PAÍS

Región Caribe afronta grandes desafíos por migración venezolana

La Universidad del Norte hizo una radiografía de la situación migratoria y sus efectos en la ciudad de Barranquilla y los departamentos de La Guajira y Cesar.

27 de junio de 2019
| Foto: Comercial

Generar una pauta clara de atención, que articule los lineamientos y medidas nacionales con las departamentales y municipales, es uno de los grandes retos que tiene la Región Caribe en materia de migración venezolana.

Así lo concluyó la Universidad del Norte, tras varios estudios adelantados por la División de Derecho, Ciencia Política y Relaciones Internacionales de la institución, que ha liderado y continúa desarrollando múltiples actividades académicas que incluyen cátedras, talleres, seminarios, conferencias y conversatorios, entre otros, encaminados a reflexionar sobre la frontera colombo-venezolana y la actual crisis migratoria.

De acuerdo con los estudios, uno de los desafíos es aumentar el número de funcionarios para la atención a migrantes y la capacitación de los mismos; así como los recursos necesarios para optimizar dicha atención, lo que implica analizar de dónde van a provenir esos dineros y en qué se van a invertir.

Angélica Rodríguez Rodríguez, profesora e investigadora del Departamento de Ciencia Política y Relaciones Internacionales de la Universidad del Norte, explica que hay una tarea prioritaria y es la generación de una política pública de atención integral que establezca lineamientos y rutas claras de respuesta, para lo cual es fundamental el trabajo articulado a nivel regional y el involucramiento de las Oficinas Regionales de Migración.

Este gran trabajo en materia de atención es clave, ya que según los estudios de la institución superior, mientras en la dinámica nacional el porcentaje de migrantes venezolanos en Colombia señala aproximadamente que el 60% está en situación de regularidad y el 40% en situación de irregularidad, en departamentos como La Guajira y Cesar estos porcentajes se revierten, y el 60% se encuentra en irregularidad.

“Acá hay un desafío particular, en tanto se dificulta la atención y se limitan las oportunidades para que los migrantes accedan a servicios de salud, por ejemplo”, afirma Rodríguez, quien agrega que esta situación de irregularidad aumenta las posibilidades de que los migrantes sean captados por grupos delincuenciales y estructuras de crimen organizado, genera escenarios de explotación laboral y fomenta la vinculación al trabajo informal.

Los efectos en Barranquilla

Específicamente en Barranquilla, hay una gran tarea en cuanto a migración venezolana -dice la investigadora- toda vez que, adicional a los desafíos tradicionales de prestación de servicios de salud, educación y generación de empleo, la ciudad comienza a presentar problemas relacionados con la ocupación del espacio público, bien sea porque allí se desarrollan actividades de trabajo informal o porque se instauran sitios de alojamiento temporal. Igualmente, las autoridades ya han registrado casos de explotación sexual e incorporación de migrantes a agrupaciones delincuenciales.

Vale la pena mencionar que el Caribe, y en particular Barranquilla, ha tenido una experiencia previa de recepción de migrantes mucho mayor en comparación con otras ciudades del país. Adicionalmente, las similitudes culturales con los venezolanos, hacen que los procesos de acogida e integración resulten mucho más sencillos que si se los compara con las experiencias europeas de recepción de migrantes sirios o del Norte de África.

Por otra parte, mientras las primeras oleadas de migrantes venezolanos que llegaron no solo a la ciudad sino al país daban cuenta de una población con nivel adquisitivo alto o medio, en las oleadas más recientes se evidencia un incremento en la migración de población venezolana en situación de vulnerabilidad, lo que implica un desafío adicional para la incorporación económica y social.

De acuerdo con el Conpes 3950 de 2018, a 24 de junio de ese año había en Barranquilla 35.533 venezolanos, lo que correspondería al 29% de los venezolanos migrantes en el departamento del Atlántico, y al 3% de la población del municipio. No obstante, de ahí se deriva un primer inconveniente, en tanto las autoridades locales sostienen que las cifras son mucho mayores, por lo cual un censo más preciso resulta prioritario, tanto para realizar un diagnóstico adecuado de la situación como para la generación de medidas de atención local.

Cabe anotar que el Atlántico, así como Bolívar y Magdalena, han desarrollado Mesas de Concertación Migratoria, en las que han participado diferentes actores de la sociedad, incluidos migrantes, con el objetivo de encontrar alternativas integrales a la problemática presentada.

Adicional a esto, a pesar de no ser una ciudad de frontera, pero debido al gran flujo de migrantes venezolanos que ha recibido, Barranquilla ha sido investida con el estatus de ciudad priorizada, lo que le ha permitido avanzar en el sistema de atención a la población migrante, así como llevar a cabo algunos operativos exitosos de identificación, atención y reubicación temporal.

Migración y seguridad

Actualmente, el Departamento de Ciencia Política y Relaciones Internacionales de la Universidad del Norte, lidera otro proyecto sobre migración y seguridad en la frontera colombo-venezolana, cuyos resultados serán publicados en un libro que se espera concluir durante el segundo semestre de este año.

Asimismo, se dará inicio a un trabajo conjunto con la Unidad de Prácticas Jurídico-Políticas y Servicios a la Comunidad de la Universidad del Norte, para que los estudiantes de la Maestría en Relaciones Internacionales puedan trabajar en sus investigaciones con los datos recopilados por este proyecto, que contempla el análisis de los flujos migratorios, la caracterización de los migrantes, el tipo de migración y las respuestas institucionales que se presentan en la zona fronteriza, con énfasis en la zona Norte.

El estudio también analiza el tema de seguridad, en el que se ha observado la presencia de grupos armados ilegales y rentas ilícitas, así como las dinámicas de ilegalidad que se generan en torno a estas variables y cómo las mismas afectan la gobernabilidad de los municipios fronterizos colombianos.