Consumo

¿Es imparable el fenómeno de la "uberización" de la economía?

Para muchos clientes es más práctico y barato.

BBC Mundo
26 de noviembre de 2015

Si quiere viajar de un punto a otro de la ciudad, abre la aplicación de Uber en su teléfono inteligente e indica el sitio en el que se encuentra y su destino.

En la pantalla puede ver el precio del viaje y los autos privados que circulan cerca. Escoge el que quiera (el más próximo o el que tiene mejor rating) yen pocos minutos llega el vehículo.

Al final del trayecto no necesita pagar en efectivo, porque la aplicación ya está vinculada a su tarjeta de débito o crédito. Y si quiere dividir la cuenta entre varias personas, lo puede hacer sin problema.

FP le recomienda “Lo bueno, lo malo y lo feo de la reglamentación de transporte tipo Uber”.

A fin de cuentas, se ha evitado la espera de que pasara un taxi por allí o tener que llamar a una compañía de transporte. Además, el precio está claro de antemano y no tiene que llevar billetes en su bolsillo.

"La gente usa Uber porque es más barato y directo, y lo entiendo", comenta un taxista de Miami, Estados Unidos, que lleva a pasajeros al aeropuerto.

"Pero lo que no saben los clientes es que esos autos no están asegurados como los nuestros, así que si ocurre un accidente pueden estar en problemas. Y los conductores de Uber no ganan mucho; yo lo hice un tiempo y tuve que dejarlo".

A pesar de las críticas, Dale, un conductor que trabaja con Uber en Londres, Reino Unido, tiene claro que los usuarios quieren una forma más directa y barata de obtener servicios.

"Para mí, este tipo de aplicaciones facilita la vida a la gente y por eso son tan populares", dijo.

Gracias a la tecnología

Ése es precisamente el espíritu de una tendencia que avanza a pasos agigantados a nivel global: la de los servicios que acercan a proveedores/vendedores con clientes, evitando intermediarios, simplificando procesos y reduciendo costos.

La tecnología es clave para esta relación negocio-consumidor sea más inmediata: basta una aplicación o un sitio de internet para vincular a las partes. Y desde luego, también el "oro del siglo XXI": los datos en tiempo real.

"La infraestructura digital y la inmensa cantidad de información han acentuado el cambio hacia una economía cada vez más orientada al cliente, al estilo Uber", explica Andy Neely, investigador especializado en servicios de la Universidad de Cambridge, en Reino Unido.

"Ya no alcanza con sólo suministrar un producto o un servicio al consumidor. La gratificación del cliente, en forma de comodidad y eficiencia, se ha convertido en un elemento clave".

Algunos denominan a este nuevo fenómeno "economía compartida". Otros "economíageek". Y otros, "uberización" de la economía o simplemente "uber-economía".

El crecimiento de Uber es, de por sí, indicador del abrumador avance de esta tendencia. Laappfue lanzada en mayo de 2010 en San Francisco y hoy, apenas cinco años después, funciona en unas350 ciudades de más de 60 países. En 2014 hizo posibles 140 millones de viajes en todo el mundo.

Y los mercados están sumamente excitados con este tipo de empresas: Uber ha sido valuada en la friolera deUS$50.000 millones, lo que la convierte en lastart-upde tecnología más cotizada de EE.UU.

Como contracara, los taxistas tradicionales han protestado contra la aplicación en varios países -incluso en América Latina- por considerar la competencia desleal. Y en Alemania la prohibieron.

Apartamentos, restaurantes, aviones...

Otro sistema de "economía compartida" como Uber es el cada vez más popular Airbnb: los individuos colocan sus propiedades en una lista en internet para que otros las alquilen de forma temporal, sin intermediarios.

En este caso, los que se han sentido perjudicados y han protestado son los hoteleros. Pero la "uberización" no se detiene en este sector de la economía.

Cómo Airbnb y Uber son una amenaza para el mercado

En Canadá, por ejemplo, ya hayunaapppara pagar cuentas de restaurantes que, siguiendo el modelo de desembolsos de Uber, permite dividir el importe entre varios usando celulares. Y en Francia se está popularizando una aplicación que reúne a comensales con chefs privados.

Quienes viven en Australia ahora cuentan con un servicio de limpieza doméstica que, por medio de la geolocalización, permite encontrar a trabajadores disponibles en la zona del usuario. Y en EE.UU. está creciendo una app para reservar vuelos en jets privados con un dispositivo móvil.

