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Congreso de los Estados Unidos. Foto: Getty Images | Foto: Getty Images

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El Museo Latino de Washington contará una historia que faltaba por contar

El pasado 21 de diciembre, el Congreso de Estados Unidos aprobó una ley para construir un museo latino, una medida que consagra la cultura hispana en el corazón de la simbólica explanada de Washington.

Ariela Navarro / AFP
23 de diciembre de 2020

Para Estuardo Rodríguez, uno de los principales promotores de esta idea, este es “un sueño hecho realidad,” después de más de dos décadas de lucha. Además, constituye una “validación” y un “reconocimiento” para la población latina en Estados Unidos, en un año particularmente difícil por la pandemia.

“Esto nos da esperanza al final de un año tan difícil de que el trabajo y el sacrificio de nuestros abuelos no fue para nada”, contó a la AFP Rodríguez, consejero delegado de la asociación Amigos del Museo Nacional Latino Estadounidense.

La aprobación también incluyó una partida para la creación de un museo sobre la historia de las mujeres, zanjando un largo debate en el Congreso y en la sociedad sobre si estas iniciativas constituyen una fragmentación de la identidad estadounidense o una celebración de la diversidad.

Ahora la ley debe ser firmada por el mandatario republicano Donald Trump, dando paso a un largo proceso que puede llegar a durar una década hasta que las instituciones abran sus puertas.

La campaña para construir el edificio comenzó en 1994 cuando una comisión de la institución Smithsonian -que regenta los museos de la capital estadounidense- determinó que los centros existentes mostraban un “patrón de negligencia voluntaria” hacia la cultura latina.

Pasaron décadas y una sucesión de gobiernos hasta que en julio de 2020 la Cámara de Representes aprobó una iniciativa bipartidista para construir el museo.

Contar las historias que han sido excluidas

Danny Vargas, presidente de la junta de la organización Amigos del Museo Nacional Latino Estadounidense, expresó en un comunicado que la tramitación de esta ley “culmina un esfuerzo de décadas para crear una institución que celebre y que conmemore cerca de 500 años de contribución de los latinos” en el país.

“Llegó el momento de contar las historias que han sido excluidas de nuestra historia y que faltaban en nuestros museos”, agregó Vargas.

El senador demócrata Bob Menendez celebró la iniciativa y dijo que es la culminación de un camino lleno de “inmensos obstáculos”.

“Como lo he dicho en otras ocasiones, los latinos están acostumbrados a superar obstáculos”, indicó en un comunicado, afirmando que está ansioso de poder llevar a sus nietas al museo.

Rodríguez explicó que el proceso que viene es largo y complicado ya que su asociación se comprometió ante el Congreso a contribuir con la mitad de los costos del proyecto, estimado en unos 700 millones de dólares.

Otra lucha será el lugar exacto que ocupará el museo en la explanada.

“No creo que el Servicio de Parques de Smithsonian, o algún otro órgano regulador que controle la explanada, nos vaya a otorgar rápidamente la mejor ubicación. Vamos a tener que luchar”, explicó.

Críticas de los propios latinos

“Es muy apropiado para nuestra comunidad -que ha dado tanto en este tiempo de la pandemia- que se apruebe esta ley en este momento”, dijo Rodríguez.

A la pregunta de si el museo va incluir también la historia de los latinos que arriesgaron su vida durante la pandemia como primera línea en el sector sanitario o asegurando el suministro en los rubros alimentarios, el lobista contestó que él no es el gestor cultural del museo, pero que le gusta la idea.

“Sería fantástico poder resaltar esas historias”, proyectó.

Pero no todos los latinos en Estados Unidos defienden este proyecto. El académico Mike Gonzalez, investigador del centro conservador Heritage Foundation, es un crítico de larga data esta idea ya que afirmó en un editorial en 2016 que dividir al país en categorías ha creado un grado de “fragmentación social que recién comienza a ser aparente”.

Gonzalez dijo el lunes en Twitter que el museo va a ser “controlado por profesores en estudios étnicos” y que va a ser un “invernadero de quejas”.

Rodríguez desestimó estas críticas afirmando que surgen del “miedo de que si uno celebra una parte de su ancestros, es de alguna forma menos estadounidense”.

“Eso es algo que siempre hemos hecho. Que hemos destacado en nuestros libros de historia. El rol de los ingleses, de los italianos, de los alemanes, que vinieron a este país”, concluyó.

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