Especial Colegios
La salud mental de niños y jóvenes sigue preocupando a los educadores. Estas son algunas recomendaciones para seguir en casa y el colegio.
Según el índice Welbin 2022, la mayoría de colegios en Colombia reconoce que no acompaña adecuadamente las necesidades de salud física, mental y social de los estudiantes. Crear espacios dedicados al autoconocimiento, la expresión de emociones positivas y el reconocimiento de talentos y fortalezas es una de las claves para revertir esta realidad.
La salud mental tuvo un punto de quiebre durante la pandemia. Entre los grupos más afectados estuvieron los niños, niñas y adolescentes. Así lo evidencian las estadísticas del Instituto Colombiano de Neurociencias, que señalan que a raíz de la pandemia el 88 por ciento de los niños y jóvenes tienen problemas asociados a la salud mental y el 42 por ciento ha visto afectado su desempeño académico.
“Los dos años de encierro interrumpieron el desarrollo de sus habilidades y la falta de estas destrezas que se adquieren al jugar con compañeros, seguir reglas o compartir en los entornos escolares tuvieron un efecto negativo en la salud mental de esta población”, advirtió Lina María Saldarriaga, subdirectora del programa Aulas en Paz de la Universidad de los Andes.
Hoy, trastornos como la depresión y la ansiedad son cada vez más comunes entre niños y jóvenes, según el Centro de Investigación y Formación para la Educación Superior (Ceinfes), el cual encontró que se trata de un problema generalizado en siete de cada diez estudiantes. De hecho, su más reciente informe arrojó datos preocupantes. Por ejemplo, que más del 50 por ciento de los jóvenes piensa que es “una persona que no vale para nada”, el 30 por ciento considera que “no está desempeñando ningún papel útil en la vida” y el 80 por ciento “se ha sentido constantemente agobiado y en tensión en las últimas semanas”.
¿Qué deben hacer los colegios?
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La salud mental se ha convertido en todo un reto para los educadores. A este fenómeno se suman los casos de bullying, que de acuerdo con el Colegio Colombiano de Psicólogos (Colpsic) siguen en aumento. Pero aún más preocupante es lo que revela el Índice Welbin 2022, una herramienta que permite recopilar información sobre el entorno educativo en los colegios, según la cual el 77 por ciento de los colegios consultados considera que no acompaña adecuadamente las necesidades de salud física, mental y social de los estudiantes.
Entonces, ¿qué esperar de las instituciones educativas? Hoy, muchas de ellas avanzan en estrategias que permiten adoptar acciones tempranas frente a la aparición de estas enfermedades. “Vemos el bienestar emocional como nuestra razón de ser”, aseguró Víctor Alberto Gómez, rector del Gimnasio Moderno de Bogotá. Esta institución concentra esfuerzos en crear espacios de trabajo dedicados al autoconocimiento, la expresión de emociones positivas y el reconocimiento de talentos y fortalezas en sus estudiantes.
En el caso de los colegios públicos el escenario es más complejo por el número de estudiantes. Blanca Duarte, coordinadora de la Institución Laura Vicuña, en Bogotá, así lo reconoció. Aunque manejan un enfoque preventivo para mantener o mejorar el clima escolar, “debido al elevado número de estudiantes en el sector oficial no logramos atenderlos a todos”.
Para Daniel Tobón, fundador y director de Welbin, la situación del Laura Vicuña es un reflejo del déficit que existe. “Por cada 800 estudiantes hay un psicólogo, lo que en definitiva es bastante insuficiente”, concluyó. Por eso considera que, si bien los colegios vienen haciendo esfuerzos, “todavía son un poco tímidos” para lograr que las escuelas sean entornos saludables.
Entre las recomendaciones que comparten los expertos, sobresale la importancia de actualizar los contenidos curriculares, de formar en competencias socioemocionales y parentales, y establecer un mecanismo sencillo y costo efectivo para identificar los casos que requieran atención y rutas para abordar de manera efectiva y temprana cada uno de los casos.
Un asunto de todos
La salud mental de los niños y jóvenes es un problema que trasciende las aulas e involucra, además de los docentes, al personal administrativo de la institución, los padres, familiares y amigos de la persona afectada. Una de las lecciones más importantes que dejó la pandemia, explicó Lina María Saldarriaga, subdirectora del programa Aulas en Paz de la Universidad de los Andes, es que “no se puede separar lo socioemocional y lo afectivo del desarrollo académico”. Precisamente por eso es que el ministro de Educación, Alejandro Gaviria, ha hecho énfasis en que “la salud mental no es un tema de un psicólogo, se construye desde todos los ámbitos”.