Televisión
Viena Ruiz habla en SEMANA de su maternidad tardía, sus divorcios y por qué no sale con hombres jóvenes. “Ser mamá a los 45 es una locura”
La periodista paisa regresó a la televisión de la mano de RCN. En SEMANA confesó cómo ha vivido la maternidad casi en los 50, cómo disfruta su soltería y por qué cree que está viviendo su mejor edad.
SEMANA: ¿Qué tuvo que pasar para ver a Viena Ruiz de nuevo en la televisión?
Viena Ruiz: Es un sueño regresar a la televisión nacional de la mano de RCN y Buen día, Colombia. Ellos me llamaron y me dijeron que si quería estar en el programa y de una les dije que sí. Creo que todo se dio en el día y en el momento adecuados, todo confluyó para que se diera esa oportunidad tan linda. Llevaba ya ratico alejada de la televisión. Estuve en Lo sé todo un par de semanitas y antes de eso en un canal de Medellín. Regresé a vivir a Bogotá hace dos años y ahora estoy feliz de estar nuevamente en la televisión nacional.
SEMANA: Hasta entonces había estado disfrutando de una vida tranquila, en el campo...
V.R.: Sí, vivía en el campo. A mí me despertaba la gallina en las mañanas, alejada de la civilización. Eventualmente, me salían contratos en Bogotá. Y le dije a Dios un día: si tú quieres que regrese a Bogotá del todo, esta semana que voy a estar trabajando tengo que encontrar apartamento y un colegio para mi hijo, y ambas cosas me llegaron rápido. Estoy feliz, me siento muy ‘bogoteña’, rola y antioqueña, aunque soy paisa de pura cepa.
Lo más leído
SEMANA: Usted ha sabido reinventarse de muchas maneras. Ahora mismo ejerce como influenciadora de moda en las redes sociales. ¿Cómo le ha ido con esas nuevas audiencias?
V.R: A mí me han tocado muchas cosas. Cuando empecé en el periodismo, ese mismo año salió el celular. Hoy digo que no entiendo cómo se hacían antes las noticias. También me tocó cuando nacieron los canales privados. Luego, trabajé como directora de la revista Nueva, y estuve alejada de las cámaras y amé esa experiencia de diez años. Y en la pandemia recurrí al Instagram para estimular a quienes estaban emprendiendo para compartir lo que hacían. Comencé a hacer unos lives. Me di cuenta de que muchas amigas veían los 50 como algo superchévere y otras, como lo más terrible de la vida. Yo he recibido cada década de la vida con tanta felicidad que nunca me ha parecido duro envejecer. Y en redes empecé con una idea que se llama Los 50 Plus para empoderar a hombres y mujeres en esa edad. Cuando yo era sardinita, pensaba que los 50 era ser Mamá Noel, completamente peliblanca, haciendo galletas para los nietos. Pero llegar a esta edad me ha parecido maravilloso. Cada época se está redefiniendo. Les enseño a las mujeres cómo maquillarse, qué usar y qué no.
SEMANA: Usted formó su carrera en la televisión, que idealiza la belleza. ¿Cómo ha sido envejecer ahí?
V.R: Cuando estaba joven, el espejo que teníamos era el de Gloria Valencia de Castaño, a quien veíamos muy señora, muy bien puesta en la pantalla. Pero, cuando entré a este mundo, sí sentí la presión de la belleza en las mujeres. Y eso ha hecho que muchas mujeres luchen con la edad, pero siento que envejecer te da una belleza muy distinta y muy linda. Hoy veo a muchas mujeres con cara de león, que de tanto relleno pierden la expresión y se ven muy hinchadas. Claro, envejecer frente a la cámara puede dar miedo, pero no les podemos pedir a las mujeres que aún luzcan como si tuvieran 20. Yo amo el bótox y el ácido hialurónico, pero no soy esclava y no me da miedo la llegada de la edad.
SEMANA: ¿Y no extraña la fama que le llegó cuando era esa jovencita de 20?
V.R.: Esa fama fue algo impresionante, pero no la extraño. Recuerdo que en la época de ‘Los secretos de Viena’ el rating era de 42 puntos diarios. Y eso es algo que no volvió a ocurrir. Gracias a Dios, Yamid Amat me tuvo muy centrada, porque la fama es cuestión de ego. Hace poco, me llamaron de una universidad y me contaron que yo era motivo de estudio en comunicación social al ser la pionera de las secciones finales de los noticieros. En esa época no dimensionaba lo que estaba haciendo.
SEMANA: ¿Cómo nació esa sección de ‘Los secretos’?
