Historia

Los mercados navideños alemanes

Cuando la oscuridad y el invierno llegan, en toda Alemania se empieza a sentir el espíritu de la Navidad. Conozca más de cerce cómo se vive esta época.

Janina Pérez Arias
17 de diciembre de 2013
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Cuando aún hace calor y la gente ni siquiera piensa en el invierno, los anaqueles de los supermercados alemanes se ven invadidos por diferentes productos navideños. Spekulatius (galletas de especias), mazapán cubierto con chocolate, Lebkuchen (pan de especias), figuras de San Nicolás achocolatadas, entre otros productos, anuncian que en unos meses llegará la Navidad.  

Hacia finales de noviembre, el ambiente navideño en Alemania se hace sentir aún más. Es el momento en el que empiezan a decorarse las calles con guirnaldas, luces y carteles con el consabido Frohe Weihnachten! (¡Feliz Navidad!); y es también la hora de montar los esperados stands para los mercados navideños.

Esta tradición de los mercados tiene, en gran parte, su origen en los llamados Nikolausmärkten (Mercados de Nicolás) que se hacían en honor a San Nicolás, un generoso viejecillo que fabricaba regalos para los niños.

Con el tiempo, y por la influencia del Protestantismo, San Nicolás (a quien se le sigue celebrando su día el seis de diciembre) fue sustituido por el Niño Jesús, sobre todo en las regiones del sur. En el norte del país, sin embargo, cortaron por lo sano, y a esos mercadillos se les denominan masivamente Mercados de Navidad.

En las crónicas de las diferentes regiones, que más tarde se unieron para formar Alemania, figuran otros orígenes. Por ejemplo, el permiso otorgado en 1434 por Federico II de Sajonia para que en la plaza principal de Dresde se pudiera establecer un “mercado libre” para la venta de carne. Para poder adquirir ciertos artículos especiales, por lo general el primer día de Adviento, en los antiguos mercadillos se comercializaban productos de los artesanos de la región (caso de Munich en sus inicios), como cestería, juguetes, dulces y especias. Con el tiempo se prolongaron los días y se amplió la oferta. Hacia el siglo XIX ya se vendía ropa de algodón, figuras para el nacimiento, mayor cantidad de dulces y más comida. Así fue como cada uno de los mercados empezó a desarrollar sus propias características y tradiciones.

En el marco de los mercados navideños actuales y en algunas regiones de Alemania, se celebran también los Mercados de Navidad Medievales para que los visitantes tengan una idea de cómo eran en sus inicios y experimenten los orígenes de la tradición.

Hoy en día, existen muchos mercados navideños. Unos están aferrados a las tradiciones, como el de Dresde y Munich; otros ofrecen un toque de modernidad, como el Mercado Internacional de Navidad de Essen (en Renania del Norte); y algunos presentan muestras de gran tolerancia, como el mercadillo gay que se celebra en Colonia, paralelamente al principal. No obstante, la siguiente selección trata de mostrar la variedad de los más conocidos y las diferencias entre los mismos.

Mercado del Niño Jesús de Núremberg
Bajo el nombre inicial de Kindles-Marck, su existencia oficial data de 1628. Sin embargo, cuenta la leyenda, que desde 100 años antes, al iniciarse la época de Adviento en esta ciudad bávara, ya se montaba un mercadillo donde se compraban especias.

En el se conjuga todo lo que debe tener un mercado tradicional alemán de Navidad, no en vano es el más conocido mundialmente. Tiene su inicio cada 30 de noviembre, tras escoger al Niño Cristo que se encarga de la inauguración a través de una ceremonia en la plaza central del mercado en el casco antiguo de la ciudad, y se prolonga hasta el 24 de diciembre.

Así mismo, se nombra a la Reina del Feuerzangenbowle, un muy preciado ponche caliente especiado y de alto contenido alcohólico, cuyos nueve mil litros toman cuerpo en una inmensa olla de 2.5 metros de diámetro por 3.5 de alto. Y en cuestión de gastronomía, aunque la tradición del pan de especias está muy difundida en toda Alemania, es en Núremberg donde se puede comer el auténtico e inigualable pan de especias, cuya manufactura ostenta denominación de origen desde 1996.

