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Tatiana de los Ríos recuerda en SEMANA cómo se convirtió en ganadora del Desafío: “Este juego te saca todos los demonios”
En Tobia, Cundinamarca, lugar en el que compiten los participantes de Desafío XX, SEMANA habló en exclusiva con Tatiana de los Ríos, ganadora del programa en 2005. La modelo dio algunas recomendaciones para no rendirse.
SEMANA: ¿En algún momento pensó en que sería posible que ganara el Desafío?
Tatiana de los Ríos: Al principio no, porque el Desafío es complejo, hay que tratar de aguantar y yo iba con la mentalidad de que era modelo. Pero, estando allá uno empieza a reconocerse. Soy muy competitiva, pero conmigo. Había momentos en los que decía: “Una semanita más, todavía no quiero que me saquen”, decía. Y competir en grupo es muy diferente. No es lo mismo todos empujando una pelota o todos empujando un carrito pesado o hacer relevos, que tú sola compitiendo. Entonces, cuando llegas a la fusión y estás tú sola y empiezas a ganar, dices: “Soy capaz”. Y te empieza a crecer como este poder por dentro, como una llamita, un fuego que te impulsa y te da esa fuerza.
Yo siempre dije que iba a hacer lo mejor, pero nunca pensé que iba a ganar. Mi lema era que alguien de los naranjas, mi equipo, ganara. O sea, yo pensé que iba a ganar el ‘Tino’; y si no ganaba el ‘Tino’, pues entonces ganaba Luigi (Aycardi). Pero, no, nunca pensé que iba a ganar.
SEMANA: En el primer capítulo de este Desafío XX, los integrantes de Omega quedaron, según palabras de Andrea Serna, como los “débiles” de la competencia. ¿Qué les aconsejaría?
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T.D.R: Que eso no se sabe hasta el final. Yo era supuestamente una de las más débiles en 2005 y gané. La gente piensa que el Desafío es mucho de físico. Y, obviamente, sí es físico. Pero también muy mental, depende de las decisiones que tomas, de la paciencia que tengas. Muchas veces la gente por impaciente, en una prueba se salta cosas o por la rapidez en hacerlas, no llega.
Y el que es paciente, es más pulido, más exacto, lo logra, entonces algunas pruebas te favorecen, no hay que ser siempre físico. Yo tenía mucho físico, porque gracias a Dios venía haciendo mucho deporte desde chiquita, mi mamá me metió a hacer deporte, pero creo que este juego es muy mental.
SEMANA: ¿Fue difícil la convivencia durante el juego?
T.D.R: Tomar decisiones es también aguantarte a tus compañeros porque finalmente estás con gente extraña; todos tienen unos valores y comportamientos diferentes. Unas estrategias que de pronto no te representan, entonces uno se empieza a dar cuenta de todas esas cosas, cuando no hay comida, cuando duermes mal. Esto saca todos los demonios también de otras personas hay personas que sí piensan que el fin justifica los medios, entonces creo que es tener muy claros sus valores, a la hora de tomar decisiones y jugar limpio.
Aunque sea un juego, tú no puedes apuñalar a tu amigo. Creo que todo en la vida se devuelve y en el juego es como en la vida real, lo que tú hagas en el juego es como tú eres en la vida real.
SEMANA: ¿Cómo fue la experiencia mediando entre la competencia y su vida afuera? ¿Cómo recuerda esos largos meses encerrada?
T.D.R: No tienes comunicación. Para las mujeres que tienen hijos, yo me imagino que debe ser duro. Yo creo que el esposo lo entiende, tampoco es tan grave. En esa época fueron cuatro meses porque era de las primeras ediciones. Ahora dura dos meses y medio; esa vez fue mucho tiempo, cuatro meses es mucho tiempo. Pero yo sí creo que influye mucho los que te esperan afuera, tener esa tranquilidad de que tú estás jugando y que afuera te está esperando tu familia con amor y que no tienes ningún afán, sino simplemente mentalizada en el juego
Yo hice algo que me pareció muy sabio: a nosotros nos dejaban llevar algo, y yo lo que hice fue que le pedí una carta a todos en mi familia, una a mi mamá, una a mi papá, una a mi manager, era como un tesoro. Y cada que estaba aburrida leía una de esas cartas, cada que yo necesitaba fuerza, me iba para un rinconcito, no me las leía todas de una en una. Eran como mi pastilla de fuerza.
Me acuerdo que cuando estaba muy mal, habría una. Leía la carta de mi mamá. En otra ocasión leía la carta de mi papá y eso me motivaba impresionante. Eso me pareció súper lindo, se los recomiendo, si los dejan, más que llevar, no sé, chocolatinas o libros, llevar cartas porque es que allá hay momentos en que tú pasas por muchas cosas, es muy duro.
SEMANA: ¿En este momento de su vida, volvería a participar de un Desafío?
T.D.R.: Es raro porque cuando yo salí del primero, dije que no. Y después cuando me llamaron para participar en el de India, que además me pareció espectacular, me fui feliz porque me encanta el deporte, competir me encanta, en este momento no, pero más adelante uno nunca sabe.
SEMANA: ¿En esta edición hay algún participante por el que apueste?
T.D.R: Yo creo que aún es muy pronto para saberlo, uno se da cuenta cuando las cosas van saliendo a flote, a medida que los van poniendo a tomar decisiones. Entonces uno se da cuenta quiénes son líderes, quiénes son honestos, quiénes son nobles. Y se empieza uno a encariñar con la persona. Creo que es simplemente un brochecito de todo lo que viene, creo que a medida que va el juego, por ahí en dos semanitas, uno ya empieza a saber más o menos quiénes son los que van a liderar. A veces los más calladitos, son los que más lejos llegan también porque no están tratando de mostrar nada, sino simplemente estar, no sé, yo siempre creo que hay que esperar.