Carlos Duque recurrió a su ingenio para convencer a Gabo. El fotógrafo y publicista le recordó a SEMANA que el nobel estaba agotado después de viajar desde La Habana, hacer escala en Caracas y aterrizar en Cartagena a las 2 de la madrugada. “Lo abordé para recordarle que teníamos una cita, pactada meses antes en Bogotá, y le vi la cara de NO. Atiné a decirle: ‘Gabo, lo único que necesito es que me regales 30 minutos de tus cien años de soledad”’. La frase derrumbó el cansancio del escritor y no tuvo más remedio que acceder. Así, Duque alcanzó el sueño personal que había perseguido por años, retratar al “creativo colombiano” que más ha admirado. La anécdota también refleja su espontánea recursividad.Como en el pasado expresó Enrique Santos, “quizás la mayor fortaleza de Carlos Duque es su capacidad para interpretar el mundo de los medios de comunicación masiva y su relación con los personajes públicos”. Y es que recorrer su trabajo es exponerse a los rostros de personajes que desde distintos ámbitos han cambiado la historia de Colombia en los últimos 40 años. Cientos de hombres y mujeres cuyos nombres han figurado en las primeras planas de la escena mediática tuvieron su momento con Duque, quien asegura que a la fecha ha realizado por lo menos 800 retratos.Sus registros marcan un segundo en la vida de personajes esenciales, desde Gabo y el maestro Fernando Botero, pasando por los que cambiaron la cara de las artes escénicas como Fanny Mikey, Santiago García y Jorge Alí Triana, periodistas como Daniel Samper Pizano, fotógrafos que cruzaron fronteras como Fernell Franco (a quien le aprendió que el blanco y negro es más honesto que el color) y poetas como Jotamario Arbeláez y Juan Manuel Roca. Duque los plasmó con su ojo, su ambientación y su encuadre porque, como él mismo asegura, quien hace un retrato dirige una escena.Políticamente dejó una huella todavía vigente con su famoso retrato de Galán para la campaña de 1982, cuando se consagró como un publicista político de vanguardia. Pero el oficio de retratar evoluciona tanto como los personajes. La foto que realizó para la campaña del mismo líder político en 1986 así lo demuestra. Sobre esta, Duque aseguró: “Está inspirada en la imagen icónica del Che del cubano Alberto Korda. Después del famoso afiche que diseñé en 1982, donde Galán aparece con su grito revolucionario, era necesario bajar el tono y mostrar un político más sereno”.El palmireño describe el retrato como una conversación visual entre el fotógrafo y el personaje que permite leer a la persona por la geografía de su rostro. Considera esencial que haya una conversación y una complicidad. Cuando el fotografiado se muestra sin sonrisas prefabricadas y no se pone una máscara, los rostros hablan por sí solos.