MEDIOAMBIENTE
En América Latina se desperdicia el 20% de la comida que se produce en el mundo
En Colombia se desechan 9.76 millones de toneladas de alimentos, equivalentes al 34% de la producción total del país. Las mayores pérdidas se registran en las cadenas de frutas y vegetales. La FAO hizo un llamado al Gobierno nacional para que se reduzcan los desperdicios.
En el tercer puesto del listado de regiones donde más se pierde comida en el mundo se ubica América Latina. El estudio titulado Estado Mundial de la Agricultura y la Alimentación 2019, realizado por la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), da cuenta que en este continente y en el Caribe se desperdicia el 20% de la cantidad global de alimentos, desde la fase posterior a la cosecha hasta el nivel minorista, sin incluir a este último.
El informe indica que Latinoamérica, que alberga el 9% de la población mundial, se ubica en los primeros lugares del ranking de desechos de alimentos, tras la zona de Asia meridional y central, y Norte América y Europa.
El documento señala, además, que en el mundo se desperdicia alrededor del 14% de los alimentos producidos al año, lo que representaba un valor aproximado de 400.000 millones de dólares.
"Las principales causas de pérdidas en la granja incluyen cosechar en el momento inadecuado, las malas condiciones climáticas, las prácticas erróneas en la cosecha y su manejo, y los desafíos que suponen la comercialización de los productos. Las condiciones de almacenamiento inadecuadas, así como decisiones inapropiadas tomadas en las primeras etapas de la cadena de suministro, generan pérdidas significativas y una vida útil más corta a algunos productos", destaca el estudio.
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Según la FAO en esta problemática los consumidores tienen gran parte de culpa. Hasta el 37% de los productos de origen animal y una quinta parte de las frutas y verduras se pierden después de ser comprados. La mala planificación de los consumidores y la vida útil limitada hacen que los mayores niveles de desperdicio se registren en las naciones ricas, mientras que en los países más pobres esta situación se desprende de problemas climáticos y de infraestructura como, por ejemplo, la falta de sistemas de enfriamiento, instalaciones inadecuadas, fallas en el funcionamiento técnico o por errores humanos.
La ONU estima que más de 820 millones de personas pasan hambre todos los días. Ante ese panorama la FAO recordó que los Objetivos de Desarrollo Sostenible plantean para 2030 la reducción a la mitad del desperdicio de alimentos per cápita mundial en la venta al por menor y a nivel de los consumidores, así como la reducción de las pérdidas de alimentos en las cadenas de producción y suministro, incluidas las pérdidas posteriores a la cosecha y, por esa razón, exhortó a los líderes mundiales a trabajar muy fuerte en ese tema.
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Según la FAO, la falta de planeación de los consumidores a la hora de comprar alimentos hace que tiendan a desperdiciarlos más. Foto: Getty Images.
El informe también destaca que la pérdida y el desperdicio de alimentos tiene duros impactos, no solo en la seguridad alimentaria, sino también en el medioambiente. El estudio indica que existen tres tipos de huellas ambientales cuantificables: de carbono, de tierra y de agua.
La huella de carbono de los alimentos es la cantidad total de gases de efecto invernadero que se emiten a lo largo del ciclo de vida de los alimentos, expresado en dióxido de carbono (CO2). América Latina es responsable del 16% de la huella de carbono mundial, debido a las pérdidas de alimentos.
La huella de la tierra es la superficie de terreno necesario para producir los alimentos. La región registra el 9% de la huella mundial, en lo referente al desperdicio de alimentos.
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En términos de la huella de agua –la medida de toda el agua dulce utilizada para producir y suministrar los alimentos al consumidor final– la región responde por el 5% de la huella de agua mundial.
“La pérdida de alimentos implica una presión innecesaria sobre el medio ambiente y los recursos naturales que se han utilizado para producirlos”, comentó Qu Dongyu, director general de la FAO, en el informe. El directivo añadió que esto significaba que se han desperdiciado recursos de tierra y agua, se ha generado contaminación y se han emitido gases de efecto invernadero sin ningún propósito.
Colombia también aporta
9.76 millones de toneladas de alimentos, equivalentes al 34% de la producción total del país, se desperdician anualmente en Colombia, según un estudio realizado por la FAO y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
Las mayores pérdidas se registran en las cadenas de frutas y vegetales con el 55%. Los tubérculos y las raíces, con el 40%; los cereales, con el 35%, y los pescados y mariscos, con 33%, le siguen en el listado.
“En parte esos desperdicios están relacionados con la falta de infraestructura, capacidades limitadas para acceder a mercados y la falta de conciencia de todo lo que sucede detrás del plato”, manifestó Sara Granados, representante de la FAO en Colombia.
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La FAO señaló, además, que el 8% de las emisiones de gases invernadero en el país están relacionadas con el desperdicio de alimentos. En vista de estos resultados, este organismo especializado de la ONU le solicitó al Gobierno nacional implementar estrategias para reducir el desperdicio de comida. Sobre el particular, en Colombia ya fue aprobada una ley que crea una política pública para prevenir las pérdidas y desperdicios de alimentos. Esta prohíbe botar la comida apta para el consumo humano que no logre ser comercializada y, a la vez, promueve donar a organizaciones sin ánimo de lucro que atienden población vulnerable, dichos alimentos.