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“Tuve una novia mayor que yo y fue increíble”: Sebastián Carvajal, protagonista de Ana de Nadie, se confiesa en SEMANA
El actor santandereano tiene suspirando a millones de colombianas cada noche con su papel en Ana de Nadie. El artista reveló por qué lo intimida actuar al lado de Paola Turbay y cómo se convirtió en actor.
La telenovela Ana de Nadie se ha convertido en la reina del rating en las noches de los colombianos desde su estreno, el pasado primero de marzo.
Si bien se trata de una historia conocida, un remake de la exitosa serie Señora Isabel, que justamente hace 30 años, en 1993, supuso un verdadero escándalo por retratar la historia de una mujer madura que se enamora de un hombre más joven, al descubrir la infidelidad de su esposo y el fracaso de un largo matrimonio, millones de televidentes se han conectado de nuevo con este drama, protagonizado esta vez por Paola Turbay, Jorge Enrique Abello y Sebastián Carvajal.
Justamente, SEMANA conversó con el actor que interpreta a Joaquín Cortés, el periodista que termina enamorado de Ana de Valenzuela (Paola Turbay). Un santandereano a quien ya los colombianos habían visto en producciones como La Cacica, en la que interpretó al exprocurador Edgardo Maya; Bolívar, Tarde lo conocí, Enfermeras y recientemente Manes (Prime Video) y Leandro Díaz.
Carvajal confesó por qué se siente intimidado al actuar al lado de la exreina y si, como su personaje, se ha llegado a enamorar de una mujer mucho mayor.
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SEMANA: ¿Imaginó el impacto que iba a tener esta novela? Se lo pregunto porque se trata de un remake, de una historia de la que se conoce su trama y hasta el final…
SEBASTIÁN CARVAJAL: La verdad, ha sido inesperado. Pero, al mismo tiempo, una maravillosa sorpresa. Sí, es cierto que la historia ya era conocida por muchos, pero están contadas en épocas diferentes. Sabía que Señora Isabel fue una novela que en su momento fue polémica, pero no tuve oportunidad de verla, creo que ni había nacido (risas), pero no he buscado ver la actuación que hizo Luis Mesa en su momento con Judy Henríquez. Con mi personaje de Joaquín Cortés quise construir un personaje desde cero.
SEMANA: ¿Al igual que su personaje, se ha enamorado de una mujer mucho mayor?
S.C.: Sí, cuando tenía 23 años tuve una novia diez años mayor que yo y fue increíble lo que vivimos. Una mujer mayor es experiencia, es madurez, es tener conversaciones profundas, es estar con una mujer que es segura de sí misma, que ya tiene una vida proyectada y eso te ayuda como persona a crecer mucho.
SEMANA: ¿Y a su vez qué cree que le aporta un hombre joven a una mujer mayor que él? ¿Sí son colágeno como dicen?
S.C.: Pues no creo que todos los casos sean iguales. Pero, en el caso de la novela, creo que la conexión con Ana se da porque un hombre joven le devuelve vitalidad, deseos de emprender nuevos proyectos, la hace sentirse de nuevo deseada, bella, amada, algo que quizás muchas mujeres pierden con el pasar de los años en relaciones en las que no son valoradas.
SEMANA: ¿Cómo ha sido trabajar al lado de Paola Turbay? ¿No lo intimida protagonizar al lado de una exreina?
S.C.: Uf, muchísimo. Cuando comenzamos a grabar la novela me sentía exactamente así, intimidado. Y eso que Paola es una mujer muy dulce, con la que se puede hacer un gran equipo en la actuación. Pero, a veces, me sorprendía estar delante de una mujer a la que yo veía lejana cuando estaba adolescente y la veía en televisión. Nunca me imaginé esto que estoy viviendo ahora con ella, hacer un protagónico con ella. Y esa intimidación la trasmito también a través de mi personaje en la novela; por eso, al comienzo a Joaquín le costaba incluso hasta verla a los ojos, porque eso mismo me pasaba en la vida real con ella.
SEMANA: Esta novela aparece en un momento en que la sociedad castiga con severidad la edad de las mujeres, las huellas que deja en su belleza el paso de los años…
S.C.: Y eso me parece injusto. Que las mujeres sientan permanentemente esa presión por tener que sentirse bellas, delgadas, jóvenes, cuando a los hombres no se les exige lo mismo. Pero, no sé si sea quizás por la historia misma que se refleja en la novela, creo que conforme van pasando los años, muchas otras mujeres han ido descubriendo que la belleza pasa por muchas otras cosas que no tienen que ver con lo físico, sino con lo emocional, con la felicidad, con lo que se lleva dentro.
SEMANA: Uno de los temas que plantea esta novela es el de la infidelidad. ¿Qué tan infiel ha sido Sebastián Carvajal?
S.C.: No estoy de acuerdo con la infidelidad. En eso soy un poco chapado a la antigua. Creo en las relaciones en las que uno pueda crecer al lado de una persona. Eso de las relaciones abiertas no es para todo el mundo. Y pienso que cuando uno deja de querer a alguien, el mejor camino es la honestidad, no comparto la idea de hacerle daño a alguien que te dio cosas buenas, que te quiso y a la que alguna vez también quisimos.
SEMANA: ¿Cómo terminó un administrador de empresas metido en la actuación?
S.C.: Cuando terminé el colegio en Venezuela me regresé para Colombia. Y por tradición familiar comencé a estudiar Administración de Empresas. La verdad era que, a pesar de que la gente me decía que tenía chispa y era histriónico, estaba desubicado. Comencé mi carrera y cuando llegaron las materias duras, matemáticas y contabilidad, me dije “esto no es lo mío”. Y estando en esas pude escoger una electiva en la universidad y me fui por el teatro. Tenía 19 años. Entré a teatro en tercer semestre y me enamoré de eso, no volví a clase y perdí casi todas las materias.
SEMANA: ¿Fue en ese momento que comenzó la idea de convertirse en actor?
S.C.: Sí, fue duro contárselo a mi familia. A mi papá le dije: “Yo nací para esto, a mí me encanta el teatro”. Y tomé la decisión y me vine para Bogotá convencido de querer ser actor. Llegué con una maleta llena de sueños, quería comerme esta ciudad. Y no ha sido fácil, me ha tocado ‘guerreármela’ muchísimo. Tanto, que un momento me di cuenta de que no podía vivir solo con los papeles que iba consiguiendo, desde que comencé en La Cacica, así que trabajé algunas veces como mesero y barman. Cuando recién llegué a Bogotá me presenté en varios bares para poder trabajar y sostenerme. Y el resto de tiempo me la pasaba estudiando actuación. Era complicado porque llegaba a clases cansado y con sueño, pero siempre entendí que debía prepararme para construir mi carrera. Cada vez que termino un proyecto me pongo a estudiar por meses.
SEMANA: ¿Cómo le llega la oportunidad de formar parte de La Cacica, que fue el principio de todo?
S.C.: Fue en una época en la que me ayudaba trabajando como instructor de TRX. Un amigo me pasó el contacto de alguien que requería entrenamiento en eso y que trabajaba con actores. Y cuando llegué a su casa, apenas me abrió la puerta, me dijo: “¡Tú tienes que ser actor!”. Y yo le dije que justamente llevaba varios años estudiando. Me dijo: “¿Sabes hablar costeño?”. Y yo le dije: “Le hablo lo que sea”. Hoy, él es mi mánager y fue así como me llegó la gran oportunidad de mi vida. Hoy, siento que estoy recogiendo los frutos de lo que sembré desde hace más de diez años.