Colombia Produce
Consumidores colombianos, cada vez más exigentes e informados
Además de productos ahora buscan servicios. La evolución de la industria nacional ha sido clave para que el mercado responda a estas nuevas tendencias.
Cada día nos sorprendemos con los enormes cambios que tiene el mercado colombiano. Las personas consumen muchos más bienes que antes, y sobre todo, servicios. Hoy es común ver a alguien de 65 años preguntándole a una inteligencia artificial cómo escribir su hoja de vida y, al mismo tiempo, es increíble y maravilloso ver a jóvenes de 12 años cocinando en las casas.
¿Qué pasó para que esto ocurriera? Una pandemia, los confinamientos y el esfuerzo y creatividad de millones de humanos en la historia. Al quedarnos en casa encerrados, los mayores les enseñaron a los jóvenes las tareas cotidianas y estos les enseñaron a sus mayores los beneficios de las nuevas tecnologías, como en un intercambio entre sartenes y smartphones.
Este proceso significó que se profundizara el uso de servicios pagos por parte de los consumidores. Esta claridad es fundamental, porque hace años las mamás eran las peluqueras de las familias y hoy, en cambio, los colombianos pagan por eso. Según el Dane, antes de los confinamientos, los servicios representaban el 56,8 por ciento del gasto mensual de los hogares; en 2023 esta cifra ya es el 59,1 por ciento. Se podría pensar que aumentar 2,3 por ciento del peso de los servicios en el bolsillo no es mucho, pero hay que tener en cuenta que el gasto de los hogares en 2022, según nuestra institución estadística, fue de 1.050 billones de pesos. Así, ese 2,3 por ciento significa la bobadita de 24,7 billones de pesos, el doble de las ventas del comercio más grande del país.
Este cambio tiene que ver con las nuevas preferencias y tendencias de consumo, en las que no solo estamos dispuestos a pagar porque nos “hagan las cosas”, sino porque la oferta de servicios en el mercado ha crecido mucho. Más allá del gasto en telefonía, streaming y juegos de video, los colombianos pedimos más domicilios, vamos más a los gimnasios e incluso pagamos paseadores de perros.
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Al mismo tiempo, cambiamos nuestros hábitos alimenticios, somos más conscientes de la ropa que usamos y compramos y, por supuesto, hemos cambiado nuestra forma de movilizarnos. Esto no hubiese sido posible si la industria, la producción nacional, no hubiera puesto productos y servicios para satisfacer nuestras necesidades. Hoy en el país se puede comprar un televisor de última tecnología, con garantía, envío y servicio posventa, lo cual era algo impensable hace 30 años. La mejora del país se ve en estas cosas cotidianas.
Por otro lado, es clave recordar que el consumidor colombiano es cada vez más exigente, más educado e informado, lo que hace que nuestra industria se adecúe no solo a las necesidades sino a las exigencias del mercado. Esa es la capacidad de nuestra industria y comercio, y ese es el nivel de nuestros consumidores. Tenemos un gran mercado que debemos cuidar y desarrollar cada día más.
*Fundador de Raddar CKG