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The Beatles: Get Back, el apasionante documental que reescribe la historia de la banda británica
Con Get Back, el aclamado director Peter Jackson muestra que las sesiones de enero de 1969 fueron mucho más que el fin de la banda.
En enero de 1969, los Beatles decidieron filmar sus sesiones de grabación en los estudios de Abbey Road. Querían lanzar un espectáculo en vivo de alto nivel, innovador y revolucionario, como todo lo que habían hecho exitosamente en esa década. Las sesiones terminaron siendo el material de la película Let It Be, dirigida por Michael Lindsay-Hogg, un documental que ha sido usado por décadas como evidencia irrefutable de los problemas dentro del grupo, que llevaron más tarde a su disolución.
Hay peleas entre Paul McCartney y George Harrison, Paul se queja de la tardanza de John Lennon, mientras que a él no parece interesarle nada más que su vida con Yoko Ono. Lo mejor sucede al final cuando el grupo, desde el techo de Apple Corps, en Saville Road, ofreció al público desprevenido la que sería su última presentación en vivo.
No solo Paul McCartney, sino todos los seguidores del grupo, que son la mayoría de humanos sobre el planeta, recuerdan esa película como triste y nostálgica al contener las semillas de la ruptura de la banda, en abril de 1970. Esta semana, 50 años después, Disney+ lanzó The Beatles: Get Back, un filme dirigido por Peter Jackson basado en esas mismas grabaciones.
El resultado, sin embargo, es una historia muy diferente a la de Let It Be. Si bien las peleas y tensiones entre ellos están ahí (George incluso abandona el grupo en medio de un ensayo, algo que no quedó en la primera versión), en el especial de Jackson hay magia: se puede ver a una de las más importantes bandas del siglo XX componiendo en vivo sus mejores canciones. En una de esas mañanas, McCartney comienza a rasguear su guitarra y cantar en busca de inspiración.
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Como relata Ben Sisario, crítico del diario The New York Times, en cuestión de minutos sale con un ritmo de medio tempo y de ahí emerge una melodía: “Get back. Get back to where you once belonged”. Y así un clásico de los Beatles comenzó a tomar forma.
“Ves a estos cuatro grandes amigos, grandes músicos, que simplemente se concentran y desarrollan estas canciones, y lo ves todo en la pantalla”, le dijo al diario The Times el propio Jackson, para quien este proyecto fue como viajar en una máquina del tiempo y cumplir el mayor sueño de un fanático: ver a su banda preferida en proceso de creación.
El propio McCartney ha dicho que la cinta de tres episodios, que se transmitirá entre el 25 y el 27 de noviembre, le cambió su recuerdo de aquella época. “El nuevo filme muestra la camaradería y el amor que nos teníamos”. Nadie como Jackson, ganador del Óscar por su saga El señor de los anillos, para atender esa misión. No solo por ser gran director, sino porque desde chico es un fanático furibundo de la banda.
Desde un día en que salió a comprar un avión a escala para armar y regresó con los álbumes rojo y azul, una de las mejores compilaciones de sus éxitos. Hoy, Jackson sabe que todo el catálogo de canciones de los Beatles se escucha en diez horas. Cuando le propusieron revisar las 56 horas de grabación y 130 horas de audio que habían estado en una bóveda en los estudios de Apple Corps durante los últimos 50 años, sabía que tenía un diamante en bruto.
Determinar cuál es la versión correcta no sería justo. La película de Lindsay-Hogg fue editada selectivamente para lograr la máxima tristeza, tal vez para explicar retroactivamente la ruptura. Cabe recordar que Abbey Road, el verdadero último trabajo discográfico de los Beatles, se hizo después de Let It Be, pero se lanzó primero. La película se presentó en mayo de 1970, después del anuncio de que la banda se separaba. Según dijo Lindsay-Hogg a la revista Rolling Stone, en ese momento él tenía que comprimir todo en hora y media, pues hacer episodios largos, como lo hizo Jackson, era impensable en aquel momento.
