Se fue Charlie Watts, un dinosaurio de la música

Los Rolling Stones ha sido una de las bandas más activas del rock. Por cerca de 60 años y a pesar de que sus integrantes ya rozan los 80 años, siguen de gira por el mundo, saltando y brincando como si el tiempo no hubiera pasado.

Para algunos, verlos aún en el escenario resulta impactante porque se trata de un grupo de ancianos desaliñados y ataviados de manera extravagante que aún puede generar y transmitir un sonido energizante. Para otros, los miembros del grupo son, cada uno, un caso interesante de estudio sobre cómo un individuo puede abusar de su organismo con exceso de drogas, sexo, alcohol y, a pesar de eso, contar con el vigor para seguir activo y vigente por tanto tiempo.

Por eso, esta semana a todos les cayó por sorpresa la muerte, a los 80 años, de Charlie Watts, el baterista de toda la vida de los Stones. Según dijeron sus voceros, falleció tranquilamente en un hospital. Una cirugía le había impedido estar en la gira del grupo No Filter Tour, que ya había sido pospuesta por la pandemia. Pero, aun así, nadie imaginaba que su situación pudiera agravarse. Cuando se conoció la noticia, el mundo de la música lloró su partida.

Y sin él, que ingresó a la banda en 1963, el dato más triste es que ya quedan solo dos miembros originales del grupo: Mick Jagger y Keith Richards. El grupo que hoy todos conocen y del que también hacen parte Ronnie Wood y Watts, no comenzó así. En 1962, en los inicios de los Rolling Stones estaban Jagger como vocalista; Brian Jones, que tocaba varios instrumentos; Keith Richards en la guitarra y Bill Wyman en el bajo. Watts se integró a la incipiente banda en enero de 1963.

En ese entonces él era un estudiante de diseño gráfico con una fascinación por el jazz que actuaba esporádicamente en clubes nocturnos en bandas de rhythm and blues. Los Rolling Stones era una banda que prometía divergir del pop rock de los sesenta con un sonido más duro, pero no había tenido éxito con el baterista. Cuando escucharon a Watts lo eligieron a pesar de que cobraba mucho dinero y la banda no tenía recursos para pagarle.

Sobra decir que el esfuerzo valió la pena, puesto que Watts, con su amor por el jazz, le imprimió al grupo un sonido especial que lo distinguiría por siempre. Después de éxitos como I wanna be your man, Satisfaction, Paint in Black y otros, el grupo se descompletó. Sucedió en 1969, cuando Brian Jones, el músico más experimental de todos, fue encontrado muerto en una piscina en la noche del 3 de julio de ese año.

Y aunque la causa oficial de su muerte fue ahogamiento, las circunstancias exactas en que murió Jones han sido fuente de muchas sospechas, y existen todo tipo de teorías conspirativas que afirman que su muerte fue un homicidio.

Aparentemente, un mes antes del trágico incidente, Jagger, Richards y Watts le habían comunicado que no seguiría formando parte del grupo. Muchos dicen que posiblemente su muerte fue un ajuste de cuentas con narcotraficantes a los que Jones debía dinero, hasta que fue un asesinato organizado por mafiosos del mundo de la música.

Su muerte afectó de tal manera al grupo que los demás miembros decidieron ofrecer un concierto gratis en Hyde Park para rendirle tributo al que fue cofundador del grupo. Fue precisamente en ese evento al aire libre, el 5 de julio de 1968, cuando Mick Taylor hizo su debut en la banda, con solo 20 años.

Su fama como músico de sesión había llamado poderosamente la atención de Jagger y Richards, quienes lo siguieron invitando para ensayos y grabaciones. De hecho, la guitarra que se escucha en las canciones Country Honk y Live with Me en el álbum Let it bleed y en el sencillo Honky Tonk Women, es de Taylor. Pero el paso de Taylor por los Rolling Stones fue fugaz.

