CIENCIA
Hay esperanza para el demonio de Tasmania
Investigadores lograron secuenciar la información genética de una rara enfermedad que amenaza a la población salvaje de este animal.
Los investigadores han logrado secuenciar el genoma de la enfermedad mortal que está llevando hacia la extinción a la población salvaje del demonio de Tasmania.
Esperan que la información genética ofrezca claves sobre cómo erradicar el tumor facial del demonio (DFTD, según sus siglas en inglés), que se transmite por mordedura. Detalles de la investigación se difundieron en la publicación Cell.
Desde que el DFTD se registró por primera vez en 1996, se estima que la población en alguna área ha caído en alrededor de un 90%.
DFTD es una enfermedad mortal que se caracteriza por la aparición de tumores faciales.
Al volverse más grandes, el animal empieza a tener dificultad para comer. Por ende se pone débil y no puede competir con otros animales por la comida.
Los investigadores dicen que los animales afectados mueren entre los tres y cinco meses después de que aparecen las primeras lesiones.
Las vías de mutación
El equipo internacional de científicos que secuenciaron el genoma (paquete completo de material genético) del DFTD utilizó un trabajo anterior que secuenció el genoma del demonio de Tasmania propiamente dicho. El trabajo combinado podría tener un papel relevante en la prevención de la constante propagación de la enfermedad.
"Ahora podemos buscar vías de mutación que puedan ser responsables del crecimiento del cáncer, las cuales pueden ofrecer potenciales objetivos o ideas para intervenciones terapéuticas que ayuden a los demonios", explicó la coautora Elizabeth Murchison, una investigadora del Wellcome Trust Sanger Institute de Cambridge, en el Reino Unido.
"También nos permitió identificar un número de genes que tienen un número de mutaciones, lo que lo hace diferente a un genoma normal de un demonio", le manifestó a la BBC.
"Por supuesto, también esperamos desarrollar vacunas que ayuden al cuerpo de los demonios a detectar que el cáncer es un elemento externo, y que usando estos genes que son diferentes entre el cáncer y el huésped, puede presentar ideas para desarrollar vacunas", añadió.
Origen
La doctora Murchison agregó que la secuencia también permitió a los investigadores entender la dinámica de la enfermedad.
Utilizando un "trabajo de detección genética" la profesional y su equipo concluyeron que la enfermedad apareció primero en una hembra hace 15 años.
"Hasta donde sabemos, era sólo un demonio de tasmania hembra salvaje, que por alguna razón desarrolló este tumor que se volvió transmisible", detalló.
Investigaciones previas revelaron que el DFTD se traspasaba a través de mordeduras, que son habituales en la interacción social de los demonios.
"Normalmente, un cáncer que aparece en el cuerpo de una persona muere cuando esa persona muere", explicó. "Normalmente no tiene una existencia fuera del cuerpo de su huésped".
"Lo inusual del cáncer del demonio de Tasmania es que ha sido capaz de sobrevivir después de la muerte de su huésped", puntualizó la investigadora. "Esto fue posible por el hecho de que los demonios se muerden unos a otros, lo que creó una ruta de transmisión para el cáncer"
La rápida propagación de la contagiosa DFTD produjo un pronunciado declive en la población salvaje de los demonios, haciendo que el gobierno de Australia lo incluyera en 2009 en la lista de especies en riesgo.
Reserva en cautiverio
Como el marsupial carnívoro más grande del mundo sólo se encuentra en su hábitat natural dentro de Tasmania, la especie aparece también en la lista roja de especies amenazadas de la International Union for Conservation of Nature.
El futuro de los demonios era tan desolador que en 2005 se impulsó un programa apoyado por el gobierno para proteger la especie.
Esto incluía poner a más de 270 demonios de Tasmania sin la enfermedad en cautiverio para el caso de que sea necesario reestablecer una población sana en el futuro.
"Mi objetivo es hacer algo para detener la propagación de la enfermedad antes de que sea demasiado tarde, pero la población salvaje está cayendo muy rápidamente, y existe el temor de que esta especie salvaje desaparezca en 20 ó 30 años", explicó Murchison.
"Sería imposible reintroducir demonios en su hábitat natural hasta no estar seguros de que no hay demonios enfermos allí fuera, de lo contrario no tendría sentido porque la enfermedad volvería nuevamente", añadió la experta.
Murchinson tiene claro que se debe continuar investigando: "Aun si tuviéramos que esperar para reintroducir los demonios en la naturaleza, es muy importante impedir que esos demonios se enfermen, y erradicar la enfermedad, por si acaso hay restos de ella en el hábitat natural".