Salud
La diabetes, un golpe al corazón
Las enfermedades cardiovasculares son la causa número uno de muerte en pacientes con diabetes. Por eso es importante aprender a controlar los factores de riesgo.
La causa número uno de muerte en los pacientes con diabetes son las enfermedades cardiovasculares: de cada diez personas diabéticas que fallecen, seis lo hacen por una deficiencia cardiovascular y, dentro de las causas, el infarto cardiaco es la número uno. Así lo afirma Gilberto Castillo, jefe de la unidad cardiovascular del Centro Médico Imbanaco, en Cali.
“Durante mucho tiempo se pensó que la diabetes era un problema de azúcar y que, si solucionábamos los niveles de esta en el cuerpo, podríamos controlar las otras complicaciones; pero no es así, la diabetes afecta todos los vasos sanguíneos del cuerpo y, por lo tanto, también todo el desarrollo cardiovascular”, explica el cardiólogo.
Según Castillo, los pacientes con diabetes tipo 2 (en la que el cuerpo no produce suficiente insulina o no la usa bien) tienen un mayor riesgo de sufrir un infarto cardiaco, un infarto cerebral, una insuficiencia cardiaca o muerte por causa cardiovascular.
Cuidar el corazón
Para bajar el riesgo de complicaciones cardiacas en un paciente diabético es necesario trabajar en varios aspectos, además de cuidar el nivel de azúcar en el organismo. Lo primero es seguir una buena alimentación, hacer actividad física y bajar de peso. “Lograr estas tres cosas es fundamental”, enfatiza Castillo.
En segundo lugar, regular la presión arterial; el tercero, controlar el colesterol; cuarto, dejar de fumar, pues “un paciente diabético que fume es una bomba de tiempo”, explica el cardiólogo.
Y, por último, actualmente existen medicamentos antidiabéticos que reducen el riesgo de complicaciones cardiovasculares.
Hernández explica que los niveles de colesterol que se les piden a los diabéticos son muchísimo más bajos de lo que se le pide a otra persona.
En un paciente normal tiene que estar por debajo de 100, con uno o dos factores de riesgo debe tenerlo por debajo de 60, y en un diabético que ya se infartó debe estar en 55 o menos.
La presión arterial, por su parte, tiene que acercarse a 130-70.
Respecto a los fármacos, el endocrinólogo explica que en 2015 apareció por primera vez un medicamento antidiabético que mostró no solo que era seguro para el corazón, sino que disminuía la mortalidad cardiovascular, y en 2016 apareció otro.
Hoy en día, dice el experto, existen dos tipos de medicinas que reducen los riesgos cardiovasculares en pacientes con diabetes tipo 2. Unos son los inhibidores del SGLT2, que hacen que la persona elimine el azúcar en la orina; y los otros son los agonistas del receptor GLP-1, que además de reducir el azúcar, le ayudan al paciente a bajar de peso y reducen el riesgo de mortalidad cardiovascular.
El cardiólogo Gilberto Castillo cuenta que múltiples sociedades científicas del país llegaron a un consenso para las recomendaciones del manejo cardiorrenal en pacientes con diabetes tipo 2: la Sociedad Colombiana de Cardiología, la Asociación Colombiana de Endocrinología, la Asociación Colombiana de Medicina Interna y la Asociación Colombiana de Nefrología, y concluyeron que “estos medicamentos deben ser usados más temprano que tarde en pacientes diabéticos”, sobre todo si tienen alto riesgo por tener otras enfermedades como tensión alta o sobrepeso, y no se debe esperar a que el paciente diabético con un elevado riesgo cardiovascular se enferme para darle este tratamiento, pues los médicos se deben anticipar.
En su punto
Desde el punto de vista del azúcar, explica el endocrinólogo Eric Hernández, es básico tener un nivel lo más normal posible. Los problemas se presentan cuando está sostenido hacia arriba por mucho tiempo o en el momento en que se baja. “Una sola hipoglucemia puede aumentar el riesgo cardiovascular los siguientes diez años del paciente”, estima el médico.
El otro problema con el azúcar se da cuando hay una alta variabilidad, es decir que sube y baja varias veces, como si un carro anduviera a 200 kilómetros por hora y después frenara a 5, para luego volver a correr a 200; este es un auto que se va a deteriorar más rápido que uno que ruede a 100 kilómetros por hora de manera constante.