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Colegio Calatrava: una apuesta por la ética y la inteligencia artificial
Esta institución educativa implementará dentro de su currículo escolar la llamada IA, pero teniendo como foco el uso adecuado de la misma. Un proceso enriquecedor para docentes y alumnos.
Las palabras de Consuelo Valderrama, rectora del colegio Calatrava, transmiten tranquilidad. Su tono pausado y seguro dejan claro que en esta institución educativa cada paso hacia adelante tiene un sustento y que entienden la importancia de la tecnología en el proceso formativo de sus estudiantes, que, si bien ya ‘navegan’ en este universo apasionante, a partir de agosto de este año comenzarán a vivir nuevas experiencias con Inteligencia Artificial (IA), pero lo harán desde el punto de vista de la ética.
Es un gran desafío para toda la comunidad de esta institución que cumple 20 años y para sus docentes, coordinadores, quienes hacen parte del área administrativa y para los padres de familia, que deben trabajar mancomunadamente para que el proyecto alcance los objetivos planteados.
¿Qué rol desempeña la tecnología en el colegio Calatrava?
Consuelo Valderrama (C.V.): Siempre hemos intentado estar a la vanguardia en tecnología, integrando las plataformas con pedagogías interactivas y con desarrollo de proyectos que hacen el aprendizaje lo más vivencial posible. De hecho, cuando tuvimos la pandemia fue más sencillo para nosotros trasladarnos al sistema virtual, porque ya teníamos muy avanzado este aspecto. Lo hemos hecho en infraestructura, con tableros interactivos y salas de informática y de sistemas más desarrolladas y aplicativos como Habilmind para trabajar la inteligencia emocional en diferentes grados. La programación y robótica la venimos trabajando desde hace varios años y ahora vamos a introducir la IA enfocada en la ética.
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¿Cuál es su opinión como educadores sobre la Inteligencia Artificial?
C.V.: Como todo en la vida tiene sus pros, contras y dilemas éticos. En cuanto a beneficios, la IA es una tecnología que nos puede ayudar a generar una educación más personalizada. Nosotros, por ejemplo, tenemos grupos pequeños y utilizamos plataformas que le permiten al estudiante tener una mejor guía en su aprendizaje, pero con la Inteligencia Artificial se puede ir mucho más allá, ya que permite armar un plan de estudio para cada estudiante en cuanto a temas específicos, pero también en sus habilidades, pues con base en los datos se pueden sacar conclusiones sobre qué le falta y en qué hay que fortalecerlo.
Esto va a permitir que el tiempo de los docentes sea más eficiente y nos va a dar la posibilidad de enfocarnos en el aprendizaje de los estudiantes. En cuanto a los contras, está el volvernos demasiado dependientes de la tecnología y siempre hay que tener esa claridad. La Inteligencia Artificial tiene que ser una extensión de nuestras habilidades y no un reemplazo. También pueden presentarse sesgos, pues la IA se alimenta de datos y se debe tener claro que se trata de un robot, que no evidencia aspectos que un ser humano sí puede hacer. También se corre el riesgo de perder las habilidades humanas y las interacciones sociales y emocionales, sin embargo, todo depende de cómo la enfoquemos.
¿Y cómo debe ser el manejo ético de la IA?
C.V.: Este es un tema nuevo y está en furor. Apenas estamos comenzando a usarla y es el momento de educar a nuestras nuevas generaciones. La pregunta no es sólo qué podemos hacer, sino si lo que estamos haciendo deberíamos hacerlo, porque definitivamente todo el tema ético, los valores y nuestros principios, dependen netamente del ser humano.
¿Cómo están preparando a los alumnos en este nuevo mundo y cómo lo han recibido?
C.V.: Los jóvenes son nativos digitales y se enfrentan a la tecnología con mayor facilidad que las antiguas generaciones. Nuestro plan es introducir dentro del currículo de Inteligencia Artificial el tema de la ética, porque pensamos que ellos son innatos en estas nuevas herramientas, y quizás lo importante es que entiendan lo qué se hace, por qué se hace y para qué se hace, con el fin de que tengan una percepción más clara de lo correcto y lo incorrecto frente a esta tecnología.
¿Qué medidas se toman con los estudiantes para minimizar esos riesgos?
C.V.: Lo principal es no desvincular nunca al docente de su labor, porque por más tecnología que se tenga, las habilidades, la creatividad, el pensamiento crítico y el desarrollo de problemas requieren de contextos que la IA no nos va a dar. Esa interacción con el ser humano es lo que nos permite ser empáticos para encontrar contextos y soluciones. No se debe perder la importancia del docente en la educación y hay que hacer un trabajo permanente con los estudiantes sobre la ética y el uso de la tecnología. Si todos no avanzamos en sincronía hacia el mismo rumbo, el sesgo que existe va a ser mayor, algo que ya nos mostró la pandemia. También depende de que el país genere unas políticas que realmente protejan a toda la población.
