Espectáculos
¿Se acaban los Globos de Oro tras el repudio de Tom Cruise y Scarlett Johansson?
El desprestigio de la HFPA, la agremiación de prensa extranjera que entrega los trofeos, tiene al borde de su desaparición a la segunda gala de premios más importante después del Óscar. Así se gestó la catástrofe.
Todavía hace algunos años, muchas estrellas, productores y ejecutivos de Hollywood confesaban que querían más a los Globos, porque tenía un aire más a reunión de amigos del gremio, como no es tan evidente en la gala de la Academia. El ambiente además ayuda, pues se trata de una velada en que los asistentes se sientan a manteles y departen con champaña y vinos
Pero detrás de ese ambiente de camaradería de la velada siempre se ocultaron manejos no muy adecuados que ahora están pasando una costosa factura.
El prestigio de los Golden Globes siempre se cimentó en que son entregados por la Hollywood Foreign Press Association, HFPA, que agrupa a la prensa extranjera de la meca del cine.
Esta asociación hoy ha perdido toda confianza y credibilidad y, por ende, la que ha sido su actividad más lucida desde 1944 se ve seriamente amenazada y corre el fuerte runrún de que podría ser cancelada.
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“Los Globos de Oro son a los Óscar lo que Kim Kardashian es a Kate Middleton: un poquito más chillones, un poquito más basura, un poquito más alcohólicos. Y más fáciles de comprar. Nada ha sido probado”, así lo afirmaba Ricky Gervais en la velada de 2012, de la cual era el anfitrión. Nunca se supo si quiso defender o ridiculizar a los premios con esa ironía, pero el caso fue muy diciente.
Como lo anotó The Times, de Londres, la HFPA “es un grupo de 86 individuos profundamente excéntricos, con credenciales cuestionables en los medios, que se han acostumbrado a recibir acceso exclusivo a estrellas top, invitaciones a viajes exóticos y regalos caros, por parte de los estudios de cine, ávidos de ganarse su favor e impulsar las posibilidades de sus producciones de ganar premios”.
Cuando se dice que las credenciales de los integrantes de la asociación son dudosas, basta con citar algo desconcertante y es que esta supuesta agremiación de periodistas foráneos de Hollywood no tiene en su nómina a la gran mayoría de ellos.
Muchos se preguntan qué hacen ahí un exfisiculturista ruso que se volvió cineasta, una ex Miss Universo, “y un tal Finn que ha producido un DVD sobre el arte antiguo chino y dos libros”, de acuerdo con el rotativo londinense.
La asociación también ha sido tildada de racista, porque no cuenta con un solo profesional de raza afro, quizá una de las críticas con que empezó a encenderse el debate y ahora una de las principales causas del verdadero repudio del que está siendo blanco la HFPA. Ello en momentos en que está fresca la ola de indignación por hechos de violencia policial contra afroamericanos, en especial de George Floyd.
Grandes luminarias, que en el pasado desfilaron por la alfombra roja de los Globos, sentaron su voz de protesta y le asestaron así durísimos golpes a la agrupación.
Tom Cruise devolvió los tres trofeos que ha ganado. Scarlett Johansson y Mark Ruffalo denunciaron que ciertas frases de uno de los miembros de la HFPA rayaban en el acoso sexual. Así mismo, se manifestó la organización Times Up, fundada por las estrellas de Hollywood en respuesta al #MeeToo.
¿Por qué es posible que todo este maremágnum de cuestionamientos ponga en riesgo el futuro de la ceremonia?
Durante mucho tiempo, la entrega de los Globos ha sido uno de los especiales de televisión más vistos.
Ha sido tan buen negocio, que la cadena NBC pagaba 30 millones de dólares por los derechos de transmisión.
Sin embargo, en estos días, la poderosa productora de televisión, una de las más importantes de Estados Unidos, anunció que no transmitirá el programa en 2022.
Otros estarán interesados, se podría argumentar, pero resulta que a esa firma se le unieron verdaderos pesos pesados como Warner Media, Netflix, Amazon y más de 100 empresas de relaciones públicas de la industria del cine.
Lo hicieron bajo la justificación de que quieren darle a la HFPA el tiempo que requiere “para trabajar en el desarrollo de la significativa reforma que necesita”.
La verdad, es que este es solo el culmen de una serie de desatinos y escándalos que cada cierto tiempo han puesto en tela de juicio a la HFPA.
En 1958, recordó el Times, la asociación llevaba quince años de fundada y ya tenía fama por su desvergüenza.
En ese momento, el presidente del consejo directivo renunció en protesta porque los premios eran entregados “más o menos como favores”.
NBC ya había desistido de poner al aire la entrega, a finales de los años 60, debido a que las autoridades descubrieron que la HFPA engañaba al público sobre cómo eran elegidos los ganadores y los procedimientos que se seguían para ello.
El gran escándalo de 1982 fue protagonizado por Pía Zadora. Ese año, fue nominada a mejor nueva estrella por su rol Butterfly, una cinta sobre el incesto a la cual The New York Times había despedazado con términos como “espectacularmente inepta”.
El esposo de ella en ese momento, Meshulam Riklis, era riquísimo y fletó un avión para que llevara a los miembros de la HFPA a una proyección privada de la película en Las Vegas.
A los pocos días, Pía ganaba el trofeo.
El año pasado, la expectativa que siempre suscita la gala, dado que los resultados allí presagian los del Óscar, se vio ensombrecido por los comentarios cada vez más adversos y el alboroto que armó la periodista noruega Kjersti Flaa.
Varias veces, la asociación le había negado la entrada y, en respuesta, ella puso una demanda en la que acusaba a la HFPA de todo tipo de conductas inapropiadas.
Afirmó que aquel es en realidad un cartel, cuyos miembros se dejan comprar con miles de dólares en obsequios, viajes y honorarios por parte de las productoras de cine y televisión a cuyos filmes deben juzgar para conceder los premios.
El papel del resto de la prensa también empezó a ser criticado, pues no se le notaban muchas ganas de investigar a fondo.
En los mentideros de Los Ángeles se comenta que la HFPA es una organización muy poderosa y con mucho dinero.
En últimas, Los Ángeles Times publicó en febrero pasado un informe que destapaba presuntas irregularidades éticas y financieras de la organización y aireó de nuevo la cuestión de la falta de un afrodescendiente entre sus participantes.
La gran exigencia a la entidad es que se transforme radicalmente, pero hay una total resistencia a ello entre sus miembros.
“Sería renunciar a muchos privilegios”, le dijo uno de ellos a The Times.
En efecto, no son pocas las ventajas de pertenecer a la HFPA en la meca del cine. Además de los regalos y pagos de las productoras, ser miembro les da la posibilidad de conformar una serie de comités, por lo cual son pagados.
Uno de ellos, por ejemplo, les da a doce de ellos 3.465 dólares por ver películas extranjeras, según los reportes de tesorería de la agremiación.
Hay otras facilidades inmejorables para ellos: proyección exclusiva de cintas, prioridad en entrevistas con estrellas y cierto sentido de que pueden saltarse la condición de no hacerles preguntas difíciles a aquellas.
En estas prebendas se basa la idoneidad de los pocos periodistas verdaderos que pertenecen a la HFPA. Si eso se acaba, podrían perder sus puestos.
“Nadie sabe si Hollywood se rebajará a rescatar a los Globos, que siguen siendo una herramienta potencial y valiosa de marketing para las películas nominadas, pero parece improbable que la organización detrás de ellos pueda sobrevivir en su forma presente”, concluyó The Times.