Prevención
Salud mental: es hora de hablar de lo que no se habla
Muchos de los suicidios se pueden evitar. Por eso es importante conocer los signos de alarma, las rutas de atención y el apoyo que se puede brindar ante un riesgo de este tipo.
Es normal que a veces las personas se sientan abrumadas, tristes y estresadas por diferentes sucesos que ocurren. La vida es una especie de montaña rusa, un día todo va de maravilla y en un abrir y cerrar de ojos todo cambia. Algunas personas asumen con facilidad estos cambios y se mentalizan en que mañana será un nuevo día, pronto llegará otro trabajo, otra pareja u otro amigo a sus vidas. Sin embargo, hay personas que asumen de otra manera situaciones adversas y les cuesta aún más avanzar o ver con claridad un mañana mejor, se abruman y encuentran como única salida quitarse la vida. Por eso, es hora de hablar de lo que no se habla.
Cada persona asimila las situaciones y problemas de una manera diferente, esto puede influir en diferentes factores como:
- Problemas familiares, en relaciones, o fallas en su sistema de apoyo.
- Haber sufrido traumas, tales como abuso físico y sexual.
- Pérdidas personales.
- Niveles socioeconómicos bajos o la pérdida de empleo.
- Trastornos mentales, tales como depresión, trastornos de personalidad, esquizofrenia, alcoholismo o abuso de sustancias.
- Exposición al suicidio de otras personas.
Cuando una persona importante para su vida atraviesa por una situación que le está afectando emocionalmente, lo mejor que puede hacer es escucharlo, hacerle saber que no está solo y prestarle un hombro para llorar cuando lo necesite. Si, por otro lado, es usted quien está atravesando por pensamientos que lo agobian o siente que la vida lo está sobrepasando, que nadie lo entiende o que su red de apoyo es insuficiente, hay profesionales que le pueden dar una luz y ayudarle a estar bien para recomponer su vida. La mayoría de los casos de suicidio son prevenibles si todos actuamos como familia, comunidad y sociedad.
Síntomas que pueden salvar vidas
Así como cualquier enfermedad, el suicidio también tiene sintomatología y aunque no siempre son evidentes y pueden variar dependiendo de cada persona, pueden existir pequeñas muestras como:
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- Presencia de pensamientos o planes de autolesión en el último mes o actos de autolesión en el último año.
- Alteraciones emocionales graves y constantes.
- Sentimientos de desesperanza.
- Violencia.
- Conducta poco comunicativa y/o aislamiento social.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el suicidio es la segunda causa de muerte de los jóvenes entre los 15 y 29 años, por lo que, si conoce a alguien que esté planeando hacerlo, es importante que sepa cómo abordar la situación:
- Dialogue con empatía. Lo primero es iniciar una conversación con esa persona y tener presente que está ahí para escuchar y no para juzgar ¡Póngase en sus zapatos!
- Permita que la persona exprese sus sentimientos.
- Siempre que sea posible respeta su intimidad, hay muchas cosas que no se quieren contar.
- Háblele de forma directa sobre el suicidio, exprésele su preocupación y no prometa confidencialidad frente al tema.
- Tome seriamente la situación y evalúe el grado de riesgo. Aconséjelo sobre cómo buscar ayuda profesional y a dónde puede acudir.
- Procure no dejar a su ser querido solo y retire aquellos objetos que puedan suponer un riesgo para su vida. Si el riesgo es alto, procure acompañar a la persona.
- No ignore la situación ni se muestre consternado. Tampoco entre en pánico, no use frases como “todo estará bien”, ni busque hacer parecer el problema como algo trivial.
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*Contenido elaborado con el apoyo de Famisanar.