La opción de dividir el material en episodios le dio espacio a Jackson para que los cuatro de Liverpool tuvieran voz y para incluir momentos cotidianos, como los Beatles haciendo té, a John con resaca de heroína, a George luchando con la letra de Something y a Paul y John sugiriéndole ideas a Ringo para su canción. La escena preferida de Jackson es cuando George abandona al grupo y los demás, en frustración, tocan heavy metal. “Son imágenes en vivo de la ruptura de los Beatles; el equivalente pop del asesinato de JFK captado por la cámara”, dice.
Además de más tiempo (la serie alcanza una duración superior a las siete horas), Jackson tiene a su favor la tecnología, que ha avanzado al punto de poder recuperar conversaciones que antes estaban opacadas por el ruido ambiental. Así logró rescatar el momento en que John propone traer a Eric Clapton ante la renuncia de George. Además, cuenta con la perspectiva que da el paso del tiempo.
Un ejemplo de ello es la secuencia en la que McCartney trabaja en Gimme Some Truth, la canción de Lennon que terminó en el álbum Imagine, en 1971. “Es una canción de Lennon y McCartney en muchos aspectos”, dice Jackson. “Pero Paul miró las imágenes, negó con la cabeza y dijo que no recordaba haber trabajado en esa canción”, dice Jonathan Dean, crítico de música de The Times, quien entrevistó a McCartney sobre el tema.
Según Jackson, el proyecto no busca lavar la imagen de la banda. Aunque contó con su visto bueno, los sobrevivientes del grupo y sus herederos no tuvieron ninguna participación. The Beatles: Get Back muestra todo lo que en 1970 Michael Lindsay-Hogg no pudo: los Beatles bailando y haciendo payasadas, burlándose el uno del otro, colaborando de lleno en las canciones, imitando acentos elegantes. A pesar de eso, la sombra de la separación siempre está ahí.
“Tal vez muestra el único momento singular en la historia en que posiblemente se podría decir que sucedió el principio del fin”, sostiene Jackson. Los Beatles no se disolvieron en enero de 1969. Luego de estas 60 horas de estudio grabaron Abbey Road y la mayoría de las canciones de ese álbum, incluidas Octopus’s Garden, Mean Mr. Mustard, Carry That Weight y Something, se escuchan en las primeras sesiones de Get Back. Hoy se sabe que si hay un verdadero culpable de la separación de la banda no fueron ellos mismos ni sus esposas. Fueron los conflictos comerciales que se produjeron durante 1969, cuando el grupo se peleó por quién sería su mánager.
Lennon y McCartney intentaron, sin éxito, tomar el control de la compañía que tenía sus derechos de composición. A esto se sumó que Lennon quería como representante legal a Allen Klein, gerente de negocios estadounidense que aparece en la película. Poco después de los eventos que se muestran en Get Back, Lennon, Harrison y Starr firmaron con Klein; McCartney se negó y eso produjo el cisma que llevó a la disolución.
Aunque fue McCartney quien anunció el divorcio, recientemente reveló en su libro Lyrics que había sido Lennon el que un día llegó con la noticia de que se marchaba. Músicos que han visto el documental lo recomiendan tanto para fanáticos como para el público en general. En la premier de la cinta en Londres todos salieron contentos. “Lloramos”, dijo Neil Finn, integrante de la banda de Crowded House.
Elvis Costello señaló que no sería quien es hoy si no fuera por ellos y Noel Gallagher, de Oasis, recalcó que los Beatles habían puesto un punto de referencia muy alto y que algunas de esas canciones no habían sido superadas nunca.
El largometraje muestra el final de los fabulosos cuatro, pero también a una banda alegre y profundamente creativa, así como a sus cuatro miembros hartos de estar juntos. Get Back lo tiene todo: desde la felicidad, la lucha y la tensión hasta la maravilla de los Beatles. “No hay cosas buenas, no hay malas”, afirma Jackson. “No hay villanos, no hay héroes. Es solo una historia humana”.