Especial Líderes Empresariales
Así se está transformando el café colombiano para conquistar nuevos mercado
Germán Bahamón, gerente general de la Federación Nacional de Cafeteros, sigue firme en su intención de darle un giro al sector. Hoy al menos 15 comités departamentales apoyan esta nueva visión que ya ha mostrado resultados.
Germán Bahamón llegó a la gerencia general de la Federación Nacional de Cafeteros (FNC) con propósitos muy claros: transformar el sector, hacerlo crecer y llevar a otro nivel la proyección nacional e internacional del grano. “No llegué a vender esperanza, tenemos una oportunidad real de mejorar la vida de nuestros cafeteros, generar valor para el país y para todos los stakeholders que hay en esta cadena”.
En la historia de la Federación es posible identificar hitos importantes. ¿Cuál es la transformación que usted quiere liderar?
Germán Bahamón: Lo primero que hay que saber es que el café tiene más futuro que pasado y es algo que venimos socializando con los cafeteros. Cada hito ha sido significativo dentro de su contexto, y ahora, 97 años después de la creación de la FNC, nos corresponde el de la sostenibilidad social, económica y ambiental. Estamos convencidos de que hay una oportunidad para aprovechar cada uno de los eslabones de la cadena, agregar valor al producto y hacer que siga siendo el estandarte y protagonista de la economía colombiana, como lo fue entre julio y septiembre de este año, cuando el país creció gracias al café.
¿Cómo está proyectada la construcción de ese futuro?
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G.B.: Tiene tres ítems, enfocados en cómo somos cada vez más responsables con el gasto, es decir, austeridad; cómo somos más eficientes y cómo traemos innovación al gremio. Hoy, por ejemplo, podemos decir que logramos reducir en 20 por ciento los gastos de administración y crecimos en todas las empresas. Lo que se hizo con AlmaCafé, la fábrica donde se produce Juan Valdez, es una muestra de lo avanzado. Pasamos de una empresa inadvertida, que generaba pérdidas anuales, y la convertimos en una de las joyas de la corona. Se estima que este año generará 25.000 millones de pesos en utilidades, para reinvertir en infraestructura y en capacidades institucionales para apoyar al caficultor.
Innovar está en su ADN, ¿cómo contagiar al sector para poder dar el gran salto que tiene en mente?
G.B.: Nuestro objetivo es ampliar el portafolio e incursionar en nuevos momentos de consumo, para que personas de todas las edades puedan disfrutar bebidas a base de café. Recientemente lanzamos con Juan Valdez Cold Coffee, la bebida oficial de los Chicago Cubs, y también introdujimos un ready to drink en Japón. En este país, el 50 por ciento de las bebidas calientes consumidas son de café, y el 80 por ciento de las opciones en lata en máquinas expendedoras también. Este mercado, en general, representa una gran oportunidad, además de la posibilidad de atraer a jóvenes consumidores. Queremos que Colombia sea parte de esta expansión, que incluye bebidas energéticas, funcionales y con leche, listas para consumir.
Por otro lado, es urgente trabajar en la mejora de la recolección. Actualmente, el 47 por ciento de los costos de una carga de café están relacionados con la recolección manual, lo que nos resta competitividad. Vengo del sector tecnológico y tengo la certeza del impacto que puede tener introducir innovación para transformar el gremio. Estamos colaborando con universidades y aliados en el desarrollo de tecnologías de recolección basadas en mecatrónica, tomando como inspiración avances aplicados en cultivos como olivos y manzanas.
Otro de los temas importantes es el de la asociatividad, ¿cuál es la estrategia?
G.B.: Hoy hay muchas marcas y lo que queremos es lo contrario, acompañarlos para que se asocien. Por eso lanzamos una marca en el Huila y vamos a lanzar nuevas marcas en Caldas, Santander, Antioquia, Quindío y Norte de Santander. En cada departamento habrá un centro de industrialización regional, a cargo de AlmaCafé, donde se generará la marca. Los pequeños cafeteros percibirán la rentabilidad de toda la cadena.
¿Sigue activo cafedecolombia.com?
G.B.: Lo estamos transformando para lograr un acercamiento más directo entre productores y consumidores. Un ejemplo es el trabajo que realizamos con la marca de café de Sofía Vergara, producida por AlmaCafé y despachada en Soacha. Este proyecto nos ha permitido expandirnos a plataformas como Amazon y Mercado Libre. Actualmente, cualquier persona en Estados Unidos o Canadá puede comprar este café a través de su página web y recibirlo en menos de 72 horas, garantizando una experiencia de calidad.
En esta nueva era del café colombiano, ¿qué resulta indispensable para seguir incrementando las ventas nacionales e internacionales?
G.B.: Hay que vender narrativas. En el Meta se produce café, también en Caquetá y Chocó, pero se necesita de un concepto para garantizar su efectiva comercialización. Cuando Carlos Vives dice que nació en frente del mar y con un nevado a sus espaldas, uno entiende lo mucho que se han desaprovechado los atributos de la Sierra Nevada para vender su café. Tenemos unas cualidades importantes intrínsecas de la oferta agroclimatológica que nos pueden ayudar. El café de Colombia no es uno. Existe una diversidad enorme de perfiles y de experiencias sensoriales. Podemos ofrecer productos con balance, acidez cítrica, dulzor, o con todo esto junto. Cuando uno va a Emiratos Árabes o China, se da cuenta de que ellos están pidiendo algo distinto al francés, el inglés o el sueco; están explorando. Entonces hay una gran oportunidad.
¿Qué le permitió convencerse de la posibilidad de darle un giro a un sector anclado en la tradición?
G.B.: Estoy convencido de que el liderazgo debe construirse con el ejemplo. Tengo más de 25 años de experiencia internacional y corporativa, que es una combinación importante para lo que necesita el café hoy. Además, como cafetero del Huila, entiendo las regiones y las necesidades del gremio. No me considero un salvador, pero sí un comprometido con la transformación y entiendo muy bien lo que puede significar para el progreso de la cadena de valor la agregación de valores. Nuestro gremio estaba anclado en la nostalgia, y era necesario dar un paso adelante hacia la innovación.