ARTE

El arte del buen beber

Con la reciente subasta de una botella de whisky King George V queda comprobado que el arte está presente hasta en los objetos más inesperados.

1 de octubre de 2019
| Foto: Comercial

Cuando se lleva a la boca un trago de buen whisky, quien lo bebe tiene la oportunidad de disfrutar del fuego del alcohol, pero también de los aromas y del cuerpo del licor, que fácilmente lo pueden transportar al pasado, a la historia, a los buenos momentos.

Con notas de nueces tostadas, chocolate negro y un dulce sabor ahumado combinados con toques de miel, naranja y pétalos de rosa, este whisky sobresale por su mezcla suntuosa y opulenta. Originario de Escocia, el King George V es creado usando solo los whiskys más finos de las destilerías que operaban durante los 25 años de reinado de George (1910-1936), algunas de las cuales, como la afamada Port Ellen, ya no existen.

Conmemorando la entrega de la Garantía Real el 1 de enero de 1934, una botella de King George V fue donada por Diageo en el marco de la sexta subasta de la Fundación A la rueda rueda, con el apoyo de la Casa Christie’s y sus representantes internacionales Juanita Madriñán y Denise Ratinoff de Lira.

Al término de la subasta, los martillos lograron una valoración en 4 millones de pesos para la botella, dinero que se donó en su totalidad a la Fundación. La botella fue entregada de manera personalizada con un decantador refinado de vidrio oscuro que insinúa la icónica etiqueta inclinada de Johnnie Walker, además de un certificado de autenticidad con un número de serie único.

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King George V 40 grados de contenido alcoholimétrico.