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Cafelab: la iniciativa de un colegio en Huila para aprovechar los residuos del café y cuidar el medio ambiente
El municipio de Pitalito, Huila, es el mayor productor de café en Colombia. Hoy vuelve a ser noticia gracias a un grupo de jóvenes que está revolucionando el proceso de cosecha con una innovadora iniciativa.
En las aulas de la Institución Educativa Montessori, en Pitalito, Huila, se gestó Cafelab, un proyecto que hoy está en los ojos del mundo. De hecho, obtuvo el primer lugar en la categoría ‘Acción ambiental’ de los premios World’s Best School Prize, que son entregados por T4 Education, una organización global que trabaja en la transformación de la educación, a través del empoderamiento de los profesores.
En reconocimiento al proyecto, se le otorgaron a la institución 5.000 dólares que usará para llevar su estrategia a más comunidades. El reconocimiento llenó de alegría y orgullo a los estudiantes y a los profesores líderes del proyecto, Jorge Lizcano y Ramón Majé, quienes con esta iniciativa buscaban hacerle frente al desperdicio que hay detrás de la producción de café: solo se aprovecha el 5 por ciento del grano y el 95 por ciento restante se convierte en residuos que impactan los ecosistemas.
El medioambiente no está preparado para recibir esa cantidad de desperdicios. De hecho, Perfect Daily Grind, un portal especializado en educación asociada a la industria cafetera, indicó que el proceso de transformación de este grano está directamente relacionado con la contaminación del agua, la deforestación, la degradación del suelo y la disminución de la biodiversidad.
¿Cómo funciona Cafélab?
El proyecto está revolucionando el proceso de transformación del café a través de tres fases claves. En la primera, conocida como inmersión, se hace la lectura de los antecedentes en el territorio midiendo la calidad del agua, encuestando a la población, estudiando el campo con sensores. En la segunda, llamada transferencia, los estudiantes identifican una solución para aprovechar al máximo el grano. Después, diseñan un prototipo, hacen una serie de pruebas y evalúan los resultados.
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En la tercera fase, conocida como comunicación, los alumnos desarrollan competencias orales y escritas mientras trabajan en fichas y cartillas didácticas sobre sus propuestas y participan en producciones audiovisuales y eventos regionales, nacionales e internacionales con el fin de sensibilizar a la comunidad cafetera sobre el tratamiento de los residuos.
Impacto social
Gracias a Cafelab se han consolidado emprendimientos que han permitido a las comunidades incursionar en modelos de economía circular porque promueve el aprovechamiento de las cinco partes del café que se desechan: la pulpa, las aguas mieles, el cisco, la borra y los tallos. Algunos estudiantes han producido aromáticas mientras que otros han hecho lámparas y enseres e, incluso, productos para el cuidado personal.
Lucía Ortiz, por ejemplo, lidera un emprendimiento de jabones exfoliantes que se crean a partir de estos residuos. Su experiencia en el proyecto la llevó a representar, con apenas 14 años, a Colombia en la Expo Milset Brasil, donde se llevó el primer lugar a nivel internacional junto con su compañero, Alam James Gutiérrez.