BRASIL 2014

El verdugo del 94

El jugador recuerda el partido en el que orquestó con un golazo y dos asistencias la victoria rumana frente a Colombia en USA 1994.

Gheorghe Hagi
13 de junio de 2014
Los dos ídolos lucharían en 1994 y en 1998. En ambos duelos Rumania salió victorioso.

Cuando el árbitro dio inicio al encuentro, ya conocíamos todos los detalles del equipo colombiano. Absolutamente todos. Durante tres semanas, desde el día en que aterrizamos en Estados Unidos, nos habíamos sentado a analizarlos. Conocíamos sus excelentes partidos en las eliminatorias, en particular el 5-0 contra Argentina, su gran mediocampo liderado por Carlos Valderrama y sus tres atacantes fenomenales: Asprilla, Rincón y ‘el Tren’ Valencia. Pero al mismo tiempo sabíamos que la defensa no era tan fuerte y entonces los golpeamos allí, donde más les dolía y menos lo esperaban. Así preparamos el partido, al contragolpe.

Colombia, en cambio, pensaba que iba a ganar antes de jugar. Era el favorito y por eso cometió el error de no analizar en detalle a sus rivales, algo que Mondragón me confirmó años más tarde cuando lo dirigí en Galatasaray. No sabían que Rumania era un equipo poderoso y difícil de derrotar. No tomaron en cuenta que teníamos jugadores con personalidad como los delanteros Florin Raducioiu e Ilie Dumitrescu y que poseíamos la claridad para llegar lejos. Contábamos, además, con Anghel Iordanescu, un entrenador que supo fortalecernos mentalmente y ayudó a crear un muy buen ambiente, algo crucial si se quiere ir lejos en un Mundial.

Cuando llegó el día del partido, nunca creímos que Colombia iba a salir en la primera ronda. Teníamos en frente a un equipo que le podía ganar a cualquiera. Sobresalía entre todas las figuras ‘el Pibe’, un jugador especial con mucha técnica, un muy buen pasador que tenía una visión de juego impresionante, que gustaba mucho a la gente. Pero nuestro pensamiento era que podíamos hacer un gran Mundial. De hecho, yo personalmente creía que lo podíamos ganar.

En el gol que le metí a Colombia ya sabía, de ver tantos de sus partidos, que Córdoba jugaba muy adelantado. Él se hacía por fuera de la puerta, demasiado, y yo creo mucho en mi pierna izquierda, así que confié en mi potencia y me salió. De hecho, yo había entrado al campo con esa idea y hasta había intentado un disparo de media distancia antes del gol y estuve muy cerca. Para mí, fue el mejor de todo el torneo y mi mejor momento en el Mundial, solo comparable con el partido contra Argentina a la que vencimos en octavos de final 3-2. Cuando les ganamos a los albicelestes, demostramos que podíamos ganar el Mundial y que no fue una casualidad que hubiéramos derrotado a Colombia.

De esa Copa del Mundo no me arrepiento de nada, aunque sí siento lástima de haber salido en cuartos contra Suecia cuando teníamos el partido bajo control. A falta de cinco minutos para que se acabara la prórroga, ganábamos 2-1 y ellos tenían dos jugadores menos, uno expulsado y el otro lesionado. Nos relajamos y nos empataron con un centro por la derecha. Perdimos por penaltis.

Solo sé que fuimos una generación que estuvo diez años en el nivel más alto, que participó en tres Copas del Mundo (1990, 1994, 1998) y en dos Eurocopas (1996, 2000). Ahora hay que trabajar mucho para que Rumania vuelva a ese nivel. Por eso desde hace un par de años tengo la mejor academia rumana de fútbol. Somos campeones en todas las categorías inferiores y, aunque la edad promedio de nuestra titular es de 21 años, ya jugamos en la primera división. Mi objetivo para 2020 es que la academia produzca una gran cantidad de jugadores para la selección y que así podamos volver a un Mundial.

Lo que hay que entender es que el fútbol ha cambiado. Sobre todo en la preparación. El juego de hoy es más atlético, más físico, se corre más. Los rivales cada vez dejan menos espacio y hay más contacto. Pero el buen fútbol sigue siendo el del buen toque y el de los grandes jugadores. Se necesita más espectáculo y para que lo haya se necesitan más jugadores como Maradona y Messi, que tienen muchísima calidad en el campo. Cuando se quiere ser campeón se necesitan creadores que rompan el esquema, tengan pases y puedan desequilibrar un partido y hacer la diferencia.

En cuanto a Brasil 2014, creo que los favoritos son el anfitrión, Argentina, España y Alemania. Esos cuatro equipos van a disputar el título. De todas formas, Italia puede hacer lo de siempre y hacer un gran torneo. Bélgica se me hace muy interesante. Y Colombia, por supuesto, también tiene un muy buen equipo. Mucha suerte en el Mundial y saludes a Carlos ‘el Pibe’ Valderrama, ahora que los dos estamos viejos.

¿Quién es Hagi?
Gheorghe ‘Gica’ Hagi es considerado el mejor jugador rumano de todos los tiempos. Un ‘10’ nato y de carácter fuerte, sobresalía por su poderosa zurda, su velocidad y su visión de juego. Saltó a la fama cuando ganó la Supercopa de Europa con el Steaua Bucarest en 1986, a los 21 años. En 1990, fichó por el Real Madrid pero no le fue bien y dos años después recayó en las filas del Brescia, al que ascendió a la primera división italiana. En 1994 llegó al Barcelona pero tuvo problemas con la directiva y se fue a Turquía para jugar con el Galatasaray, donde se convirtió en uno de los máximos ídolos del equipo. Allí se retiró y hoy tiene un equipo de fútbol en la primera división romana.


Lo que dice Córdoba
¿Qué recuerda del gol?
Recuerdo en primera instancia una bola que salió como centro y, cuando traté de salir, la bola cambió de dirección y se convirtió en un tiro al arco. Ya después no supe qué hacer con esa bola.

¿Es verdad que no habían estudiado a los rumanos?
En esa época no teníamos las facilidades para ver los videos de los rivales. A duras penas el comentarista Iván Mejía era el único con parabólica para ver goles del mundo. No teníamos mucha información. En verdad ni siquiera poca. No teníamos información de ellos.

Hagi dijo que usted a veces se adelantaba…
Sí, se nota que me analizó. Cuando tuve la oportunidad de vivir un tiempo en Turquía conocí su filosofía, de un señor que viene de un país bélico, donde la mayoría de sus ciudadanos tienen conocimientos y rangos militares y no me lo había esperado. Eso lo aprendimos cuando tuvimos la oportunidad.