Especial Universidades y colegios
Conozca los proyectos de innovación que han conquistado la empresa desde la academia en Colombia
Las investigaciones lideradas desde las universidades están saliendo de los laboratorios para ponerse al servicio de la sociedad. Aquí algunos casos inspiradores.
Durante casi 20 años la científica de la Universidad Nacional, Martha Bonilla, estudió el colágeno como sustituto de tejidos para mejorar la cicatrización. Su investigación logró entregar soportes inteligentes que han permitido la regeneración de tejidos. Pero sus esfuerzos han ido mucho más allá. Bonilla sacó su investigación del laboratorio y creó Regencol, un emprendimiento científico que ha permitido llevar esta solución a pacientes que debían vivir años con heridas difíciles de cicatrizar, mejorando su calidad de vida y reduciendo la carga al sistema de salud.
Detrás de Regencol está el esfuerzo de su grupo de investigación y del Centro Méntor, la aceleradora de la Nacional, que busca aprovechar el potencial innovador del ambiente académico. El spin off de Bonilla cuenta hoy con cuatro patentes, un modelo de utilidad, un secreto industrial, tres estancias posdoctorales y la formación de seis doctores.
Emprendimientos
Inspirados en experiencias de otros países como España y Brasil, la Universidad Industrial de Santander (UIS) tiene en marcha el Parque Tecnológico de Guatiguará. Es una iniciativa que busca crear un ecosistema de innovación con la academia, alojando 11 empresas y centros de desarrollo tecnológico y de información, reconocidos por el Ministerio de Ciencias. Vanessa Quiroga, directora de Transferencia de conocimiento de la UIS, explicó que la institución está poniendo a disposición de la sociedad el trabajo de más de 100 grupos de investigación, lo que ha permitido avanzar en el aprovechamiento de la biodiversidad, en el agro y los servicios de salud.
El experto en banca y CEO de Values AAA, Investment Banking, Jeisson Balaguera, recordó que, según la Cámara de Comercio de Bogotá, más del 90 por ciento de las empresas nuevas quiebran el primer año por no generar valor en sus productos o servicios. Lo que no sucede en países como Japón o Estados Unidos, donde el conocimiento de las investigaciones resulta vital.
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En la Universidad de los Andes, la interdisciplinariedad ha sido clave para buscar soluciones. Se generan, por ejemplo, iniciativas de Health Tech que plantean nuevas tecnologías para el sector médico y en las que pueden participar médicos, físicos y hasta diseñadores. “Lo que puede aportar la academia es que se toma el tiempo y la libertad de ver las cosas de forma disruptiva. Es un espacio para la creatividad”, aclaró Hamilton López, del Centro de Emprendimiento.
Viviana Clavijo, Ángela Holguín y Martha Vives, científicas uniandinas, crearon Sciphage luego de desarrollar una fórmula contra la salmonela basada en el uso de bacteriófagos (un coctel de virus). El proyecto logrará reducir el uso de antibióticos en las industrias, en especial la avícola, que suele emplearlos como promotores de crecimiento.
Sin embargo, Clavijo llamó la atención sobre los retos del emprendimiento en ciencia, pues son iniciativas que requieren grandes inversiones y pueden tomar tiempo en empezar a generar retornos, aunque traen mayores frutos. Este producto puede también usarse para tratar enfermedades infecciosas bacterianas. De ahí que el equipo quiera dar el salto a los tratamientos clínicos.