¿Cómo ha sido la formación de los docentes para poder trasladar de manera correcta estas tecnologías y hacer el click con los estudiantes?
C.V.: Es un tema más complejo, pues obviamente hay un rango de edades y a los mayores les cuesta un poco más el tema y esto nos obliga a repensar muchas cosas en nuestro sistema institucional de evaluación de estudiantes, porque debemos ver qué tan flexibles o inflexibles vamos a ser con el uso de la tecnología, Chat GPT, Copilot y otras herramientas que se tienen para realizar un trabajo.
Es importante definir en qué nos vamos a enfocar y si vamos a utilizarla para mejorar la producción textual de ellos. Debemos concientizarlos en el uso y se requiere de una capacitación de todas las tecnologías que se están usando. Hay que entender que se trata de una herramienta para la extensión de nuestras habilidades, pero nunca puede ser un reemplazo. Para hacer el click el docente debe estar más enfocado en cómo va a aprender ese estudiante, cuál es el estilo de aprendizaje, qué habilidades tiene y de esa manera poderlo guiar de manera correcta. El docente debe adquirir habilidades para proyectarlas a los estudiantes.
¿Cuáles son las acciones que han tomado en este proceso de transformación tecnológica?
C.V.: Hay que tener en cuenta que la IA se comenzó a regular en noviembre de 2023 y nosotros estamos planeando dar el paso para el próximo año escolar que comienza en agosto 2024. A nivel de currículo lo estamos haciendo con la Inteligencia Artificial desde la ética; estamos planeando la capacitación con los docentes y mirando en el tema de políticas del colegio qué cambios vamos a generar. Definitivamente es fundamental integrar a los padres, porque para muchos de ellos también es difícil entender este mundo.
Hacer cambios en los modelos educativos no es fácil, ¿por qué decidieron dar este paso?
C.V.: La política del colegio siempre ha sido que nuestra misión principal es formar jóvenes para enfrentarse al mundo, adaptarse a los cambios y contribuir a su desarrollo. Por eso no nos podemos quedar atrás, porque es una realidad que nos va a permear.
¿En la parte de infraestructura qué cambios han hecho para enfrentar estos desafíos?
C.V.: En ese aspecto, reitero, ya veníamos muy preparados porque nuestros salones cuentan con tableros interactivos que son necesarios para este tema. También tenemos las salas de sistemas, que modernizamos este año. Para ir más allá necesitamos todo el tema de impresión en 3D, de realidad virtual y realidad aumentada, porque nos va a permitir sumergir a los estudiantes en la virtualidad. Lo importante es poder integrar todos los datos que ya tenemos con las nuevas herramientas y crear los planes personalizados.
¿Cuál es la importancia de involucrar a los niños a una edad temprana con la IA?
C.V.: Todas las habilidades, entre más temprano se inicien, obviamente se van a desarrollar mejor. Cuando se habla de pautas de crianza no se puede pretender formar al adolescente en una autonomía o hábito de estudio, porque puede ser un poco tarde, se puede lograr, pero es más difícil. Pero desde el nacimiento se empiezan a formar pautas de crianza, límites y parámetros sobre cómo comportarse en diferentes situaciones, de esa forma va a ser una persona más preparada y educada. Lo mismo pasa con la IA.
¿Qué han mantenido de la educación tradicional en la formación de sus alumnos?
C.V.: La Inteligencia Artificial nunca va a generar las habilidades sociales y emocionales que genera la interacción humana. Es muy difícil que sea remplazada, lo que hay que guardar es el valor del docente en su rol educativo, enseñando valores como la empatía, la solidaridad, la lectura del contexto y el manejo de las emociones, entre otras cosas. Todo eso se pule a través de la interacción humana. También el amor por la lectura, que es muy importante para la contextualización. Los esquemas y las estructuras hay que mantenerlos, porque pretender que un niño aprenda solito con una IA es una utopía. Primero hay que formar los valores, la autonomía necesaria y las habilidades. Esto es vital para el ser humano.
¿Cómo combinan este mundo virtual con el mundo real?
C.V.: Es un tema en el que es fundamental integrar a los padres y a los docentes. Hay ciertas preocupaciones, pues uno ve en los pequeños, por ejemplo, el juego brusco. La Asociación Americana de Pediatría recomienda que un niño menor de 13 años no debe estar en contacto con pantallas más de una hora. Pero se ve que el papá y la mamá, al ver a su hijo llorar, lo primero que le pasan es un celular o una tableta, e infortunadamente estos juegos se tratan de golpear, de pegar y el niño no aprende que una cosa es el juego y otra la realidad. Por eso se hace necesario concientizar a los papás y a los niños. A los jóvenes también hay que mostrarles las ventajas y desventajas de dejarse envolver por el mundo virtual y dejar atrás los hábitos saludables en cuanto a comida y ejercicio. No dejamos de ser humanos por estar inmersos en la virtualidad ni el mundo real deja de avanzar. Eso hay que tenerlo en cuenta.
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