T R A V E S I A
Vuelta al mundo en 365 días.
Durante un año los MacPherson, una típica familia norteamericana, recorrerán el hemisferio sur en busca de aventura. Y cualquiera lo verá por Internet
Hasta hace un par de meses la vida de Malcolm MacPherson , un escritor de 56 años casado y con dos hijos, transcurría sin mayores sobresaltos en un apacible barrio de Washington. Un buen día Malcolm decidió sacudirse la pereza y le comunicó a su familia su deseo de hacer realidad uno de sus mayores sueños: darle la vuelta al mundo. La idea de realizar un alocado viaje alrededor del planeta se convirtió en una obsesión para el novelista y con el, consentimiento de su esposa Charlie, una bióloga marina de 38 años, organizó una arriesgada travesía de un año por el hemisferio sur.
Pero su aventura no sería una gesta en solitario. Junto con él marcharían su mujer y sus pequeños hijos Molly y Fraser. Después de planear itinerarios y trazar la ruta más segura los MacPherson empacaron maletas y el pasado 31 de julio partieron hacia Panamá en unas vacaciones fuera de lo común que, si todo marcha bien, terminarán el primero de agosto de 2001 cuando regresen a su hogar luego de haber visitado lugares tan exóticos como Machu Picchu , la Patagonia, las cataratas del Iguazú, la Antártida, Namibia, Botswana, Zimbabwe, las islas Mauricio, India, Tailandia, Australia, Tasmania, Nueva Zelanda, Singapur y Filipinas.
Pero darse un año sabático tiene su precio. Durante 12 meses Malcolm y Charlie no trabajarán, lo que significa que sus ingresos se verán disminuidos y cualquier gasto adicional constituye un peligro para el presupuesto. Lo anterior es preocupante si se tiene en cuenta que sólo en pasajes aéreos los MacPherson han tenido que invertir más de 25.000 dólares. Todos los recursos han salido de su propio bolsillo y sólo cuentan con un pequeño patrocinio de la revista Newsweek, que se mostró interesada en publicar las crónicas de los MacPherson en su página en Internet.
“Hay miles de razones para no realizar el viaje pues el costo en tiempo y dinero es muy alto. Tal vez existan mejores maneras de invertir el dinero pero nosotros estamos convencidos de que esto es muy importante. El mundo está ahí para ser visto y queremos vivir una gran aventura como familia antes de que los niños crezcan y se vayan por su cuenta”, señaló Malcolm en entrevista con SEMANA.
El dinero no es su único talón de Aquiles. Los cambios bruscos en la vida cotidiana han comenzado a hacer estragos, especialmente en los niños, quienes han sufrido alteraciones en el estado de ánimo.
Para ellos no ha sido fácil estar lejos de sus amigos, abandonar el colegio y cambiar la comodidad de su casa por viajes en buses destartalados que serpentean por las escarpadas cimas de los Andes.
Molly , de 10 años, ha sido la más afectada. Mientras paseaba por el Canal de Panamá unos marineros la confundieron con una mujer mayor y la acosaron con piropos e insinuaciones. Fraser, el pequeño, de 9, tampoco ha corrido con buena suerte pues en Santiago estuvo a punto de ser atropellado. El niño estaba saltando por encima de los bolardos cuando de repente resbaló y rodó hacia una de las avenidas más congestionadas de la capital chilena sin que sus padres pudieran hacer nada para evitarlo. Los gritos de Charlie advirtieron a Fraser del peligro y el niño alcanzó a esquivar un taxi que venía a toda velocidad.
Durante la jornada de esquí en el volcán Llaima los destellos del sol sobre la nieve encandilaron a los niños, quienes al otro día no eran capaces de abrir los ojos debido al dolor. Ante el temor de que hubieran sufrido quemaduras en la retina ingresaron a un hospital, en donde recibieron atención médica.
Pero no todo ha sido malo en los últimos dos meses. Los MacPherson han visto selvas, montañas, lagos, desiertos y decenas de paisajes alucinantes que han hecho que el sacrificio valga la pena.
Y para Malcolm eso es mas que suficiente: Toda aventura tiene un riesgo. Nosotros fijamos los limites pero queremos que nuestros niños aprendan a tomar los riesgos de la vida por si mismos.