EDUCACUIÓN

Intervención socioeducativa para población infantil

En Colombia son muy pocas las acciones socioeducativas que se llevan a cabo para solucionar las problemáticas a las poblaciones de infancia, adolescencia y juventud en dificultad social. Desde la academia surgen algunas medidas.

28 de octubre de 2018
| Foto: Comercial

El ciclo de infancia, adolescencia y juventud es demasiado amplio y diverso y no tiene unas características uniformes, así que para poder abarcarlo hay que tener enfoques diferenciales por género, etnia y situaciones socioeconómicas, entre otras. Pero aunque son comunidades con diferenciales evidentes, puede existir un rasgo en común: su riesgo de vulnerabilidad. Y es que al no tratarse de personas adultas, su proceso de desarrollo puede estar vulnerado por múltiples circunstancias, factores y condiciones.

Así lo confirman las cifras del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, que a julio de este año indicaban que entre los principales problemas que enfrentan los menores están trabajo infantil 733, desnutrición 486, maltrato infantil 6.878 y víctima de violencia sexual 8.018.

Adicionalmente, según datos de la Unidad para la Atención y Reparación Integral a las Víctimas, el 31 por ciento de las víctimas del conflicto son niñas, niños y adolescentes, lo que corresponde a 2.299.302 personas, y los hechos victimizantes que más sufre este grupo son desplazamiento (1.198.319), amenazas (32.467), homicidio (29.558), desaparición forzada (4.888) y actos terroristas, atentados, combates y hostigamientos (5.759).

Para Francisco Del Pozo, doctor en educación social y coordinador de la maestría en Pedagogía Social e Intervención Educativa en Contextos Sociales de la Universidad del Norte, “Colombia tiene un gran desafío, especialmente desde el marco de la Convención de los Derechos del Niño y de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, que en sus 17 objetivos marcan muchos retos en los que todavía tenemos grandes dificultades para conseguir, por ejemplo, igualdad de género y el fin de la pobreza, entre otros factores”.

Ante esta problemática, vale la pena preguntarse cómo se puede revertir esta situación, y para Del Pozo, debido a que en Colombia el problema se fundamenta en que el Estado Social de Derecho no ha hecho una intervención adecuada, especializada y profesionalizada, y el país está en deuda, se deben desarrollar acciones basadas en el acompañamiento desde la pedagogía social con un enfoque mucho más integral, teniendo en cuenta que la afectación no solo es de la persona, sino también de la familia y su entorno.

“Por lo tanto, se tienen que hacer intervenciones multinivel. Ya no nos vale hacer una intervención solamente con el muchacho o solamente con la familia, hay que hacerla con todos los actores involucrados”.

Una institución que se interesa en la infancia, adolescencia y juventud

La Universidad del Norte en Colombia es pionera en la maestría de Pedagogía Social e Intervención Educativa en Contextos Sociales y surge, precisamente, porque la formación que se ha hecho para la injerencia en el país ha carecido de un enfoque en las problemáticas de la infancia, adolescencia y juventud.

Desde la universidad están convencidos de que la academia cumple un papel fundamental en la mediación de estas problemáticas, pues forman líderes que impactan y generan soluciones para dichas comunidades en todo el país.

Es una maestría que busca que estas intervenciones socioeducativas, precisamente, se conviertan en buenas prácticas. Tiene un gran énfasis en infancia, adolescencia y juventud porque se considera que es una de las comunidades preferentes, pero no se centra únicamente en ellos, también se forma en otros escenarios y poblaciones como adultos mayores, rehabilitación social y para la paz o el desarrollo comunitario, entre otras.

La maestría tiene tres enfoques diferentes, en primer lugar cuenta con un periodo de profesionalización mediante las prácticas que se centra en la formación en una institución o en un contexto socioeducativo real.

En segundo lugar, la maestría tiene internacionalización y alta formación de todo el profesorado, pone en práctica la base científica en las investigaciones que se realizan en pedagogía social, hace parte de la Sociedad Iberoamericana de Pedagogía Social, y sus participantes están con la Uninorte en diferentes redes de pedagogía social. Y por último, ofrece además una modalidad virtual, que facilita la formación de sus estudiantes, sin tiempo ni espacio limitado, sino con la flexibilidad que da la modalidad virtual dando alcance a nivel nacional e internacional.