Especial Universidades y colegios
¿Por qué debería el medio ambiente ser una prioridad en la educación de los colegios?
Además de promover prácticas pedagógicas restaurativas que contribuyan a construir la paz con la naturaleza, nuestra columnista invitada hace un llamado a que la educación ambiental ocupe un lugar importante en los currículos.
Uno de los principales desafíos de la educación ambiental es desarrollar, desde una edad temprana, la capacidad de reconocer que nuestras acciones individuales y colectivas generan consecuencias en la naturaleza. La participación de niñas, niños y jóvenes en el cuidado de la casa común es un deber inaplazable, y la escuela se convierte en epicentro de ese proceso de transformación social y cultural.
Desde el Programa Nacional de Educación para la Paz acompañamos a las instituciones educativas y a las comunidades a promover la conciencia sobre el cuidado de la vida y la naturaleza, en medio de la crisis climática global. Por ello, urge fortalecer la educación ambiental desde el enfoque Crese (educación ciudadana para la reconciliación y socioemocional), un asunto vital frente a los actuales conflictos socioambientales generados por la ruptura de nuestra relación con la naturaleza, que se reflejan en la sobreexplotación, la deforestación y la victimización de los territorios, ríos y otros seres vivientes en el marco del conflicto armado.
Lo anterior ha sido reconocido tanto en el Informe de la Comisión de la Verdad como por la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP). En este marco, la escuela cumple un rol clave en la reparación de la relación con la naturaleza. Junto con la comunidad educativa estamos trabajando en innovaciones pedagógicas que consoliden una ciudadanía crítica encaminada a movilizar acciones por el cuidado de la vida. Para ello, es clave que la educación ambiental ocupe un lugar importante en el currículo, y que se resignifiquen los Proyectos Ambientales Escolares (Praes) con la participación activa de estudiantes y familias.
Así mismo, hay que promover prácticas pedagógicas restaurativas que contribuyan a construir la paz con la naturaleza y armonizar las políticas públicas educativas con la realidad de los territorios y los saberes ancestrales. En ese camino, Educapaz, por medio de un marco de cooperación con Parques Nacionales Naturales de Colombia y la Alianza Climática para el Clima y el Uso del Suelo (Clua), desarrolla el diseño e implementación de estrategias de educación ambiental y climática para la paz, que promuevan la apropiación socioemocional, el compromiso de mitigar la deforestación y la conservación de la biodiversidad en las áreas protegidas.
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Como parte de este propósito, a principios de año abrimos una convocatoria dirigida a establecimientos educativos ubicados en jurisdicción y zonas de influencia de Parques Nacionales de Colombia. En total se inscribieron 67. Con ellos hemos logrado el fortalecimiento de la relación del área protegida con las comunidades educativas, y la incorporación del enfoque de paz con la naturaleza en el modelo pedagógico de PNN.
En la interacción con las escuelas hemos encontrado experiencias educativas significativas en el proceso de reconstruir la relación con la naturaleza: el sendero de interpretación ambiental ‘El Okayo’, en la IE la Julia (Meta), enfocado en los procesos de reconstrucción de memoria transformadora y reconciliación, y la apuesta de la institución etnoeducativa Bunkwimake (Magdalena) por proteger los sitios sagrados de la Sierra Nevada de Santa Marta desde el fortalecimiento de la cultura, la identidad y los conocimientos milenarios del pueblo arhuaco.
El país requiere un encuentro intercultural para allanar caminos posibles hacia la reconciliación con la naturaleza. La paz con nuestro entorno no da espera.
*Directora de Educapaz - Programa Nacional de Educación para la Paz
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