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“Sé que es difícil cambiar el mundo con canciones, pero lo intentamos”: Claudio Narea, exvocalista de Los Prisioneros
A propósito de la participación del cantante, guitarrista y compositor chileno en el Festival Cordillera, SEMANA conversó con el artista sobre sobre su cercanía con Colombia y los 50 años que hace poco se cumplieron de la dictadura de Augusto Pinochet.
Por qué no se van, El baile de los que sobran, Tren al sur, We are sudamerican rockers o Estrechez de corazón son referentes musicales de una generación en efervescencia que vivía en carne propia cambios políticos de finales de los años 80. Los Prisioneros, la icónica agrupación chilena conformada por Jorge González, Miguel Tapia y Claudio Narea, fueron y siguen siendo, a pesar de su separación, un icono musical para melómanos llenos de nostalgia y melancolía y un símbolo de resistencia popular.
Jorge, Miguel y Claudio, todos de la comuna de San Miguel, fueron censurados, vetados en medios de comunicación y hasta amenazados de muerte durante el plebiscito nacional de Chile, en 1988. La agrupación musical apoyó públicamente el NO para sacar del poder a Augusto Pinochet, quien impuso una dictadura militar durante 17 años, periodo que ha sido catalogado, por sus críticos, como “los años más oscuros de Chile”.
La cifra de víctimas de estos ”años oscuros” asciende a más de 31.686, entre personas que fueron torturadas, violadas o ejecutadas y la cifra de exiliados a más de 200.000. A propósito de los 50 años del golpe de Estado y la presentación de Claudio Narea en Festival Cordillera en Bogotá, SEMANA conversó con el guitarrista y compositor chileno.
Claudio Narea sigue haciendo música como solista y con su agrupación de rockabilly ‘Profetas y frenéticos’, es un estudioso de la historia de la música, padre de 5 hijos y amante del ajiaco colombiano.
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SEMANA: Eres más cercano de Colombia de lo que cualquiera creería, cuéntanos por qué.
Claudio Narea: Antes del Festival Cordillera había venido a Colombia en 2022. Vengo mucho a este país, creo que conozco como 10 ciudades. Me gusta mucho el ajiaco, es mi plato favorito de Colombia. También me gusta la bandeja paisa, pero siempre termino pidiendo ajiaco. Yo estoy emparentado con Colombia más de lo que crees, mi hermano se casó con una de las hijas de la actriz colombiana Margalida Castro. Entonces, tengo una sobrina mitad chilena y mitad colombiana.
SEMANA: Los Prisioneros se separaron, pero su legado sigue vivo. ¿Cómo se ha mantenido ese legado?
C. N.: Sí, Los Prisioneros ya no existen, cada quien está en la suyo hoy en día. Yo soy el único que sigue tocando por todo lado. Los Prisioneros corresponde a una etapa nuestra donde tocábamos con ese nombre, pero hoy en día soy solo yo, como Claudio Narea, quien recrea los temas de Los Prisioneros a un nuevo público. Nosotros tocábamos en esa época a un público de mi edad, ahora hay un público joven que se ha ido incorporando. Acá en Chile a veces toco para gente de 15 años, gente que tal vez debería estar escuchando otro tipo de música y, sin embargo, se siente atraída todavía por las letras de Los Prisioneros.
SEMANA: Este año se cumplen 50 años del inicio de la dictadura de Augusto Pinochet. ¿Algo ha cambiado desde entonces?
C. N.: Lamentablemente, acá en Chile no ha habido justicia. Recién se empezó a hablar de nuevo de Víctor Jara, que fue un músico chileno al que torturaron, le rompieron las manos, lo mataron y lo dejaron como basura. Después de 50 años se está hablando de él porque se están juzgando a los culpables de su asesinato. La justicia acá tarda mucho y a veces no hay justicia. El hecho de que a Pinochet no se le haya enjuiciado y se haya ido con honores a su tumba y sin aportar nada más que la violencia en sus palabras dice mucho. Eso hace que, para algunos, se conmemoren 50 años de una vida donde buscaron a sus familiares, a sus desaparecidos, donde nunca ha habido justicia, mientras que para otros son 50 años de celebración.
Yo creo que acá ha habido una impunidad para los militares que hicieron todo este tipo de atrocidades y no solamente para los militares, también para los civiles que apoyaron la dictadura y como no hay justicia, tampoco hay paz. No estamos viviendo un tiempo de reconciliación.
SEMANA: ¿La música permite la transformación social?
C. N.: Algo que recuerdo mucho fue cuando reventó el estallido social en 2019 en Colombia y la música de Los Prisioneros y de Víctor Jara estuvieron muy presentes. Yo apoyé el movimiento sin apoyar la violencia, no estoy de acuerdo con la violencia y lamentablemente aún hoy hay personas que siguen creyendo que esto se soluciona matando gente. Yo creo que esto se soluciona con justicia.
La resistencia viene de no conformarse con un mundo injusto donde, por ejemplo, los militares se van a la tumba sin decir nunca dónde están los cuerpos de los desaparecidos. Yo siempre voy a estar del lado de la resistencia, cantando y opinando. Yo sé que es difícil cambiar el mundo con canciones, pero lo intentamos.
SEMANA: ¿De dónde nace tu pasión por el blues?
C. N.: Me atrae mucho el blues porque se asemeja mucho con lo que hemos venido hablando en esta entrevista. La historia del blues parte de África y la esclavitud y de cómo llegó al nuevo mundo a América. Soy muy estudioso del tema y tengo muchos libros y discos que hablan sobre estos ritmos y sus orígenes. Me atrae mucho la historia de la música.
SEMANA: Con el line up que tuvo el Festival Cordillera, ¿con quién te gustaría hacer una colaboración a futuro?
C. N.: Con Juanes, yo lo conocí tiempo atrás, hablamos un poco. No soy amigo de él, pero me gustaría conocerlo más, es muy talentoso. También con Residente, me parece un tipo muy lúcido y muy bueno en lo que hace. También con Los Búnkers, que son chilenos, yo vi el nacimiento de Los Búnkers, estuve en su casa, compartimos música. Son artistas que yo admiro y que sé que por lo menos una conversación con ellos sería interesante.
SEMANA: ¿Qué es lo que más escuchas?
C. N.: Yo lo que más escucho es música completamente desconocida. Por ejemplo, este disco que tengo acá que se llama The Como Mamas, que es un grupo de góspel contemporáneo de Misissipi. En general, escucho música muy antigua de 100 o 50 años atrás.