V.R.: Fue durante un almuerzo en el trabajo. Todos los viernes nos íbamos a almorzar juntos y un día, siendo yo periodista, Juan Roberto Vargas le dijo a Yamid que por qué no aprovechaba que yo era modelo y actriz para tener una sección en la que se contaran secretos políticos. Yamid comenzó a moldear la idea. Un día que había ido de minifalda me dijeron que ese día se estrenaba la nueva sección. Salimos al aire y esa noche el rating se disparó. Desde entonces, se hacía la sección todos los días.
SEMANA: Háblenos de la maternidad, Viena. De esa lucha inicial por ser mamá y de ser ahora una mamá tardía.
V.R. Desde niña soñaba con ser mamá. Cuando estuve casada con el papá de los trillizos, supe que tenía endometriosis, que no me dejaba quedar en embarazo. Y la única manera de lograrlo era con tratamientos, probé todos los que una mujer puede buscar. Hoy el consejo que les doy a las mujeres es que recurran de una al proceso in vitro para que se ahorren todo ese sufrimiento. Y tener fe en Dios. A los 44 años quise tener mi cuarto hijo y lo logré con óvulos congelados. Ahora creo que ese es el mejor camino para no competir con el reloj biológico. Ese consejo se lo di a mi hija de 23 años.
SEMANA: ¿Cómo es ser mamá después de los 40?
V.R. Querer ser mamá después de los 40 es una locura y de pronto en eso soy pionera. Fui mamá a los 45, diez años atrás, cuando mis trillizos tenían 13, y me parece la mejor época de una mujer, ya está madura, más estable, más sabia. Tiene más paciencia, más tolerancia.
SEMANA: Usted tiene encima tres divorcios. ¿Cómo ha lidiado con eso?
V.R. Dios mío, casada tres veces y separada tres veces. Yo digo que no tuve tres caídas, sino tres levantadas. Creo que si hay alguien que puede dar consejos de matrimonio soy yo. Solo me he podido enamorar de rolos, de bogotanos, no sé qué tienen, pero siempre he caído allí. Me casé por primera vez a los 18. Él me llevaba 13 años y me apoyó cuando me propusieron ser modelo. Pero nos separamos porque yo quería hijos y él no. Con el segundo esposo estuve superenamorada, pero él me dejó por otra y ese golpe fue doloroso. En mi tercer matrimonio nos separamos por diferencias muy difíciles de manejar. Pero hoy creo que cuando uno tiene hijos debe luchar hasta el final por ese matrimonio. Pero en mi vida creo que el amor ha sido más bien esquivo.
SEMANA: ¿Y cómo vive hoy la soltería? ¿Es de las que usa aplicaciones de citas? ¿La persiguen hombres jóvenes?
V.R. Me llega de todo. Yo nunca he escondido mi edad y me sorprende que se me acercan unos pelados jóvenes, de 30 y 35 años. Pero, la verdad, a mí no me gustan los sugar babies. Hoy me siento con paz y calma, sin arrebatos. Una vez tuve un novio y le presenté a mis cuatro hijos, pero no me sentí bien con eso. SE me hizo muy raro. En esta etapa de mi vida me he rodeado de mis amigas.
SEMANA: Uno de los momentos más duros de su vida fue su relación con quien fuera su tercer esposo, involucrado en el escándalo de Interbolsa. ¿Cómo recuerda esos días?
V.R. Yo he tenido momentos duros, pero este en especial fue muy fuerte. Yo era muy juiciosa y tenía todos mis ahorros en Interbolsa y los perdí de un día para otro. Fue duro saber que a tu pareja la estaban involucrando en eso. Fue un momento de mucha oscuridad. Justo en ese momento me estaba separando y me fui a vivir a Medellín. Fue un momento de quiebra, de desamor, así la gente crea que a los de la televisión no nos pasan esas cosas. Y estaba sin dinero, sin trabajo, con cuatro hijos. Pero Dios y mi familia me apoyaron. También entré a Emaús y mi vida es un antes y después de eso. Me transformó. Me propuse salir adelante y ser un ancla firme para mis hijos y siento que les he cumplido.
SEMANA: ¿Se sintió sola? ¿Qué pasó con tantos amigos que había hecho en el mundo de la televisión y el periodismo?
V.R: El mejor colador de amistades son los momentos difíciles, porque ahí se quedan contigo los que de verdad te querían. Se me fueron el 99 por ciento de los amigos, salieron despavoridos. Eso me dio duro al comienzo, pero luego agradecí que no estuvieran más en mi vida. Y los que ahora tengo son a prueba de todo. Los amo. Ya sé que los amigos son pocos.