biografia

Un 'playboy' de leyenda

Al acercarse los 40 años de la muerte de Porfirio Rubirosa se preparan un libro y una película sobre la espectacular vida amorosa del legendario 'latin lover' dominicano.

16 de diciembre de 2002

La leyenda dice que por su cama pasaron celebridades como Ava Gardner, Zsa Zsa Gabor, Rita Hayworth, Kim Novak, Marilyn Monroe, Jane Mansfield, Patricia Kennedy y hasta la venerada Eva Perón. Además de éstas, miles de mujeres anónimas hicieron parte de la lista de conquistas de Porfirio Rubirosa, considerado por sus hazañas amorosas el playboy del siglo XX. Esto sin contar a sus cinco esposas, de las cuales la primera era la dueña de su país por ser la hija del general Rafael Leonidas Trujillo, dictador de República Dominicana, y las dos mujeres más ricas del mundo en los años 40 y 50.

Aunque logró convertirse en diplomático en grandes capitales, ser amigo de la realeza y vivir en el glamoroso mundo del polo y los autos deportivos, es precisamente su éxito con el sexo femenino lo que lo hizo pasar a la historia. Ahora, casi cuatro décadas después de su muerte, la vida de Rubirosa está despertando interés y en la actualidad están próximas a salir una biografía y una película sobre este Casanova contemporáneo. Los productores de la compañía Rubirosa Pictures Film tienen en la mira a Antonio Banderas, George Clooney, Benjamin Bratt y a Benicio del Toro para el papel protagónico. Hace 25 años se había llevado a la pantalla la novela Los aventureros, de Harold Robbins, la cual había sido inspirada en el latin lover dominicano. La próxima realización, sin embargo, no es novelada sino estrictamente biográfica, lo cual, según los conocedores, la hace mejor aún que la de ficción.

Rubi, como lo llamaban sus amigos, no era un hombre buen mozo en el sentido tradicional de la palabra. No era alto ni fornido pero su atractivo de mulato con ojos claros hacía imposible no fijarse en él. De hecho, su principal atributo no saltaba a la vista: tenía fama de estar excepcionalmente bien dotado. Según describió Truman Capote en su novela inconclusa Plegarias atendidas (Answered prayers), Rubirosa contaba con un "poderoso instrumento de 28 centímetros, tan grueso como la muñeca de un hombre". Entre las fábulas que giran en torno a él está que sus pantalones debían ser confeccionados a la medida para que pudiera acomodarlo. No es casualidad que su apodo fuera 'Siempre listo', y no por ser precisamente un boy scout. Al parecer eran tan impresionantes sus atributos que en una oportunidad Zsa Zsa Gabor afirmó que "Rubi habría podido ser toda una atracción de circo".

Si a toda esta parafernalia se sumaba el hecho de que era estéril, en una época en la que aún no existía la píldora anticonceptiva, daba como resultado que las mujeres saltaran a sus brazos sin miedo. El le hacía propaganda a su esterilidad diciendo que era consecuencia de un bolazo en un partido de polo.

En síntesis, a Rubi le gustaba la buena vida y con su atractivo latino siempre se las arregló para darse gusto. Aunque nunca amasó su propia fortuna siempre encontró en el camino alguien que no tuviera reparos en compartir la suya. Incluso se calculó que gastaba anualmente un millón de dólares en sus caprichos. El primer mecenas en aparecérsele fue el general Trujillo, quien en 1930 llegó al poder y se quedó durante 31 años, haciéndose llamar el 'Benefactor'. En 1932, durante un juego de polo, al general le llamó la atención el joven capitán de 23 años. De ese primer encuentro Rubirosa recuerda las palabras: "Le dije que estaba estudiando derecho pero él me pidió que en vez de continuar pasara a la Guardia Presidencial. Yo pensaba que estaba hecho para el uniforme, lo que me gustaba porque sabía que a las mujeres les atraía ese vestuario", escribió con su frivolidad característica en la década de los 60 para unas memorias que nunca terminó.

Una de las primeras misiones que le encomendó el general fue la de recoger en el aeropuerto a su hija mayor Flor de Oro, de 17 años, quien regresaba de estudiar en Francia. Rubirosa, que en su adolescencia había vivido en París como hijo de diplomático, la cautivó al hablarle en francés, a tal punto que la joven lo solicitó como su escolta permanente. Los rumores de un romance llegaron a oídos de Trujillo, quien lo destituyó del ejército y ordenó que lo encarcelaran. Pero la rabia le duró poco y no sólo le dio la mano de su hija (vale la pena aclarar que fue ella quien le propuso matrimonio al novio y ¿cómo negarse?), sino también una pensión anual de 50.000 dólares y su primer cargo diplomático en Berlín. "Es excelente para ese tipo de trabajos porque las mujeres lo adoran y porque es un mentiroso", explicó Trujillo al nombrarlo en 1936.

