SIMPLEMENTE MAX
Max Henríquez, el rey de los pronósticos del tiempo, anda de pelea con el Himat
Al principio, la gente veía sus informes por mera curiosidad y sin tomárselos demasiado en serio. Luego, a medida que Max Henríquez comenzó a acertar en sus pronósticos, la audiencia del Noticiero Nacional de Prego dejó de verlo como pieza exótica y a pensar en gabardina, paraguas y suéteres o ropa ligera y camisa de manga corta, según lo que él previera para el clima del día siguiente. Pero lo que nunca nadie se imaginó es que este tema del clima, óptimo para las conversaciones en las reuniones aburridas, iba a convertirse en piedra de escándalo, en polémica sistemática entre Max, como cariñosamente empezaron todos a llamarlo, y la entidad rectora de la hidrología y la meteorología por disposición oficial, el Himat.
Max, barranquillero de 31 años y quien estudió seis años en Budapest con una beca de la Organización Meteorológica Mundial, entidad adscrita a la ONU, que le habían conseguido en el Himat, llegó al país en 1980. El compromiso de la beca era el de que, al volver a Colombia, Max tenía que trabajar un largo tiempo con el Himat, para compensar los beneficios que había recibido. Así fue como él ingresó a esa entidad para trabajar en el campo de la meteorología sinóptica, como foto-interpretador. Ocupó ese cargo durante tres años y su lugar de trabajo era el aeropuerto Eldorado. Un día de fines de 1983, se presentaron al Himat dos personas enviadas por la naciente programadora Prego, que había licitado un noticiero de televisión y había contratado un servicio meteorológico vía satélite, con información especial sobre Colombia.
El problema para la programadora era que no tenía quién interpretara esa información. Y por eso fueron al Himat, en donde les dijeron que Max era "el rey" en esa materia. Allí mismo surgió el primer problema. A los pocos meses de estar trabajando en el noticiero, gracias a una licencia que le había otorgado el Himat, Max quiso presentar su renuncia a la entidad, "y comenzaron a ponerme trabas, que por fortuna se superaron, pero me permitieron darme cuenta que algo no andaba bien y que no les gustaba lo que yo estaba haciendo en la televisión".
Las cosas habrían de complicarse semanas después, cuando el noticiero autorizó a El Espectador a publicar los pronósticos de Max. El director del Himat, Fabio Bermúdez, envió una carta a la dirección del periódico rechazando la utilización de los datos de Max por el matutino y calificando el servicio internacional que utilizaba el meteorólogo como "coloniaje tecnológico".
Se refería al parecer al hecho de que el servicio de satélite fotográfico fue alquilado por Prego a una empresa norteamericana. El costo mensual es de 600 mil pesos y esa tarifa permite, con un equipo especial computarizado, que Max reciba una señal vía satélite enviada desde una central ubicada en Wisconsin. Esa central es encargada de recibir e interpretar las informaciones que le dirige un satélite meteorológico geoestacionario, ubicado a 36 mil kilómetros de altura sobre el océano Pacífico.
En la misma carta, Bermúdez alegaba que podía utilizarse la información del Himat que era distribuída diariamente a través de boletines. "El problema para el Himat --anota Max-- es que ellos cuando yo trabajaba allí, siempre nos decían que no podíamos pronosticar porque la entidad no tenía el equipo para hacerlo" ahora en los boletines pretendían pronosticar, para buscar competir con lo que yo estaba haciendo".
La competencia, entre otras cosas resulta desigual, si se tiene en cuenta que el Himat recibe sólo una parte de la información fotográfica del satélite, que describe la situación general del hemisferio occidental, pero no tiene el servicio de fotografía del área de Colombia, que Max sí recibe y presenta todas las noches en el noticiero.
Bermúdez sin embargo, defiende la posición del Himat alegando que "la fotografía de satélite es apenas uno de los elementos para elaborar un pronóstico, pues también hacen falta las radiosondas que nosotros tenemos para analizar vientos, humedad, presión atmosférica, etc.". Max asegura que él complementa la foto del satélite con el boletín del Himat y que esa combinación le permite un porcentaje de acierto que va del 70 al 80 por ciento.
En todo caso, la pelea está cazada y ha tenido otros episodios, como el día que Max dijo que los accidentes de aviones que se habían presentado en enero pasado se habían originado en el hecho de que los pilotos no estaban contando con información meteorológica sobre las rutas que debían cubrir y que sólo recibían datos sobre el estado del tiempo en los aeropuertos. Max recibe hoy en día muchas llamadas de pilotos que desean informarse sobre alguna ruta en especial, así como lo hacen marinos, agricultores y ganaderos de varias regiones del país.
"Yo creo que el Himat tiene posibilidades de adquirir mucho mejor equipo que el del noticiero y cumplir una función más completa en todo el país, ya que lo que yo hago es de todos modos muy limitado, pues el noticiero es una empresa mucho menos poderosa que el Estado colombiano. Pero lo cierto es que por ahora, mi información es más completa, sobre todo en cuanto a las fotos de satélite" agrega Max. Y lo cierto es que el público parece estarle dando la razón.--