Especial Líderes Empresariales
Carolina Espitia, la primera mujer en liderar Alpina, un paso hacia la diversidad y el liderazgo cercano
Carolina Espitia hizo historia al convertirse en la primera mujer en liderar Alpina en sus casi 80 años de fundada. Su designación destaca el compromiso de la empresa con la diversidad y marca un paso hacia liderazgos alineados con las expectativas de las nuevas generaciones.
El año 2023 cerró con la noticia del nombramiento de Carolina Espitia, entonces vicepresidenta financiera de Alpina, como nueva presidenta de la compañía. El anuncio llamó la atención de la opinión pública porque era la primera vez en los casi 80 años de historia de la empresa, que una mujer asumía esa responsabilidad. Aunque a Espitia la designación la tomó por sorpresa, reconoció que en el interior de la multinacional se avanza de manera contundente en la promoción de la diversidad y la equidad de género. De hecho, aseguró, la decisión fue un paso más de la junta directiva en este sentido.
Es muy poderoso el mensaje que envió Alpina con su designación. Nos referimos al valor de la promoción, el ascenso, el reconocimiento a una labor de más de 30 años…
CAROLINA ESPITIA: La juventud y el talento han evolucionado, y con ellos, las necesidades y expectativas, que hoy son completamente diferentes a las de años atrás. Los nuevos liderazgos responden a esta transformación, porque las nuevas generaciones buscan conectar con un propósito superior, centrado en la sostenibilidad global, más allá de lo material. Hoy es importante lograr articular esto con el propósito de las empresas, mediante un liderazgo cercano, basado en la empatía. Por eso para mí esta designación representa una oportunidad para romper con los paradigmas tradicionales enfocados únicamente en los resultados, priorizando un liderazgo cercano, centrado en las personas.
Desde su perspectiva, ¿qué representa para Alpina haber dado ese paso?
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C.E.: Alpina viene trabajando desde hace muchos años en esto. Para la junta directiva el tema de diversidad y equidad es fundamental. De hecho, en el edificio administrativo somos 50 por ciento hombres y 50 por ciento mujeres; así como en el comité directivo de la compañía. Nunca se ha hablado de cumplir cuotas sino de oportunidades para el talento. Mi designación es un paso más de Alpina en ese sentido. Más bien, mi perfil profesional respondía al tipo de liderazgo que demanda la empresa en este momento.
¿Qué cualidades de su perfil considera que valoró Alpina para darle la responsabilidad de llevar la empresa a otro nivel?
C.E.: Soy ingeniera y llevó 30 años trabajando en ese mundo financiero y creo en el poder de los datos y del análisis, y en eso nos estamos apalancando para la toma de decisiones más asertivas y rápidas. Además, tiendo a ser muy disruptiva, a cuestionarlo todo y a no creer que el logro se limita a una meta, sino que todo está en constante evolución y siempre tiene posibilidad de mejora. Y como lo mencioné al comienzo, creo firmemente en el poder del liderazgo humano, cercano, de puertas abiertas. Me encanta conocer a la gente, su vida, en qué están. Apuesto a esa cercanía y me hago cargo del desarrollo de las personas.
¿Cómo percibe que se avanza en el mundo empresarial en Colombia en ese sentido?
C.E.: Cada vez es más común tener presidentas o líderes en las organizaciones colombianas, pero creo que falta mucho en otros niveles. Hay todavía un largo camino para desarrollar y lograr realmente la equidad de género en el país. En Alpina, por ejemplo, estamos con menos del 30 por ciento de mujeres en nuestra operación. Creo que algo importante de estar en un rol como el que desempeño hoy es poder motivar a las mujeres. Hay que soñar, creer que sí es posible, y trabajar duro para conseguir las metas que todos nos proponemos.
¿Se había dado la oportunidad de soñar con llegar a la presidencia de Alpina?
C.E.: Aunque soy una persona muy trabajadora y luchadora, y me apasiona lo que hago, sin importar el rol en el que esté, no me había permitido soñar con llegar a un cargo como este. Cuando la junta me lo informó en diciembre pasado, fui la más sorprendida. Nunca había pensado que esta era una posibilidad real para mí. ¿Por qué? Por los paradigmas que uno tiene, con los que se crece. De pronto, en mi cabeza, el líder típico de una compañía como Alpina era de otro estilo. Nunca me vi dentro de ese estereotipo. Y al final, el tiempo me mostró que llevaba ocho años trabajando de manera integral, preparándome para este rol.
A lo largo de los años, Alpina ha demostrado su capacidad de transformación, de evolucionar y adaptarse…
C.E.: Estamos a un año de cumplir 80 años de trayectoria en el país y en todo este tiempo preservar la tradición ha sido todo un desafío; porque somos la compañía número uno en el corazón de los colombianos, una marca con la cual hemos crecido todos en este país. Sin embargo, tenemos muy claro que los nuevos tiempos suponen nuevos desafíos. Por eso transformarnos ha sido clave y es transversal a toda la operación, no solo al talento, sino a la forma en la que hacemos las cosas internamente, incluso a la forma como nos comunicamos con las diferentes audiencias. Cambian los consumidores, cambia la competencia y el reto de la compañía es ir adelante de esos cambios. Por ejemplo, tenemos que ser los más innovadores para conquistar los nuevos gustos de los consumidores. Es muy importante no quedarnos donde estamos, sino transformar la forma de hacer negocios e incluir nuevas capacidades digitales para ser más ágiles, más eficientes y más competitivos, en un mundo donde cada vez hay más opciones para los consumidores. Tenemos en el ADN la necesidad de estar trabajando en esa transformación desde todo lo que hacemos para poder seguir siendo líderes.
¿Cuál es la clave de 80 años de éxito en medio de los retos del país?
C.E.: Es difícil hablar de una fórmula del éxito, pero con 80 años en el país, creo que nuestra capacidad de transformación y adaptabilidad ha sido clave. En los negocios no podemos dejarnos llevar por las dificultades de corto plazo; son un camino de largo aliento. Al mirar atrás, hemos enfrentado todo tipo de retos en Colombia, y sabemos que en el futuro habrá muchos más. Sin embargo, lo que realmente debe mover a una compañía es su convicción en el país y en su propósito.