NATURALEZA
Por un bosque nuevo
Según la ONU, en los últimos 25 años Colombia se ubicó como uno de los 11 países con mayor pérdida de superficie forestal del mundo.
Mucho se habla de la importancia de proteger los recursos naturales y de preservar los bosques y las selvas. Sin embargo, las cifras indican que en el caso de Colombia, muchas veces las palabras se están quedando en el aire. Datos del Ideam señalan que cada hora se pierden en el país 20 hectáreas de bosque, un ritmo de tala tan enérgico que no es de extrañarse que Colombia esté entre los 11 países con mayor pérdida de superficie forestal, según la ONU.
De seguir así, rápidamente el país podría dejar de ser uno de los más biodiversos del planeta, pues es evidente que sus más de 59 millones de hectáreas de bosques (es decir, más de la mitad del territorio continental), están en peligro y, con ellos, las especies animales y el agua fresca.
Para hacerle frente a esta devastación, la Universidad Ean, en alianza con la Fundación Natura, planea sembrar 8.000 árboles en un polígono de 17.500 metros cuadrados, con lo que se daría vida a un nuevo bosque en el país.
Este proyecto se desarrollará en el marco de la práctica de restauración ecológica que tiene como premisa la Fundación Natura, que consiste en la recuperación de terrenos que fueron destinados para la minería o la ganadería y que, gracias a prácticas de reforestación como estas, son retornados a su estado natural.
Ubicado en el municipio de Guasca, en Cundinamarca, más exactamente en la Reserva de Encenillo, en la zona de amortiguación del Parque Nacional Natural Chingaza, este proyecto arrancará el 27 de abril con una primera jornada en la que se sembrarán 500 ejemplares. Los 8.000 árboles previstos para este territorio se sembrarán por fases en un periodo de cinco años; no obstante, se espera que al cabo de tres años ya se vean coberturas vegetales que reflejarán cambios a escala en el paisaje.
“Con esta iniciativa no solo reafirmamos nuestro compromiso con la sostenibilidad y con una grave problemática como es la deforestación –asegura Elsa Gómez, gerente de Mercadeo de la Universidad Ean- sino que queremos invitar a la sociedad a repensar los modelos con los que nos relacionamos con nuestro entorno y que ponen en jaque incluso la supervivencia humana”.
Para que esta iniciativa sea un éxito, se espera contar con el apoyo de la comunidad universitaria y con voluntarios de diferentes sectores. Así mismo, los trabajadores de la reserva, quienes en su mayoría son habitantes de la zona, contribuirán con la siembra organizada y con el cuidado de los árboles.
El Bosque Universidad Ean le devolverá superficie forestal al planeta y ayudará a mitigar el deterioro de la calidad del aire en Bogotá, que en los últimos meses se ha visto afectada por los altos índices de contaminación. Es importante tener en cuenta que corredores biológicos naturales como Encenillo son los que amortiguan las condiciones ambientales de los centros urbanos del país.
Más que aire puro
Uno de los grandes aportes de este tipo de reservas es la producción de aire limpio y puro. Pero su importancia va más allá, pues estos lugares también son el hábitat de diferentes especies animales. En el caso de la Reserva de Encenillo, allí viven aves como la pava de montaña y la tingua bogotana, y también es refugio de mamíferos como el zorro plateado de páramo, el guache o cusumbo y el armadillo.