Especial Transición Energética
70% de la electricidad en Colombia se genera con agua: ¿qué riesgos existen por la escasez de lluvias?
Como si se tratara de una banda de música sinfónica, toda la cadena energética debe funcionar en armonía. Estos son los principales factores que ponen en riesgo la seguridad eléctrica del país.
Durante 30 años y después del apagón, el sistema eléctrico colombiano se ha desarrollado, en sus diferentes componentes, de manera equilibrada. Las decisiones de política pública adoptadas oportunamente, los estímulos y garantías para realizar inversiones necesarias, la capacidad técnica para operar la generación, transmisión, distribución y comercialización de la energía eléctrica y el uso eficiente de los recursos naturales; han sido un proceso en constante evolución que hoy permite comparar el sistema de energía eléctrica del país con una sinfonía, en la que cada instrumento cumple su función dentro de toda la partitura legal y buscando siempre el compás y ritmo adecuados entre la oferta y la demanda de energía.
Lograr esta sincronización requiere de una dirección cuidadosa y conocedora de todos los elementos. Si un instrumento falla en su afinación, se debe intervenir adecuadamente para ponerlo a punto, pero si se cambian notas en toda la partitura, desconociendo los principios que la rigen, la sinfonía quedaría en desequilibrio.
Por un sistema eléctrico que conserve la armonía
Mantener el balance entre la oferta y la demanda es lo más importante para garantizar que el sistema funcione armónicamente. Sin embargo, en los últimos años las necesidades y consumo de energía (demanda) han aumentado más que la energía disponible (oferta).
La proyección de demanda estimada por la UPME (Unidad de Planeación Minero Energética) para el largo plazo, daba cuenta de un crecimiento del 2,5% anual, pero la cifra llegó al 7% en 2023, un dato alarmante teniendo en cuenta el retraso en la disponibilidad de nueva oferta de energía firme por los proyectos eólicos demorados y el retraso de Hidroituango (actualmente al 50%). De no contar con muchos de estos proyectos pronto, Colombia podría no estar preparada para el próximo fenómeno de El Niño.
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Recordemos que en Colombia el 70% de la electricidad se genera con agua y el riesgo de pasar por un escenario de escasez de lluvias, en donde se encuentran los embalses, es de atención.
Aquí, la sinfonía aumenta su dificultad de sincronización por diferentes variables: las fuentes de generación térmica, que corresponden al 30% del sistema, deben entrar en operación como el respaldo necesario a pesar de su mayor costo e impacto en las tarifas; la demanda aumenta por el mayor uso de sistemas de refrigeración; y si se suma que iniciaron cobros diferidos a los usuarios por la llamada “Opción Tarifaria” (saldos pendientes por pagar desde la pandemia que suman más de 5 billones), el resultado es un estrés mayor a todo el sistema, especialmente para el Caribe, por factores como las pérdidas por robos y las inversiones en las redes (que se transfieren a los usuarios) y los cobros adicionales y distintos a la electricidad incluidos en la factura.
El Gobierno ha expresado que el sistema perdió su armonía y que las empresas, a pesar de que han invertido cerca de 140 billones de pesos en su funcionamiento, tienen responsabilidad en la desarmonía. Puesto así, pareciera que la única opción es intervenir toda la partitura mediante una reforma a la Ley de Servicios Públicos, pero ¿realmente sonará mejor la sinfonía de esa manera?
Hacerlo así sería desconocer los verdaderos sonidos discordantes. Por ejemplo: la estrechez entre oferta y demanda que solo se soluciona con nuevos proyectos terminados, ampliando la oferta de contratos de largo plazo y reduciendo la exposición a precios de la bolsa de energía de los distribuidores; la estabilidad jurídica necesaria para traer confianza inversionista (el Estado demostró en el pasado poca capacidad de respuesta para atender la demanda eléctrica, una lección aprendida en el apagón de los noventa).
Por el contrario, es necesario enfocarse en preservar la institucionalidad a través de la CREG y de reglas claras de juego para que se mantenga la inversión y los proyectos cumplan sus plazos de entrega de energía. Además, se pueden generar alivios inmediatos a los usuarios más afectados, con ayudas al pago de los saldos pendientes desde la pandemia o inversiones en las redes, a través de recursos públicos, que se traducirían en una reducción inmediata de las tarifas en el Caribe.
La partitura de esta sinfonía de la energía eléctrica nos muestra varios elementos que requieren mayor sincronización a través del debate basado en información técnica y veraz, la voluntad de todos los músicos, públicos y privados, para aportar soluciones reales y de corto plazo, y la apertura a la escucha y el consenso. De esta forma, conservaremos la melodía que nos ha entregado electricidad ininterrumpida y a precios competitivos por más de treinta años.
Contenido elaborado con el apoyo de ISAGEN.