Especial Construcción Sostenible
Ciudades sostenibles: así serán las urbes en el futuro
Más amigables con el planeta, competitivas e inclusivas. De la mano de constructoras como Amarilo se avanza hacia un modelo de desarrollo urbano sostenible, en el que haya un equilibrio entre lo urbano y el entorno.
Según la Organización de las Naciones Unidas, en la actualidad el 50 por ciento de la población mundial vive en zonas urbanas, sin embargo, según la entidad se espera que esta cifra aumente en 2050 previendo que cerca del 68 por ciento de la población se asentará en ciudades, situación que pone en el ojo del huracán la planeación consciente y ordenada de los territorios.
Esta realidad ha llevado a que las ciudades busquen ser cada vez más sostenibles en términos sociales, económicos y ambientales, teniendo como uno de los principales retos avanzar en la construcción sostenible. En materia ambiental las construcciones sostenibles buscan promover proyectos inmobiliarios con ahorros en el uso de agua y energía, lo que implica un aprovechamiento de la luz natural, la instalación de sistemas de recirculación de agua y el uso efectivo de los residuos de construcción y demolición, aspectos que permiten migrar de proyectos tradicionales a proyectos innovadores que contribuyan a mitigar la huella ambiental y le apuesten a mejorar el entorno de las comunidades que los habitan.
Para Roberto Moreno, presidente de Amarilo, una de las constructoras líderes en temas de sostenibilidad, los proyectos diseñados bajo estas características son de vital importancia para la industria y para el país, pues no solo aportan a la competitividad de las regiones, sino que permiten desarrollar proyectos en equilibrio entre lo urbano y lo ambiental que brindan a las familias colombianas una mejor calidad de vida, desarrollando ciudades más amigables con el planeta.
Bajo esta premisa, al cierre de 2022, la compañía contaba con 13 proyectos certificados en construcción sostenible y otros 30 proyectos en proceso de certificación, con los que logrará un 27 por ciento de ahorro de energía y del 38 por ciento en el consumo de agua. Junto a esto, la constructora viene trabajando en la medición de la huella de carbono de sus proyectos, con el objetivo de identificar estrategias que permitan reducir los Gases de Efecto Invernadero generados s y construir una hoja de ruta que garantice su implementación de forma gradual.
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Como el ejemplo comienza por casa, uno de los mayores aportes de Amarilo en construcción sostenible es su edificio corporativo, en Bogotá, que cuenta con un sistema de ventilación bioclimática, que disminuye el uso de aires acondicionados, además de sistemas de recirculación de agua y 78 paneles solares, que logran ahorros del 35 por ciento en agua y 48 por ciento en energía.
Adicionalmente, la constructora viene trabajando en medidas de compensación de sus impactos ambientales. Entre ellas sobresale el plan de compensación implementado en su proyecto Alameda del Río, en el Atlántico, en donde la constructora entregó 62 hectáreas de bosque seco tropical de la Reserva Forestal Protectora El Palomar, en el municipio de Piojó, a la Corporación Autónoma Regional del Atlántico. Además, contribuyó con la siembra voluntaria de 15.000 especies nativas.
Para Moreno, cambiar el entorno en donde las familias viven produce un impacto positivo en el largo plazo y contribuye a la construcción de un mejor país. “Nos hemos propuesto desde hace 30 años crear urbanismos a gran escala, donde se priorice la gestión ordenada del territorio, el uso del espacio público, la construcción de tejido social y el cuidado del medioambiente, creando una ‘ciudad dentro de la ciudad’” concluyó.
Contenido elaborado con el apoyo de Amarilo.