Caficultura
Café VIP. ¿Cómo las buenas prácticas posicionaron a Colombia entre los mejores productores del mundo?
Programas contra el cambio climático, las enfermedades de los cultivos, la escasez de agua y el desinterés de las nuevas generaciones en la caficultura son estrategias de Nescafé® para que Colombia siga siendo líder en el mercado mundial.
La combinación de ecosistemas, altitud y clima en Colombia han hecho del país, según la Federación Nacional de Cafeteros, uno de los líderes mundiales de producción de café.
Durante el primer trimestre de 2021 la producción cafetera nacional presentó un comportamiento más dinámico que en el año 2020, alcanzando 3,28 millones de sacos, lo que significa un aumento de 13,3 por ciento frente a la producción del mismo periodo de 2020 (2,85 millones de sacos). Igualmente, la producción acumulada durante los últimos 12 meses se situó en 14,27 millones de sacos, lo cual representa una caída de 0,2 por ciento frente a lo registrado en 2020. A pesar de esta caída, la producción nacional de café continúa registrando niveles históricamente altos.
Sin embargo, la Federación, el Ministerio de Agricultura y el Ministerio de Minas han insistido en que para ese liderazgo no solo han sido claves las condiciones geográficas y climáticas del país, sino también la implementación de buenas prácticas agrícolas, que son para los mercados importadores fundamentales al momento de hacer negocios.
Santiago Arango, responsable del Plan Nescafé®, asegura que, precisamente, las prácticas de cultivo responsables y respetuosas son pilares de Nestlé® en sus procesos de cultivo.
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De esta forma, la compañía se alía con los productores para producir más, mantener la producción saludable y trabajar en sintonía con la naturaleza, con prácticas denominadas “Cultivado con Respeto”, que incluyen acciones desde la semilla hasta que llega a la taza del consumidor.
A través del Programa Plan Nescafé®, 17.000 familias en el país se benefician con acciones que buscan impedir las amenazas para el futuro del café debido al cambio climático, las enfermedades de los cultivos, la escasez de agua y la despoblación a raíz de las personas que abandonan las fincas para irse a la ciudad.
“Un aspecto fundamental en ello es la formación a las futuras generaciones para que no abandonen las fincas y siga la tradición. Queremos mantener vivo el cultivo del café como forma de vida, por lo que trabajamos con los jóvenes a través de formación y capacitación para que sigan la labor de sus padres y sean caficultores”, preció Arango.
Además, se incluyen otras acciones como permitir el acceso a fertilizantes para mejorar la productividad y calidad, especialmente como opción para la producción del café de origen de la marca, como son Nescafé® Artesano Santuario (Risaralda) y Artesano Antioquia, y la distribución de plantas para garantizar la existencia de los cultivos.
Todo esto de la mano de múltiples acciones que involucran a las comunidades, su formación, la generación de nuevas oportunidades de mercado y la socialización de fórmulas que lleven al menor impacto ambiental y social posible.