Un año más tarde fue trasladado a la embajada de París, pero Flor decidió volver al lado de su padre, cansada de la infidelidad y del maltrato físico de Rubirosa, quien respondía con golpes ante los celos de su mujer. Increíblemente Rubirosa se dio el lujo de salir con vida del divorcio de la hija del dictador, quien después de Rubi tendría una colección de ocho maridos. Lo peor que le pasó es que fue declarado "persona non grata en Santo Domingo", y ante la pérdida de su vida acomodada tuvo que dedicarse a vender pasaportes a los judíos franceses que huían de Hitler. Afortunadamente el distanciamiento entre Rubirosa y su ex suegro no duró mucho y el dictador acabó sucumbiendo al encanto del hombre que había abandonado a su hija. Le siguió ofreciendo diversos e importantes cargos diplomáticos, como la embajada en Argentina, donde conoció y sedujo a Evita Perón, y la de Cuba, donde sobresalió no por su trabajo sino por ser el rey de la vida nocturna. Pero en realidad a él no le hacía falta trabajar. Ramfis Trujillo Jr., nieto del general, afirmó que "cada vez que Rubi necesitaba dinero, cuando se divorciaba de una de sus esposas millonarias, el abuelo le enviaba un cheque en blanco. En verdad lo quería como a un hijo".

Rubirosa siguió fiel a su condición de gigoló con Danielle Darrieux, una actriz de 23 años que se había convertido en la mejor pagada de Francia. Con ella se casó en 1942 y la prensa europea lo convirtió en su protagonista pues durante algún tiempo sólo habló del latino que había conquistado el corazón de la estrella francesa. Rubi fue trasladado a Roma y ese fue el inicio del fin del matrimonio.

Un día después de llegar a Italia la editora de la revista Harper's Bazaar fue al hotel donde se hospedaba la pareja para entrevistar a Darrieux. Se trataba de la reportera Doris Duke, quien de paso era la segunda mujer más rica del mundo por ser la hija única del propietario de la American Tobacco. Al final de la entrevista Doris salió del hotel no sólo con un buen artículo sino con Rubi. En realidad carecía de atributos físicos pero sus 500 millones de dólares compensaban esa deficiencia. Se rumora que la Duke pagó a la actriz francesa un millón de dólares para que se divorciara de su esposo. Si pagó o no pagó no se sabe. Lo cierto es que en 1947 Rubirosa se casó con ella y le fue bien porque ella le regaló medio millón de dólares, caballos de polo, un avión B-25 y una mansión del siglo XVII de tres pisos. Lo que no pudo comprar Doris fue la fidelidad de Rubi y su paciencia se agotó cuando lo encontró en la cama con su ex esposa Flor de Oro. El matrimonio no sobrevivió los dos años y así como le dio regalos de boda le tocó darle una gruesa suma para obtener el divorcio, además de una pensión de 25.000 dólares hasta que se casara con otra.

La pensión duró seis años hasta que Rubirosa logró el milagro de ganarse el premio gordo de la lotería, Barbara Hutton, la única mujer más rica que Doris Duke que había en el planeta. Era la heredera de la fortuna de los almacenes Woolworth. A sus 41 años había utilizado su herencia para tener esposos, amantes, joyas y propiedades. Tenía un precario estado de salud: era alcohólica, drogadicta y anoréxica. El día de la boda la mujer se fracturó un hueso del pie y Rubi no tuvo reparo en disfrutar de la noche solo. "Amor mío: yo no manejo un carro con una llanta pinchada ni monto un caballo cojo", le dijo. A pesar de la ofensa ella le obsequió la plantación de café más grande de República Dominicana, un avión nuevo, ocho caballos, otro avión, 60 trajes y 20 pares de zapatos, además de 2,5 millones de dólares en efectivo. Fueron los 53 días más costosos para Bárbara porque eso fue lo que le duró el matrimonio. Antes de Bárbara y después de ella Rubirosa tuvo una romántica y escandalosa relación con Zsa Zsa Gabor, su actriz favorita. La pareja se hizo aún más popular por sus constantes peleas. En una ocasión la actriz asistió a una rueda de prensa con un ojo morado y explicó: "Esta es la prueba de que Rubi me ama. Una mujer que nunca ha sido golpeada por un hombre nunca ha sido amada".

A los 47 años el playboy se enamoró de Odile Rodin, una aspirante a actriz 31 años menor que él, quien se convirtió en su última esposa. Al parecer con ella abandonó su vida loca, pero también se le acabó la época de bonanza y de cargos diplomáticos pues en 1961 asesinaron a Trujillo, su eterno salvador. Trató de probar suerte con varios negocios como su propia línea de perfumes, escribir su autobiografía y también comercializar un afrodisíaco. Pero fracasó y se sumió en la depresión y el alcohol. Algunos amigos incluso contaron que estaba tan desesperado por su falta de dinero que habló de casarse con Patricia Kennedy, la hermana de John F. Kennedy.

En todo caso murió en su ley a los 56 años. A las 7 de la mañana del 16 de julio de 1965, celebrando el triunfo de su equipo de polo, abandonó la discoteca New Jimmy's de París y se montó en su Ferrari, que se estrelló cinco minutos después contra un árbol en el bosque de Boloña. Al día siguiente The New York Times al registrar el accidente comentó: "La forma como murió fue digna de su leyenda".

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