Cultura política
“La Constitución es la base de la identidad de un país”
El 25 de octubre, los chilenos votaron a favor de redactar una nueva Constitución. Arcadia habló con el renombrado constitucionalista alemán, Matthias Herdegen, sobre el papel que juega una Constitución en una sociedad.
¿Qué es una Constitución y cuál es el papel que juega hoy?
La Constitución es la base del ordenamiento político y social de un país. Más importante aún, es la base de los derechos fundamentales de los ciudadanos y es la herramienta que brinda protección a las minorías. Mientras que una ley ordinaria puede modificarse según las coyunturas mayoritarias, la Constitución, como marco fundamental del ordenamiento de un país, se resiste a los cambios fáciles. Ella brinda una protección más sólida y durable, por lo que el ciudadano puede sentirse más seguro.
En Chile, el voto por una nueva Constitución pareciera señalar un sentimiento popular de que la vigente, en su totalidad, ya no refleja de forma adecuada los anhelos e inquietudes de amplios sectores de la población. En ese contexto hay que enfatizar, que en momentos en que una sociedad está fragmentada, muchos ciudadanos ponen expectativas demasiado elevadas frente a un proceso constituyente, olvidando que un nuevo texto constitucional no es un remedio universal.
En el caso de Colombia, la Carta Magna de 1991, fortaleció la cohesión del pueblo colombiano y aumentó la confianza en las instituciones públicas, sobre todo en la justicia. Si hay quienes sienten que eso está cambiando, el camino acertado sería mejorar la calidad de la gestión institucional, más que pedir reformas al texto.
¿Los cambios constitucionales deberían ser fáciles o difíciles de hacer?
Los constituyentes o los legisladores que son en últimas quienes elaboran y redactan una Constitución no pueden pronosticar el futuro. La necesidad de hacer reformas viene con el tiempo. Las sociedades cambian, y por tanto, una Constitución debe mantener cierto grado de elasticidad. No debe convertirse en un obstáculo insalvable, pero tampoco puede modificarse como si fuera una ley ordinaria. Hay que mantener un equilibrio entre la Constitución como marco jurídico durable y la necesidad de ajustarlo
En particular en América Latina, pero también en algunos otros países del mundo, existe una tentación de la clase política a utilizar reformas constitucionales como instrumento ordinario para hacer política. Eso, en mi opinión, afecta la autoridad real de la Constitución como orden que está por encima de coyunturas políticas.
¿Hay momentos que ameriten un cambio constitucional?
Sin duda hay momentos en la historia que ameritan reformas constitucionales, y la gran mayoría de la población siente esa necesidad. Un ejemplo podría ser un bloqueo absoluto entre las instituciones o la ausencia de un control eficaz de abusos de poder. Pero eso es muy distinto a convertir las reformas constitucionales en instrumento para adelantar cualquier agenda política.
Basta con mirar la Constitución de los Estados Unidos que ha servido por más de 200 años, con muy pocos cambios, y con la misma textura que le otorgaron sus arquitectos en el siglo XVIII.
Por esa tentación de hacer política mediante reformas constitucionales, ¿cree usted que las constituciones deberían tener artículos intocables?
La Constitución alemana tiene cláusulas pétreas. La dignidad humana, la estructura federal del Estado y los elementos básicos del Estado social de derecho son principios inmunes a reformas constitucionales.
La consagración de un núcleo intocable responde a una experiencia histórica específica: el nacional-socialismo. La dictadura nazi consolidó su poder por medio de una reforma constitucional que autorizaba al Gobierno a legislar sin necesidad de acudir al Parlamento. A través de presión, chantaje y encarcelamiento de miembros de la oposición, se logró en ese entonces una mayoría de dos tercios en el Parlamento. Fue esa mayoría la que permitió adelantar dicha reforma, que acabó con la democracia y el Estado de Derecho.
Para la teoría constitucionalista de un núcleo inmodificable, cada constitución tiene rasgos que le dan un carácter específico y que establecen la “identidad del edificio constitucional”. Por ende, una reforma constitucional no debería poder salirse completamente de ese concepto.
La Constitución colombiana, por ejemplo, no tiene cláusulas pétreas, pero hace años la jurisprudencia constitucional colombiana adoptó la teoría alemana de los principios inmodificables. El país se constituyó como un Estado social de derecho, obligado a proteger los derechos fundamentales de sus ciudadanos y a mantener una separación de poderes. Si se llegase a romper este último concepto, por ejemplo, la Constitución ya no sería la misma y cambiaría su identidad.
¿Qué debería hacer una Corte Constitucional cuando la mayoría de un pueblo pide una reforma?
Los jueces y los constitucionalistas, como parte de la sociedad son receptivos a los cambios de percepción política y al deseo de nuevos desafíos. Pero tienen la obligación de respetar la Constitución vigente y proteger su núcleo intocable. Además, no les corresponde realizar cambios de sentido, que exigen una abierta reforma constitucional mediante el proceso legislativo de rigor.
Las constituciones tienen cláusulas dotadas de cierta elasticidad, que se prestan para que su interpretación cambie con los años. Lo que entendemos por igualdad de sexos, la noción de familia, de dignidad humana y de privacidad, ha cambiado con el transcurso de las décadas.
Hace 30 ó 40 años aceptar el matrimonio de parejas del mismo sexo, o más aún, reconocer un derecho constitucional en ese sentido, habría parecido audaz para la mayoría de nuestros pueblos. Hoy en día, la Corte Constitucional colombiana protege ese derecho y es proactiva al exigir que se facilite el registro de esas uniones, aunque la Carta Política no sea explícita sobre ese punto. Algunos ven estos cambios como un activismo excesivo por parte de los jueces y otros, por el contrario, los entienden como ejemplos del cumplimiento idóneo de la función del juez constitucional de interpretar la constitución atendiendo a las nuevas realidades sociales.
¿Cuál es la importancia de que un pueblo conozca su Constitución?
La Constitución es el fundamento, aceptado por todos los ciudadanos para identificarse como comunidad. Conocer la Constitución es como conocer el ancla de nuestra convivencia y el fundamento del hogar. Es saber dónde se está ubicado y entender la relación de uno como ciudadano frente a la comunidad que está organizada como Estado. Además, es una expresión de la memoria colectiva. Muchas cláusulas de la Constitución alemana no pueden entenderse sin tener en cuenta su historia y sus traumas.
Desde su promulgación, la Constitución de Chile ha sido reformada 52 veces, 8 de las cuales se sucedieron en 2020.
*El Prof. Dr. DDr.h.c. Matthias Herdegen es constitucionalista e internacionalista. Es Director de los Institutos de Derecho Internacional y de Derecho Público de la Universidad de Bonn.
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