Publirreportaje
¿Qué pasa al interior de un hospital que maneja pacientes covid?
Mauricio Muñoz, autor de la obra, hace una invitación a reflexionar sobre el valor de las cosas simples y a disfrutar cada regalo de la vida.
“Despierte, don José, despierte, le decían las enfermeras al hombre que estaba a mi lado en la unidad de cuidados intensivos, recuperándose de las secuelas de la covid, luego de ser desentubado debido a que su saturación y signos vitales estaban controlados”.
Pero los llamados y esfuerzos por reanimarlo fueron en vano, porque don José nunca despertó… “Fue el primer muerto de siete más que vi partir de este mundo por cuenta de la pandemia”, cuenta Mauricio Muñoz, autor del libro Vivir entre los muertos, que será presentado a mediados de noviembre en el Congreso de la República.
Por asuntos de trabajo, como representante de la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo, Mauricio viajó un jueves a Corinto, Cauca, y luego se trasladó el viernes a su casa materna en Timbío con la idea de regresar a Bogotá el martes después de puente; pero el cansancio y el malestar lo obligaron a guardar reposo y a tomarse las pruebas que le confirmarían algo que ya sospechaba: la covid estaba hospedada en su cuerpo.
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Aunque cuenta la historia personal del autor, este libro narra el día a día de cientos de miles de personas que, por cuenta de la pandemia, tratan de sobrevivir a la covid-19.
“Al ingresar al hospital, sentí que se abrieron las puertas del infierno para entrar en un laberinto tenebroso, donde el miedo y la incertidumbre se apoderan del cuerpo y de la mente sin esperanzas de encontrar la salida”, dice Mauricio, quien decidió plasmar todas estas experiencias en un libro de 60 páginas, organizadas en tres capítulos: ‘Unidad de cuidados intensivos’, ‘Contagio’ y ‘Salida’.
Nunca quiso dejarse intubar a pesar de que la saturación bajó a 63, cuando lo normal es 95. Los médicos le advirtieron que iba a morir, pero él prefirió mantenerse consciente en la medida de lo posible. Tuvo momentos de alucinación y también de realidad: vio el túnel, se reencontró con su madre fallecida y hasta presenció su propio sepelio de una manera muy real, como lo narra de manera descriptiva en este libro, que vale la pena leer.