Familia

¿Por qué no hay nada como el ‘hotel mamá’?

La generación que hoy tiene entre 20 y 34 años está cambiando la etapa de la independencia, por la comodidad económica que le brinda quedarse junto a papá y mamá. ¿Una decisión inteligente?

16 de octubre de 2015

Los “millenials” han generado toda una revolución en todo lo que tiene que ver con el manejo del dinero, la noción del trabajo y, en general, la percepción de la vida. Pero todo esto, porque durante su infancia vieron la preocupación de sus padres por el dinero, fueron testigos de la caída de la economía de sus países y porque una vez empezaron a enfrentar “el mundo real” se encontraron con dificultades de empleo y salarios bajos.

Antes, era bastante común en el mundo que los jóvenes desde los 18 buscaran su propio rumbo e independencia. Y aunque en Colombia quizás se podría demorar un par de años más, los jóvenes adultos siempre tenían en mente esa meta y buscaban los medios para trabajar y lograrla.

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Sobre esto, un reciente estudio de Pew Research Center señala que la transición entre la vida junto a sus padres y la independencia se está dando a un ritmo demasiado lento que se ha mantenido casi que inamovible los últimos cinco años. Y esta parece ser una tendencia mundial.

De acuerdo con una publicación de Life Edited, las razones estarían basadas, principalmente, en la economía y en el estilo de vida. Por un lado, una vez esto jóvenes terminan la universidad, cargan consigo créditos estudiantiles bastantes altos, mientras se encuentran con un mercado laboral que tampoco les ofrece oportunidades laborales estables y, mucho menos, sueldos que les ayuden a sostenerse por su propia cuenta.

La consecuencia de esto es que tampoco hay altas cifras de matrimonio, tanto porque consideran la idea como algo un poco obsoleto y tampoco sienten la urgencia de irse a vivir con su pareja, según concluye Life Edited.

Quienes sí…

A esto se le suma las buenas relaciones que esta generación logró construir con sus familiares, con quienes se sienten en confianza para iniciar sus proyectos de vida de adultez y, a la vez, contar con la comodidad que sólo le brinda el “hotel mamá”.

Incluso, aquellos que tienen la posibilidad de buscar una independencia financiera también muestran una preferencia por no hacerlo al tener la comodidad de su hogar, compartir los gastos y, especialmente, porque prefieren invertir su dinero en cosas totalmente distintas a una cuota inicial para un apartamento o para pagar un arriendo.

Una publicación de WBUR explica que esto también está relacionado con un factor sicológico y de educación durante a niñez: la mayoría de los jóvenes que se arriesgan a tomar este paso saben que, de todas formas, estarán respaldados de una manera o de otra por sus padres, por lo que ese “cordón umbilical” financiero, termina siendo un poco complicado de romper, sólo, hasta cuando ellos se encuentran solos afrontando sus propias deudas.

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Los roomates

Los ‘obligados’ a dejar su hogar, o aquellos jóvenes que dejaron el nido por sus estudios en otras ciudades, también han buscado la opción de permanecer en una especie de “sociedad” que facilite sus condiciones de vida, compartiendo las responsabilidades financieras, lo que comúnmente se conoce como el “compartir apartamento” o en términos de ellos, “tener roomates”.

Un estudio de la universidad canadiense Concordia argumenta que el “mudarse representa una transición significativa que puede constituir una crisis. Por suerte, esta crisis se puede superar con un poco de ayuda de sus amigos y familia, un hallazgo que también tiene implicaciones para los jóvenes desfavorecidos”.

Así que tras de esta nueva tendencia no sólo se esconden factores económicos sino también sicosociales que le permiten a esta nueva generación prepararse de forma más sencilla y tranquila hacia la vida de adultez, llena de responsabilidades de todo tipo, en el espacio adecuado para desarrollar las habilidades necesarias para vivir una vida autónoma.

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