BIODIVERSIDAD

Barranquilla da el salto a la biodiverciudad

La capital del Atlántico le está apostando a una revolución verde que se abre paso en el Caribe colombiano.

9 de septiembre de 2020

Con una apuesta sin precedentes, Barranquilla le apunta a convertirse en la primera biodiverciudad de Colombia. Para conseguirlo, tiene entre sus prioridades asegurar la preservación de su territorio y recursos naturales, recuperar sus cuerpos de agua, aumentar sus zonas verdes y dar el salto a las nuevas tecnologías de energía renovable.

A la sólida transformación urbana de los últimos 12 años, se le suma un conjunto de prioridades ambientales en un modelo de crecimiento que implica darle una mayor importancia a la sustentabilidad. Igualmente, un metabolismo urbano que conduzca a una reducción en su impacto sobre el medioambiente y los recursos, en el que son claves las medidas que den tránsito hacia una economía baja en carbono.

Barranquilla tiene cuatro bosques urbanos que suman 16 hectáreas de espacios destinados exclusivamente al desarrollo de 15.714 árboles.

En esta senda, Barranquilla evidencia avances que han sido reconocidos en Colombia y en todo el planeta, como sobresalir entre las 59 ciudades, de 17 países, del programa de urbes arboladas en el mundo de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y la Fundación Arbor Day (Día del Árbol). Un reconocimiento a la siembra de 250.000 árboles adultos, la recuperación de parques, la generación de zonas verdes en bulevares y la creación de un Centro Interactivo Ambiental, entre otras acciones.

Logros como estos son parte del principio de una revolución ambiental que promueve la Puerta de Oro, que hoy, bajo el liderazgo del alcalde Jaime Pumarejo Heins, tiene la mirada puesta en proyectos de ciudad futuro en concordancia con el cambio climático y la comunión con el planeta.

Según el Distrito de Barranquilla, está proyectada la creación de otros bosques urbanos en algunos puntos de la ciudad que cumplan con las condiciones de desarrollo requeridas.

Futuro con energía

El Plan de Desarrollo 2020-2023 ‘Soy Barranquilla’ contempla la producción e implementación de energía solar para el autoconsumo, con lo que se busca la reducción de 23.000 toneladas de CO2 por año en la ciudad. A esto se suman mejoras para la red pública y seguridad energética ante posibles eventos climáticos externos.

Al poner en marcha este proyecto, se abre una gran plataforma para que Colombia esté en el escenario internacional: “Esta es nuestra gran apuesta en materia energética. Hoy Barranquilla les dice a nuestro país y al mundo que estamos en la búsqueda de ser la capital energética de Colombia a través de la energía solar, un proyecto de esta magnitud traerá muchos beneficios”, anota Pumarejo Heins. No es para menos, Barranquilla cumple con muchas características que la hacen propicia para dar el salto ambiental, como su ubicación geográfica y climática.

Nuevos aires

En la actualidad, Barranquilla tiene cuatro bosques urbanos que suman 16 hectáreas de espacios destinados exclusivamente al desarrollo de 15.714 árboles, en su gran mayoría de especies de bosque seco tropical y otras especies ya adaptadas a la región.

El más reciente bosque urbano que abrió sus pulmones se localiza en Villas de San Pablo, una zona de viviendas que surgió hace algunos años en el área de expansión urbana. “Aquí nace un nuevo bosque con 3 hectáreas, es decir, 3.000 árboles aproximadamente, un alto contenido arbóreo por hectárea. Al mismo tiempo, le damos un pulmón a un sector para que conviva con la naturaleza y no pierda ese contacto”, explica Pumarejo Heins.

Esta implementación también requiere del trabajo conjunto entre Gobierno local y comunidades. “El beneficio que esto traerá es la apropiación de los vecinos con este entorno, quienes son pieza clave en un compromiso de sostenibilidad”, agrega el mandatario barranquillero.

Revivir la ciénaga de Mallorquín

Durante décadas, la ciénaga de Mallorquín, uno de los ecosistemas más valiosos de Barranquilla y el Atlántico, se había sumergido en el lodo del olvido, pero la apuesta de biodiverciudad del alcalde Pumarejo ya le otorga un nuevo impulso. La primera siembra de manglares el pasado 21 de agosto en la ciénaga marcó ese redescubrimiento.

La ciénaga de Mallorquín ha estado afectada por una creciente contaminación, que ha impactado negativamente la economía, la salud y las condiciones de vida de las comunidades vecinas. Seis agentes de degradación dañan este tesoro: los rellenos, la ocupación ilegal, la deforestación del manglar, la contaminación química por residuos sólidos, la sedimentación y la erosión costera.

Su deterioro ecológico amenaza el hábitat de las especies que alberga, el modo de vida del pescador, y la regulación climática para Barranquilla y el Atlántico. Sin embargo, la ciénaga aún conserva 4 especies de mangles, 15 de invertebrados marinos, 9 de peces, otras tantas de anfibios, 7 de reptiles y 81 de aves.

El proyecto de recuperación cubre un área aproximada de 980 hectáreas.

El proyecto incluye la recuperación ambiental del cuerpo de agua, un ecoparque con senderos ecológicos, miradores palafíticos, y una zona habilitada para la práctica de deportes náuticos y ciclovías.

Las aguas residuales que hoy llegan a la ciénaga de Mallorquín se desviarán para ser conducidas a una planta de tratamiento, luego de lo cual serán vertidas al río Magdalena.

“Más allá de cualquier apuesta que hayamos hecho, esta es una propuesta para la Barranquilla del futuro. Hoy les podemos decir a nuestros visitantes que no solo tenemos río, sino que también tendremos mar y ciénaga. Es una recuperación ambiental, pero también una recuperación que nos permite darles dignidad a las poblaciones que viven en los alrededores de la ciénaga. Esta es la primera muestra visible de nuestra apuesta por la biodiverciudad”, destaca el mandatario distrital.

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