Mercado del Niño Jesús de Munich
Con una tradición que se remonta al siglo XIV, y después de cambiar de nombre y haber tenido varios escenarios por toda la ciudad, este mercado se despliega a lo largo y ancho de la Marienplatz, en el corazón de Munich, desde 1972. Cada año, a partir del 25 de noviembre, un abeto de 30 metros de altura con más de tres mil luces, es colocado en el centro de esta emblemática plaza, invitando a propios y extraños a disfrutar hasta el 24 de diciembre de un singular ambiente navideño. Es conocido por su gran oferta de adornos, artesanías y figuras para el nacimiento o portal de Belén.

 De los 150 stands, en 17 se vende vino caliente especiado, y en 13 especialidades gastronómicas bávaras. Haciendo honor a la tradición cervecera de la región, solamente durante este mercadillo se ofrecen tres variaciones de cerveza negra caliente aromatizada con canela, jengibre, y clavos de olor, así como de cerveza oscura caliente y caramelizada con un ligero sabor a malta.

Aunque en otras partes de la ciudad se encuentran otros mercadosel de la Marienplatz es el principal y el más atractivo. Todos los días, desde el balcón del Ayuntamiento, se ofrece música bávara y navideña en vivo, y en el patio principal de ese edificio se encuentra un impresionante y tradicional pesebre.

Mercado de Navidad de Berlín
Sin duda alguna, éste es el más grande de Alemania, con 60 mercadillos desplegados por toda la ciudad. Visitar la capital alemana entre el 26 de noviembre y el 23 de diciembre, es empaparse del espíritu navideño. Alrededor del Palacio de la Ópera se apuesta por la nostalgia.

A los pies de la emblemática Iglesia Memorial Kaiser Wilhelm - en la populosa avenida Kurfürstendamm-, los olores de las salchichas, las avellanas acarameladas y el vino caliente especiado, flotan en el aire. Artesanos de todo el mundo se apropian de la exclusiva zona del Gendermenmarkt, mientras que en los predios del Ayuntamiento Rojo, muy cerca de la famosa Alexanderplatz, abundan las atracciones para chicos y grandes; por ejemplo, una pista de patinaje sobre hielo en la Fuente de Neptuno o la inmensa Estrella de la fortuna. En los mercadillos berlineses es imposible aburrirse.

El Striezelmarkt de Dresde
Lo que se originó en 1434 como un mercado de carne durante 24 horas, justo un día antes de la celebración de la Navidad, tomó luego su nombre del Stollen o Striezel, un pan que se empezó a repartir a pobres y enfermos de la ciudad hacia el año 1471.

Hoy en día, este mercado navideño es el más antiguo de la región de Sajonia y de toda Alemania, y sigue girando en torno al Christsollen, un pan de frutos secos cubierto con una gruesa capa de azúcar pulverizada, la cual simboliza la manta blanca en la que está envuelto el Niño Jesús. De hecho, una de las máximas atracciones del Striezelmarkt es la Fiesta del Stollen, evento en el que los panaderos de la ciudad elaboran un gigantesco pan de cuatro toneladas, cuyo transporte hasta la Plaza Vieja del Mercado constituye todo un espectáculo.

Y ni hablar del momento de cortarlo para ser vendido en trozos, con un cuchillo de 1,60 metros de longitud.  Uno de los símbolos de este mercado es la Pirámide Navideña de más de 14 metros de altura, a la cual también se le dedica un día especial, el Pyramidenfest. Estas son apenas dos de las celebraciones que se llevan a cabo durante el Striezelmarkt, un mercado en el que también existe un extenso programa especial para niños hasta el 24 de diciembre.

El Mercado de Navidad de Hamburgo (Hamburger Weihnachtsmarkt)
La hermosa fachada del ayuntamiento de Hamburgo cobra aún más brillo con el mercado navideño que se despliega a sus pies desde el 25 de noviembre hasta el 23 de diciembre. En la ciudad anseática se ha apostado por la tradición, lo cual se hace sentir a cada paso por los cuidadosamente decorados stands distribuidos por todo el centro de la ciudad, así como también alrededor de la Iglesia de San Pedro.

Una de las particularidades de este mercado es que cada calle tiene un tema en especial, lo cual lo hace, además de atractivo, único en su estilo. Abundan las especialidades gastronómicas tanto del norte de Alemania y otras regiones del país, así como de Tirol, en Austria

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