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Tiger Woods: la historia de sexo, drogas y mentiras que casi arruina su carrera
Un documental de HBO Sports destapa cómo la desbordada lujuria, que lo llevó a acostarse con 121 mujeres, hizo tambalear a Tiger Woods, uno de los atletas más prodigiosos de la historia.
Su celebridad llegó a ser tan colosal, que fue el primer deportista con una fortuna de 1.000 millones de dólares, hito que se sumó a otros como ser el golfista más joven y el primer negro en vencer en el Masters de Augusta, 11 veces el jugador del año de la PGA y el segundo que más ha vencido en torneos majors (15), entre otros.
Una real máquina de ganar con su violento swing, se coronó rey de las multitudes y transgresor de barreras raciales.
Por debajo de tanta gloria, empero, se escondía mucha frustración y miseria, y ese es justo uno de los motivos más llamativos de Tiger, documental de HBO Sports que ha conmovido al mundo.
Quien no tenga mucha idea de lo que representa Tiger Woods, se verá seducido al instante, apenas contemple las escenas de sus excepcionales comienzos. Su padre, Earl Woods, golfista aficionado, cuenta allí que su hijo no tenía ni diez meses cuando empezó a extasiarse viéndolo disparar pelotas hacia una red.
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“Un día, lo bajé de su sillita, caminó, se preparó y golpeó la bola. Dije: Dios, tengo algo especial”, agrega Woods. En 1978, cuando tenía dos años, lo llevó al campo de golf y el programa rescata su debut en televisión, cuando Estados Unidos vibró de asombro al ver su precoz destreza con los palos.
Su madre, Kultida, se unió a su marido en el empeño de hacer de él un campeón, pero fue Earl su figura más potente, avasalladora, el que lo puso en la cúspide, aunque también le sembró resentimientos.
Earl tejió para él sueños de grandeza, al punto de afirmar que tendría el efecto de Buda o Gandhi. Su plan para eso consistió en cultivar sus talentos y fortalecer su mente, retándolo con estratagemas como hablar alto y hacer ruido mientras practicaba.
El documental permite entrever que desde sus tiernos años, si bien compartía las aspiraciones del padre, Tiger se debatía con ellas, no se veía llamado a ser esa fuerza unificadora que Earl veía en él y se desesperaba con su presión imperiosa.
Los episodios son ricos en testimonios de allegados como su maestra Maureen Decker, quien relata la vez que Tiger le pidió que le preguntara a su papá si podía jugar algo diferente al golf, lo cual sería bueno, recomendó ella, pero él se negó.
Dina Parr, su primera novia, narra que a él le encantaba estar en la casa de ella, donde podía ser él mismo, como lo muestran videos caseros en los que un Tiger adolescente baila y canta con mucha gracia.
Una vez, les mintió a sus padres para pasar la noche con Dina y ellos consideraron que el romance era una amenaza para sus objetivos. “¡Va a embarazarse, va a arruinarlo todo!”, le gritó Earl, y lo obligó a dejarla mediante una carta que ella lee en cámara: “Ni mis padres ni yo queremos volver a hablarte nunca”, le escribió.
A mediados de los años noventa, los esfuerzos rindieron sus primeros frutos. Woods fue el mejor golfista adolescente de Estados Unidos en la historia y rompió la tradición del golf como deporte de blancos.
Por esos mismos años, el Masters de Augusta (Georgia), uno de los grandes torneos, abolió su prohibición de que participaran negros y, en 1997, Tiger fue el primero de esa raza en ganarlo.
Pete McDaniel, amigo de la familia, evoca que la noche antes del triunfo recibió amenazas raciales y que le habían gritado “la palabra con N”, como dicen los gringos.
En los siguientes 12 años Tiger fue imparable, rompió con Earl y se hizo millonario, pero seguía atormentado por dentro. Mucho más ahora que su privacidad era prácticamente nula, pues los paparazzi no lo dejaban en paz.
Quería ser normal y comenzó a buscar maneras de escapar, según su amiga Amber Lauria. Encontrar la dulzura del hogar y los hijos con Elin Nordegren, en ese entonces su esposa, no espantó sus demonios interiores.
Las escapadas a Las Vegas, siguiendo los pasos de su amigo, la gloria del baloncesto Michael Jordan, lo llevaron a emprender una doble vida de padre de familia y casanova.
Loredana Jolie, prostituta que lo atendió, cuenta que le gustaban rubias y con aspecto de colegialas, para emprender juegos de rol en noches de lujuria con varias de ellas en un solo cuarto, por las que pagaba cifras de seis dígitos.
“¿Quién se convirtió en lo mismo que su padre?”, se pregunta otro testigo, durante un giro inesperado del programa en que se destapa que si algo no le perdonó Tiger a Earl, fue que no le ocultó jamás sus constantes canas al aire con otras mujeres.
McDaniel asegura que fue la oportunidad de oro para los detractores que querían verlo caer. Un reportero encubierto del National Enquirer, un tabloide amarillista, siguió hasta su habitación en Las Vegas a una de sus amantes, Rachel Uchitel, y puso el affaire al descubierto.
Ella rompe ahora su silencio y cuenta intimidades de lo que no ve como una aventura, sino como una relación sentimental, así como del día en que Elin la enfrentó.
En principio, la historia del Enquirer no causó mucho revuelo, pero cuando Tiger tuvo un accidente a la salida de su casa, tras una pelea de celos con su esposa, empezaron a aparecer más y más amantes del golfista y estalló uno de los escándalos sexuales más sensacionales de los últimos tiempos.
Se llegaron a contar 121 conquistas de Woods en cinco años y su estrepitosa caída no paró ahí. La adicción al sexo fue seguida por otra igual de grave a los opioides.
Uno de los momentos más dramáticos de la producción es el de su detención cuando conducía bajo los efectos de cinco de estos medicamentos. Casi no puede detenerse en pie ni entender lo que le dicen.
¿Regresó al ídolo al esplendor en el green o siguió descendiendo a los infiernos? Habrá que sintonizar los dos capítulos de esta reveladora producción con visos de telenovela de la vida real para saberlo.