En 1975 se retiró del grupo y en su reemplazo se sumó Ronnie Wood, un músico que para ese entonces ya llevaba un gran recorrido en la escena del rock como miembro de Faces y The Birds, así como del Jeff Beck Club, en el que actuaba como bajista.

Aunque desde entonces ha trabajado con los Stones, la entrada como miembro oficial de la banda solo se dio cuando Bill Wyman decidió partir cobijas con los Rolling Stones en 1993. El motivo de Wyman, según lo reveló él mismo en el documental The Quiet One, es que quería empezar de nuevo, pues tras dos divorcios y luego de casarse con la modelo Suzanne Acosta (con quien tuvo tres hijos) quería un estilo de vida más normal.

En este punto, la banda solo tenía entre sus miembros originales a Jagger, Richards y Watts, quien siempre fue considerado la roca estable del grupo, tal vez por su ritmo en la batería, pero también por su personalidad, que para nada se parecía a las de los otros miembros de la banda.

Al contrario de sus compañeros, que preferían atuendos rutilantes, él siempre aparecía muy sobrio, normalmente con su pelo corto y casi siempre vestido de saco y corbata, bastante alejado del estereotipo de chicos malos que tenían los Stones.

Watts esquivó la vida de sexo frenético y abuso de drogas que caracterizó a los otros miembros de la banda. Pero a los 40, cuando los otros estaban tratando de llevar una vida más sosegada, la crisis de la edad mediana lo sorprendió en medio de anfetaminas y heroína.

Esa adicción casi destruye su matrimonio con Shirley Ann Shepherd, una estudiante de arte y escultora con quien se casó a escondidas en 1964. Sin embargo, una vez en el estudio de grabación se cayó de una escalera y se rompió el tobillo, eso propició que dejara las drogas, como dicen por ahí, a palo seco.

Eso salvó su matrimonio con Shirley, con quien tuvo una hija, Seraphina, madre de su nieta Charlotte. Su pasión por la pintura y el arte lo llevó a realizar el diseño gráfico de las portadas de varios álbumes de los Rolling Stones, y a tener un libro en el que dibujaba todos los hoteles en los que se hospedaban cuando iba de gira por el mundo. En una de ellas, en 2003, cuando el grupo estaba de gira, Watts sintió que no era un miembro de la banda, sino un baterista más contratado para la ocasión.

En una de esas noches en Ámsterdam, Mick Jagger y Keith Richards salieron de fiesta y regresaron a las cinco de la mañana a su habitación. En medio de la algarabía, Jagger le gritaba “¿dónde está mi baterista?”. Él se levantó, lo tomó de la solapa y mientras le contestaba “nunca me llames tu baterista” le asestó un poderoso golpe en la cara. Fue gracias a Keith Richards que el cantante no salió volando por la ventana. Hoy, los miembros sobrevivientes de la banda, Richards y Jagger, saben que él siempre fue crucial para el grupo y están mudos ante la noticia. Solo han recurrido a fotografías para manifestar su dolor.

Y así como ellos, el mundo también aprendió a valorar a Charlie Watts, un baterista bastante sobrio, discreto, que por eso mismo, durante mucho tiempo, se le consideró como un músico menor, ya que no hacía solos de batería.

“Charlie Watts era más bien estilo Ringo Starr, una especie de metrónomo de la banda”, dice Eduardo Arias, quien agrega que para los Rolling Stones fue clave poder contar con él desde el comienzo, pues así, con dos músicos anclas, que eran Watts y el bajista Bill Wyman, “los otros tres (en esa época Brian Jones), Mick Jagger y Keith Richards, pudieron hacer en escena sus malabares, sus piruetas y sus puestas escénicas y todo el show que caracteriza a una banda”.

Hoy es considerado como uno de los grandes bateristas de todos los tiempos. Su talento le hizo merecer, en 2016, el puesto número 12 en la lista de 100 mejores bateristas del mundo según la revista Rolling Stone. Como lo dijo el propio Paul McCartney, quien junto a Ringo Starr son los únicos sobrevivientes de los Beatles, se fue un baterista fantástico y “una roca siempre firme”.