Grupo Río Bogotá
Día Mundial del Clima: las acciones que puede hacer para salvar los ecosistemas
El aumento del cambio climático y las altas temperaturas significan un riesgo para la biodiversidad del país.
Este 26 de marzo se celebra el Día Mundial del Clima, una fecha establecida por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en 1992 y que tiene como objetivo concientizar sobre los efectos que genera el cambio climático en la naturaleza y ecosistemas.
A palabras de este ente internacional, el fenómeno del cambio climático consiste en un aumento de las temperaturas del planeta y los efectos secundarios que estos generan; unos cambios generados por la acción humana y su constante emisión de gases de efecto invernadero.
Lenta, pero progresivamente a medida de los años, esta anormalidad en el clima ha ido poco a poco afectando la vida cotidiana de todos. Desde el derretimiento de los polos y el aumento del nivel del mar, sequías intensas, escasez de agua, disminución de la biodiversidad, incendios forestales, etcétera. Según la ONU, estos problemas podrían llevar a millones de personas al desplazamiento forzado en busca de mejores condiciones de vida.
Bogotá: una capital en riesgo
Una de las ciudades en peligro por el cambio climático es Bogotá. De acuerdo con la Evaluación de Riesgos Climáticos (ERC) realizada en 2021, un instrumento efectuado por el Gobierno Distrital para medir los riesgos por el calentamiento global en la capital, la ciudad tendría un aumento de temperaturas en la zona rural en 0,25 °C y en el área urbana en 0,65 °C para 2040. Esta elevación, aunque parezca poco, puede llevar a la afectación de ecosistemas claves para el balance natural de esta región.
Tendencias
Actualmente, la capital tiene 15 humedales reconocidos, los cuales son ricos en una diversa cantidad de especies, en especial de aves migratorias que llegan desde otras partes del continente como Norteamérica. Estos cuerpos de agua son esponjas encargadas de absorber la contaminación que se genera en la ciudad, claves para la calidad de vida de millones de personas.
El río Bogotá, el afluente más importante del centro del país, también se vería afectado por estas variaciones climáticas, en especial por las fuertes lluvias y el riesgo de inundaciones en municipios. El cambio climático pondría en peligro a las más de 500 especies que viven en sus 380 kilómetros de extensión.
La Cuenca hidrográfica río Bogotá tiene una extensión de 589.143 hectáreas, con una población de 12 millones de personas influidas por sus aguas. Cerca del 32 % del Producto Interno Bruto nacional (PIB) del país pasa por este cuerpo de agua, en especial en la producción de alimento y ganadería, actividades productivas que estaría potencialmente en riesgo estarían si los efectos del cambio climático aumentan.
Con este contexto, se hace crucial realizar acciones para proteger los ecosistemas de no solo la capital, sino todo el país. Por tal motivo, en SEMANA le compartimos algunos tips y cambios cotidianos para reducir los efectos del alza de temperaturas:
Reducción del consumo eléctrico
El ahorro de energía es una de las formas cotidianas en las que se puede proteger el medio ambiente. De acuerdo con recomendaciones de la Universidad Libre de Bogotá, adoptar la utilización de bombillos LED, no uso de aire acondicionado o calefacción y el aprovechamiento de la luz natural son maneras de reducir y mitigar el cambio climático.
Elegir la instalación de sensores es otra manera de ahorrar energía, especialmente en salones, pasillos y oficinas, lugares con altos consumos de energía. Por esto es recomendable utilizar tecnología que se active únicamente cuando se requiera utilizar los espacios.
A esto se le puede sumar el uso de electrodomésticos y consolas de videojuegos en modo ahorro de energía. Revisar el Reglamento Técnico de Etiquetado (RETIQ), un certificado que explica el tipo de consumo de un producto y sus características, al momento de comprar un producto es una forma inteligente de cuidar el planeta y su bolsillo.
Protección de fuentes hídricas
De acuerdo con la Secretaría de Ambiente de Bogotá (SDA), la utilización adecuada del agua es una de las maneras de reducir el impacto climático. Evitar plásticos de un solo uso, no botar residuos sólidos hacia el desagüe, la separación de residuos según su clasificación, reutilizar elementos, entre otras acciones, son clave para evitar la degradación de ríos y humedales.
Por ejemplo, el aceite, ya sea de cocina o de motor, es uno de los mayores contaminantes del río, ya que un litro de aceite puede contaminar 1.000 litros de agua. Emplear rejillas y evitar disponerla en el desagüe es son acciones cotidianas de alto impacto, siendo clave disponer correctamente de este producto en contenedores especiales que hay por toda la ciudad.
Las fuentes hídricas, como los embalses y represas, son uno de los principales generadores de energía. El embalse del Muña, alimentado por las aguas del río Bogotá, genera más de 4.000 gigavatios por hora al año, que benefician a 2,5 millones de bogotanos. Esta cifra representa entre 6 y 8 % de la demanda energética nacional. Acciones de ahorro energético permiten una menor carga a este tipo de centrales y más energía a largo plazo.
Según la Corporación Autónoma Regional de Cundinamarca (CAR), la recuperación completa del río, junto con la construcción de las Plantas de Tratamiento de Aguas Residuales (PTAR) de Salitre, en su fase dos, y Canoas, permitirá una mayor producción de energía para los bogotanos.
El río Bogotá es clave para la vida cotidiana de aquellos que viven en la cuenca y trae muchos beneficios a todos. Municipios como Chía, Cajicá y el norte de Bogotá obtienen su servicio de agua potable de este afluente. Importantes empresas de bebidas usan el agua de la cuenca para sus productos. Cultivos y actividades agropecuarias dependen del recurso hídrico que esta posee para alimentar a la capital y al país.