DEFORESTACIÓN
El devastador panorama de los bosques del Parque Nacional La Macarena
Árboles cercenados, parches de bosque calcinados, un verde cada vez más pálido y carreteras donde antes había selva, son algunas de las cicatrices evidenciadas por la Gobernación del Meta en el área protegida, que este año ya perdió 1.453 hectáreas boscosas.
La semana pasada, el Gobierno nacional dio un parte de tranquilidad por la reducción de la deforestación en las áreas protegidas del país. Según el Ideam, la pérdida de bosque en estos territorios biodiversos pasó de 21.046 hectáreas en 2018 a 12.376 hectáreas en 2019, es decir que bajó 12 por ciento.
El Ministerio de Ambiente informó que la tala para acaparamiento disminuyó su accionar en los Parques Nacionales Naturales de Tinigua, Sierra de La Macarena y Serranía de Chiribiquete durante 2019, lo que indicaría que el grupo armado organizado residual operado por alias Gentil Duarte, disidencia de las Farc dedicada a mermar el bosque para el cultivo de coca, redujo or alguna razón su nefasto accionar.
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Sin embargo, las cifras de la Fundación para el Desarrollo Sostenible (FCDS) en lo corrido de este año en la Amazonia, muestran un nuevo despertar en la deforestación en especial en los Parques Nacionales de Tinigua y Sierra de La Macarena, áreas protegidas azotadas por la coca y la ganadería extensiva.
Sobrevuelos recientes en el Parque Nacional La Macarena evidencian su tragedia boscosa. Foto: Gobernación del Meta.
Según la FCDS, en los primeros seis meses de este año el Parque Nacional Tinigua perdió 5.154,4 hectáreas de bosque, cifra que en todo 2019 fue de 6.527 hectáreas. En la Sierra de La Macarena el contraste es de 1.453,9 hectáreas en 2020 frente a las 2.173 hectáreas del periodo pasado. En resumidas cuentas, la hecatombe del bosque actual está muy cerca de superar la del año anterior en estas dos áreas protegidas de la Amazonia.
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Al panorama de las cifras se suman varios recorridos y sobrevuelos recientes de la Gobernación del Meta por el sur del departamento, en especial en la Serranía de La Macarena por la vía que va a San Juan de Lozada en Caquetá. Árboles cercenados, parches de bosque calcinados, carreteras donde antes había selva y un verde cada vez más pálido, evidencian la tragedia ecosistémica del lugar.
Los cultivos de coca y la ganadería extensiva son los grandes motores de la deforestación en La Macarena. Foto: Gobernación del Meta.
“Los bosques del Meta atraviesan por uno de sus peores momentos en materia ambiental. En el primer semestre de 2020, Tinigua, Sierra de La Macarena y Cordillera de los Picachos, perdieron más de 7.000 hectáreas boscosas, devastación destinada exclusivamente para el desarrollo de cultivos de coca y ganadería extensiva”, dijo el gobernador del Meta Juan Guillermo Zuluaga Cardona.
Zuluaga responsabiliza a la disidencia de Gentil Duarte de la tragedia actual de los bosques del sur del departamento. “El grupo armado organizado residual lidera procesos de siembra de coca en municipios como La Macarena y Vista Hermosa. Gentil Duarte impuso su ley para que las 5.000 familias campesinas que habitan los tres parques tumben montaña para sembrar como mínimo dos hectáreas de coca. Por cada hectárea de bosque tumbada y quemada, pagan hasta cinco millones de pesos”.
La Sierra de La Macarena es la segunda área protegida más afectada por la deforestación. Foto: Gobernación del Meta.
La devastación del bosque también fue evidenciada por la Gobernación del Meta en zonas del Parque La Macarena que hacen parte del municipio de Puerto Rico, antiguos bosques secundarios convertidos en ceniceros al lado de una trocha.
“Los diferentes operativos de la fuerza militar para combatir la deforestación han arrojado más de 40 capturas y bajas. Artemisa logró desactivar 2.800 minas antipersona, todas sembradas por las disidencias, y destruir 26 laboratorios de coca”, le dijo Zuluaga a SEMANA SOSTENIBLE.
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Las mafias pagan hasta cinco millones de pesos por tumbar una hectárea de bosque. Foto: Gobernación del Meta.
Lo que desaparece
La Sierra de La Macarena alberga selvas húmedas, bosques inundables, matorrales y vegetación herbácea de sabana amazónica. Además, sus 629.000 hectáreas incluyen el levantamiento geológico más extenso hacia el occidente del Escudo Guayanés, una cadena de 130 kilómetros de largo por 30 de ancho.
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Según Parques Nacionales Naturales (PNN), la selva húmeda ocupa 83 por ciento del área protegida, más de 502.000 hectáreas que merman su cantidad por la motosierra. “El bosque inundable abarca 78.215 hectáreas, ecosistema asociado al río Guayabero. Por su parte, la sabana arbustiva y vegetación rupícola sólo se extienden sobre 24.433 hectáreas en el sur de la Sierra”.
El Parque La Macarena es un hervidero de biodiversas que palidece por la deforestación. Foto: Nectario Plazas.
La entidad indica que el bosque húmedo se ha visto afectado en proporción por el desarrollo de las actividades ganaderas y agrícolas, en polígonos mayores de 50 hectáreas. “El segundo bioma con mayor intervención es el de helobioma de la Amazonia y Orinoquia”.
El bosque no es el único ecosistema en riesgo por la deforestación en el área protegida. La Sierra cuenta con registros de 456 especies de aves típicas de las Guayanas, Amazonas y la región Andina, además de varios mamíferos como mono maicero, mono aullador, lapa, pecarí, nutria gigante y jaguar.
“La Sierra de La Macarena es un área extraordinaria por sus condiciones de serranía aislada, lo que sugiere la presencia de especies únicas y un importante índice de diversidad en flora y fauna. Se puede observar también muestras arqueológicas sobre los ríos Duda y Guayabero, en donde se encuentran petroglifos y pictogramas de culturas indígenas que habitaron la zona”, dijo PNN.