vez con un vestido de cuero blanco strapless y muy corto, que no le llega ni a la mitad de los muslos, que acompañó con unas botas hasta la rodilla del mismo tono y así hace sus característicos movimientos, a los que les añadió símbolos obscenos con sus manos, como mostrar el dedo del medio en varias ocasiones y hacer círculos con su pulgar y su índice haciendo referencia a más acciones deplorables.