LUTO

Asesinan a la ambientalista indígena Berta Cáceres

La indígena hondureña, de 43 años, fue asesinada a tiros la madrugada de este jueves. En el 2015 fue ganadora del Goldman Prize conocido como el Nobel verde.

3 de marzo de 2016
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Un grupo de desconocidos en la madrugada de este jueves segaron la vida de la ambientalista hondureña Berta Cáceres. El grupo de maleantes invadió su casa ubicada a 200 kilómetros al noroeste de Tegucigalpa, en el municipio de La Esperanza. 

La policía que estaba encargada de la seguridad de la ambientalista aseguró que el asesinato fue un robo, pero tanto su familia como líderes de la comunidad aseguran que el móvil fue su lucha medioambiental. “La policía dice que fue por robarle pero es un crimen político de este gobierno”, afirmó a varios medios Carlos H. Reyes, presidente del sindicato de la Cervecería y dirigente del Frente Nacional de Resistencia Popular (FNRP).

Cáceres era coordinadora del Consejo Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras (COPINH). Como coordinadora del COPINH, Cáceres emprendió una lucha por la defensa del río Gualcarque, en el departamento de Santa Bárbara, donde una compañía pretende construir una represa hidroeléctrica que amenaza con dejar sin agua a cientos de indígenas lenca.

El secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), Luis Almagro, condenó el crimen, que y pidió "que se esclarezca ya" la situación que deja a Honduras sin una de las defensoras más reconocidas de los pueblos indígenas y el medio ambiente.

En septiembre de 2015, Semana sotenible entrevistó a Cáceres cuando ganó el Goldman Prize 2015 conocido como el Nobel verde. A continuación reproducimos dicha entrevista que también puede encontrar en el siguiente enlace

Berta Cáceres, la indígena defensora de la naturaleza en Honduras

Gracias al trabajo de Berta Cáceres y el Copinh (Consejo Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras), el pueblo indígena Lenca que en ese país cuenta con 100.000 integrantes, logró que el constructor más grande de represas a nivel mundial, Sinohydro y la Corporación Financiera Internacional (institución del Banco Mundial), abandonaran el proyecto Agua Zarca, que pretendía construir una hidroeléctrica en el lecho del río Gualcarque, al noroeste del país.

Semana Sostenible: ¿Qué representa para usted haber ganado esta distinción?

Berta Cáceres:
Esto es un esfuerzo colectivo que lleva 22 años de lucha. Nosotros hemos realizado un proceso participativo, de formación y de movilización que ha tenido influencia en la política del país y para todos es muy importante, ya que es el trabajo de más de 8.000 indígenas lencas que habitan en zonas próximas al río Gualcarque y en la zona de Río Blanco, donde cerca de 600 familias, dependen de este cauce.

S.S.: Además de su importancia en la vida comunitaria y productiva ¿qué significado tiene este río para el pueblo Lenca?

B.C.:
Para nosotros, tiene un significado espiritual porque allí es donde viven los espíritus de las niñas que son custodias de las aguas. Para todos los pueblos que habitan desde la parte alta de la cordillera Puca u Opalaca donde nace el río, el torrente tiene una importancia vital.

S.S.: Precisamente en su rol femenino, usted se convirtió en una guardiana del río. ¿Cómo empezó su vida como activista y qué influencia tiene su madre Berta Flores, exalcaldesa del municipio La Esperanza y líder comunal?

B.C.:
Yo crecí cuando Centroamérica era muy conflictiva, vivíamos en guerras y en nuestra zona estaban ubicados campamentos de refugiados. Desde ese entonces, mi madre organizó a la comunidad e hizo lo mejor en su oficio como partera, en el cual podía tener mucha comunicación con la mujer lenca. Además, empezó a luchar contra la militarización. Eso me forjó no solo en un plano personal, sino que también me enseñó a servirle a la comunidad.

S.S.: Para ustedes ¿cómo se construye el concepto de desarrollo?


B.C.:
Es un debate constante que venimos impulsando desde el Copinh porque ha sido muy manoseado por el neoliberalismo. Nosotros como pueblos indígenas tenemos mucho conocimiento frente al sostenimiento de los bosques y las aguas, el enorme cuidado de la biodiversidad y la producción de oxígeno. Por eso hemos puesto este concepto en la agenda nacional; desarrollo debe ser igual a vida.

S.S.: ¿Cómo van a distribuir los fondos que les otorgó el Goldman Prize (175.000 dólares)?

B.C.:
El Copinh ha recibido un aporte para empezar un proceso de fortalecimiento institucional, mientras que recibirá una contribución para impulsar su centro de formación. Otra parte de los fondos irá para la población de Río Blanco que tiene un proyecto de salud indígena.

S.S.: ¿Qué desafíos enfrentan ahora frente a los proyectos energéticos que se siguen llevando a cabo cuenca arriba del río?

B.C.:
Efectivamente el grupo hondureño Desarrollos Energéticos S.A. (DESA) quiere reactivar el proyecto de la hidroeléctrica en un punto cercano al original, lo que ha hecho que las comunidades de Río Blanco de nuevo estén alerta. Hubo un proceso de impugnación de la concesión y logramos judicializar a un alto funcionario quien fue el que dio la firma para avalar la licencia ambiental, pero la amenaza sigue porque de nuevo la policía y los militares están hostigando a la población.

S.S.: ¿Tiene miedo de las amenazas de las que ha sido víctima? ¿Qué les dice a los que están detrás de esto?

B.C.:
La verdad no tengo mucho tiempo para pensar en eso, pero la convicción histórica de nuestro pueblo es algo que nos hace sostenernos en esta lucha de la cual no pienso apartarme. Además, vivo en un país repleto de impunidad, criminalización, campañas de desprestigio, persecución política y judicial, y uno sabe a lo que se expone. Pero puedo decir que me siento muy respaldada por la fuerza del Copinh, del pueblo lenca y de la solidaridad de mucha gente.

S.S.: ¿Qué mensaje le da a la comunidad internacional?

B.C.:
Que Honduras es un país donde también luchamos con dignidad por la causa ambientalista. Es una problemática que nos afecta a todos y este es un tema muy importante que no está aislado de los conflictos políticos y económicos; mientras haya injusticia en esos ámbitos, habrá injusticia ecológica y ambiental. Por eso esta lucha es continua hacia la dignificación humana.