Aprovechar recursos desaprovechados

Hasta la medicina muestra síntomas de este giro hacia los servicios "a demanda" (on demand). Por ejemplo, un sitio web llamado Pager permite solicitar la visita de un médico a domicilio y concretarla en un plazo de dos horas, sin tener que desplazarse a un centro de salud.

El doctor Abraham Rahm, que se ha unido a la nueva compañía estadounidense, explica que el sistema aprovecha el tiempo libre que les queda a los médicos en medio de la lista de citas que tienen pautadas en hospitales o consultorios.

"Los economistas han hablado durante décadas de la idea de redistribuir los recursos no utilizados en la economía y ahora está ocurriendo, y a una escala masiva", asegura el experto en negocios Nick Waddell, autor del blog tecnológico Cantech Letter.

¿Una nueva era con límites?

Los expertos creen que, potencialmente, la "uberización" puede causar disrupción en todas y cada una de las industrias existentes.

Y sostienen que es la siguiente etapa en una transformación que ya ocurre desde hace décadas, la llamada "servitización": el paso de una economía industrial a una mayoritariamente de servicios.

"El sector de las prestaciones ya predomina en muchos países occidentales", dice Andy Neely, de la Universidad de Cambridge. "Pero la nueva fase consiste en repensar todo para aprovechar mejor los recursos, compartirlos y lograr una experiencia más confortable y placentera para los consumidores".

Está claro que Uber y otros negocios similares son muy convenientes para muchos en todo el mundo, salvo para los sectores tradicionales que se han visto amenazados por su popularidad.

Sueldos y protección laboral

Con todo, expertos advierten que la "uberización" de la economía plantea una serie de interrogantes que, de no resolverse, podrían frenar su avance aparentemente imparable.

Para empezar, los trabajadores. ¿Les alcanza lo que ganan para vivir? ¿Cuentan con suficiente protección en su empleo temporario o a destajo? Uber asegura que sus conductores ganan en promedio US$19,04 la hora, después de haber pagado la comisión correspondiente a la compañía. Esto puede ser mucho o poco, dependiendo dela frecuencia con la que se realicen viajes y el costo de vida de país donde uno resida.

De hecho, varios sondeos en distintas partes del mundo sugieren que los trabajadores de Uber utilizan la aplicación como una forma de generar ingresos mientras encuentran un empleo estable o como manera de complementar otras actividades.

La protección de los empleados es otra cuestión irresuelta. Algunas compañías de seguros limitan el alcance de su cobertura cuando se trata de vehículos que trabajan para Uber. Y esto es algo que no sólo afecta a conductor, sino también al pasajero: es probable que al viajar en esos autos uno no esté asegurado al nivel que lo estaría, por ejemplo, en un taxi.

Eric Brousseau, profesor de economía de la Universidad París-Dauphine, afirma que la "economía compartida" aún está en pañales y poco regulada.

Y cree que, a la larga, será alcanzada por las regulaciones, lo que restará flexibilidad en términos laborales. Esto puede ser bueno o malo, según quien lo mire, el empleado o el cliente.

Datos y... ¿burbuja financiera?

Y otro asunto sensible es el de los datos. La combinación de información personal, localización en tiempo real y pagos móviles ha sido crucial para la "uber-economía", pero también entraña muchos riesgos.

"El tema más espinoso es dela propiedad de los datos personales y el acceso a ellos", advierte Andy Neely, de la Universidad de Cambridge.

"Cada vez hay más redes y dispositivos interconectados y nuestra información fluye entre ellos. La compañía de celulares sabe dónde estoy; las apps y las páginas web tienen los datos de mi perfil y de mi tarjeta de crédito, que fluyen de un punto a otro", dice.

"El peligro de que la información privada sea mal usada se multiplica, lo que obliga a repensar cómo se regulan y protegen los datos en la nueva economía".

Finalmente, el riesgo financiero de la "uber-economía". Como empresa Uber aún deben demostrar, con su modelo de negocios, si realmente vale la millonada que los mercados le pusieron como precio. Por ahora Uber genera ganancias anuales calculadas en "apenas" unos US$200 millones.

Algunos analistas financieros se preguntan si estamos ante una nueva burbuja financiera que, en caso de estallar, podría arrastrar no sólo a la aplicación de transporte de pasajeros, sino también a sus numerosos imitadores en todo el planeta.

Y recuerdan el caso de Groupon, la compañía estadounidense especializada en la oferta de vales de descuento en línea. En 2010 la firma que prometía mucho -según los mercados- fue valuada en US$1.350 millones. Pero en los años subsiguientes no dio más que pérdidas.

La "uberización" tiene riesgos que podría frenarla, sí. Pero por ahora su viaje parece imparable.

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