Especial Líderes Empresariales
Postobón: 120 años de innovación, optimismo y un futuro más verde para Colombia
Postobón, con más de un siglo de historia, ha trascendido generaciones como una marca que impacta no solo con sus bebidas, sino con su compromiso social y sostenible. Para Miguel Fernando Escobar, su presidente, el verdadero liderazgo empresarial debe inspirar optimismo.
“Cuando Postobón avanza, toda Colombia lo hace”, decía Carlos Ardila Lülle, quien en 1968 adquirió la empresa fundada por Valerio Tobón y Gabriel Posada 64 años atrás. El empresario bumangués se refería al impacto de la compañía a lo largo de los años, a su capacidad para generar valor en la sociedad mediante la innovación, la creación de empleo, el apoyo al deporte, la cultura y la educación; el trabajo con comunidades y la promoción de instituciones de la sociedad civil. También al vínculo que ha logrado crear con los colombianos. Quizá por eso, para Miguel Fernando Escobar, su actual presidente, la empresa es el resultado de miles de historias. “Nos gusta decirlo así porque creemos que todos los colombianos tenemos una historia que nos une a Postobón, y eso es lo que nos permite seguir siendo parte de su cotidianidad”. Esta relación con los hogares y sus generaciones, en las ciudades y los rincones más apartados del territorio, impulsa hoy sus grandes apuestas por el país.
¿Cuáles han sido los hitos más importantes en la historia reciente de Postobón bajo su liderazgo?
MIGUEL FERNANDO ESCOBAR: En 2013 asumí la presidencia de la compañía con el objetivo de hacer una gestión de propósito, que recogiera el legado histórico y lo proyectara hacia el futuro con el sello de la generación de valor, y creo que lo hemos logrado. Por una parte, nos enfocamos en lo que mejor hacemos: desarrollar el mercado de bebidas con marcas y categorías, aprovechando nuestro sistema de distribución, con aliados como PepsiCo y RedBull; y, por otra, hemos logrado ir más allá, gracias a la decisión de participar en otras categorías con marcas de cerveza como Andina y Heineken, y de salsas, snacks y café, como Bary y Tostao.
Hoy, además, tienen presencia en 25 países. ¿Qué ha sido clave en el proceso de internacionalización?
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M.F.E.: El respaldo de la Organización Ardila Lülle (OAL) ha sido fundamental. Hemos fortalecido nuestra presencia internacional con posiciones propias de producción, comercialización y distribución en España, Estados Unidos y Ecuador. Además, asumimos el liderazgo en asuntos de sostenibilidad ambiental y social en la industria, un aspecto decisivo para la operación a escala internacional, sobre todo en economía circular, gestión del cambio climático y gestión integral del agua, una decisión que hoy tiene un peso importante en la operación.
¿Cómo aborda Postobón el uso sostenible del agua, considerando su huella hídrica?
M.F.E.: En la última década, hemos reducido en 44 por ciento el consumo de agua por litro de bebida producida, demostrando nuestro compromiso con la sostenibilidad. Además, hemos implementado soluciones que facilitan el acceso al agua en los territorios, como acueductos veredales y sistemas de potabilización. Este enfoque se complementa con nuestra neutralidad en carbono y el uso de energía fotovoltaica en las operaciones industriales, en lo cual somos pioneros. También lideramos iniciativas de movilidad sostenible, incluyendo la incorporación del primer tractocamión eléctrico para bebidas en el país.
Por otra parte, mantener su vigencia y competitividad durante más de un siglo, habla de la enorme capacidad de adaptación de la empresa…
M.F.E.: Postobón ha entendido los contextos y complejidades a lo largo del tiempo y lo ha hecho sin perder su visión proactiva y propositiva, lo cual denota la coherencia entre su forma de pensar y actuar. De ahí deriva la fuerza para adaptarnos a los entornos cambiantes. Por ejemplo, Bretaña es un claro modelo de adaptación. Es una marca con más de 100 años de historia, que hoy se mantiene dinámica, liderando y cerca de las nuevas generaciones, sin perder su esencia de marca.
¿Cómo proyectan el futuro de Postobón?
M.F.E.: Estamos en constante transformación para crecer. Si bien seguimos enfocados en lo que mejor sabemos hacer, la gestión de marcas y categorías impulsadas por nuestro robusto sistema de distribución, cada vez ampliamos nuestro espectro de generación de valor. Nacimos como una empresa de bebidas, pero hemos construido capacidades para ofrecer mucho más, como, por ejemplo, alimentos asequibles para toda ocasión de consumo. La innovación es clave en todo lo que proyectamos. Basta recordar cómo Manzana Postobón fue pionera como una bebida única en el mundo por su color y sabor. También lo es haber construido una red de distribución que comenzó a lomo de mula y ahora alcanza el 90 por ciento del territorio nacional, junto con la creación de estándares industriales aún vigentes.
Con base en su experiencia en una empresa de trayectoria como Postobón, ¿qué demanda el país de los nuevos líderes?
M.F.E.: Siempre he creído en el poder del optimismo; ese es un buen mensaje para ver cada día como una nueva oportunidad de avanzar y contribuir a la construcción de un mundo sostenible. Tener una visión optimista, en todos los ámbitos de la vida, lleva a enfrentar los desafíos con convicción. Suelo decir que el optimismo no puede ser una palabra, sino una actitud, y eso lo vivo en Postobón. No ha pasado un solo día en que no disfrute mi trabajo en esta compañía y estoy seguro de que es así porque lo asumo con todo el optimismo.
¿De qué manera los líderes empresariales pueden convertirse en motores del cambio hacia un futuro más sostenible?
M.F.E.: Los líderes empresariales tenemos la responsabilidad de ser generadores de confianza en la sociedad y garantes de la creación de valor sostenible. Esto exige impulsar pasos racionales y confiables hacia un objetivo común: la sostenibilidad del planeta y la sociedad. En este momento de inflexión, el sentido común se vuelve determinante, con las empresas y sus líderes como motores esenciales de bienestar y prosperidad. Nuestra tarea diaria incluye gestionar las expectativas de los grupos de interés, equilibrando emoción y razón. Este enfoque nos permite avanzar entre el disenso y el consenso para construir y crear colectivamente.