GRUPO RÍO BOGOTÁ
40 alcaldes de la cuenca del río Bogotá piden más apoyo para salvarlo
En el Primer foro del Grupo Río Bogotá, los mandatarios dijeron que la falta de recursos para la construcción de las plantas de tratamiento es su principal limitante. Siembra de árboles, compra de predios para la conservación y cultura ciudadana son sus ejes de desarrollo.
* Este es un contenido periodístico de la Alianza Grupo Río Bogotá: un proyecto social y ambiental de la Fundación Coca-Cola, el Banco de Bogotá del Grupo Aval, el consorcio PTAR Salitre y la Fundación SEMANA para posicionar en la agenda nacional la importancia y potencial de la cuenca del río Bogotá y sensibilizar a los ciudadanos en torno a la recuperación y cuidado del río más importante de la sabana.
Cloaca maloliente, imperio de la contaminación y el sitio a donde van a parar las basuras, son algunas de las etiquetas que han acompañado al río Bogotá desde mediados del siglo XX, época en la que perdió el significado sagrado que le dieron los muiscas para convertirse en un afluente al que nadie mira de frente.
El acelerado crecimiento poblacional de la sabana de Bogotá causó una hecatombe ambiental en la serpiente ancestral que zigzaguea calmada por 46 municipios de Cundinamarca, un afluente que sólo en su paso por la capital del país recibe más de 690 toneladas diarias de carga contaminante.
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De los 380 kilómetros que conforman al río Funza, el nombre original dado por los muiscas que significa el gran varón, tan sólo 11 kilómetros cuentan con aguas cristalinas, un recorrido que va desde su nacimiento en el páramo de Guacheneque hasta la entrada al casco urbano de Villapinzón.
El río Bogotá nace envuelto en la magia biodiversa del páramo de Guacheneque en Villapinzón. Foto: Jhon Barros.
El 97 por ciento del río más importante del centro del país contrasta con la magia biodiversa de su nacimiento, un tramo de 369 kilómetros que luce como una nata densa y oscura con olores nauseabundos y una exagerada proliferación de desechos sólidos. Su turbia apariencia causó que los más de 12 millones de habitantes de la cuenca le dieran la espalda.
Aunque su cuerpo exhibe profundas heridas y cicatrices causadas por el desprecio de sus pobladores, el alma de la sabana no ha perdido la batalla. Un arsenal de megaobras en su tramo medio, como la construcción de las Plantas de Tratamiento de Aguas Residuales (PTAR) Salitre y Canoas, acciones puntuales en los municipios de la cuenca y varios proyectos y alianzas, buscan descontaminar sus aguas y rescatarlo del olvido.
El Grupo Río Bogotá, alianza de la Fundación Coca-Cola, el Banco de Bogotá del Grupo Aval, el consorcio PTAR Salitre y la Fundación SEMANA, es una de las estrategias que busca sensibilizar a la ciudadanía y poner en la agenda nacional al río más importante de la sabana.
A diario, el río Bogotá recibe en promedio 690 toneladas de carga contaminante en su paso por la capital del país. Foto: Nicolás Acevedo Ortiz.
“Todos recordamos aquellos momentos en que el río Bogotá era un símbolo de la contaminación. Pero esa visión está cambiando a pasos agigantados en el siglo XXI con las inversiones billonarias para descontaminarlo, los fallos judiciales, el compromiso del sector privado y la conciencia ambiental, contexto en el que nace el Grupo Río Bogotá”, aseguró Alejandro Santos, presidente de publicaciones Semana, en un foro virtual que contó con la presencia de más de 40 alcaldes de la cuenca.
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Grupo Río Bogotá es una alianza de protagonistas donde los alcaldes juegan un papel determinante para entender el desarrollo sostenible y un concepto de territorio estratégico en la cuenca del río. “Este territorio involucra a varios protagonistas, como alcaldes, institutos ambientales, movimientos comunitarios y empresas privadas, que han venido trabajando de manera desordenada. Necesitamos poner orden y articularnos para crear un modelo de desarrollo sostenible”, dijo Santos.
Para el presidente de publicaciones Semana, el río Bogotá no puede seguir viéndose de forma fragmentada, como ha sucedido históricamente. “Hemos tenido relacionamientos equivocados frente al río, los cuales hoy en día están cambiando con los nuevos Planes de Ordenamiento Territorial de los municipios, las obras, investigaciones, la descontaminación que avanza y la nueva conciencia ambiental que se agudizó con la pandemia”.
Las obras serán insuficientes si la ciudadanía sigue lastimando al río Bogotá. Foto: Nicolás Acevedo Ortiz.
Los alcaldes de la cuenca harán parte de la articulación de lo público y lo privado que busca el Grupo Río Bogotá. “Lo esencial de esta alianza es trabajar todos juntos por el río Bogotá, tanto alcaldes, Gobierno nacional, la CAR, comunidades, investigadores, movimientos ambientalistas y los medios de comunicación. También buscamos integrar al desarrollo con el medioambiente, algo que choca demasiado en el país”, mencionó Santos.
El río debe ser visto como una oportunidad y no como un problema. “La recuperación de los ríos le ha devuelto la calidad de vida a la ciudades, como pasó en los malecones de Barranquilla, Montería y Neiva, donde le dieron un valor urbanístico y turístico a los afluentes. Grupo Río Bogotá es la oportunidad de trabajar colectivamente en la construcción de una visión integral del ecosistema y empezar a armar un rompecabezas donde todas las piezas deben encajar para resolver las problemáticas”.
La primera megaobra que causará un gran cambio en el río Bogotá es la optimización y ampliación de la PTAR Salitre, que tratará las aguas residuales de los habitantes del centro y norte de la ciudad.
Según Gloria Giraldo, gerente de la PTAR Salitre, esta nueva planta de tratamiento empezará a funcionar en marzo del año entrante. “Esto nos permitirá ver la primera gran transformación en la calidad del agua del río Bogotá, lo que se suma a los municipios que avanzan con estas infraestructuras necesarias para volver a darle la cara al afluente”.
Sin embargo, Giraldo recalcó que todos estos megaproyectos requieren del tema pedagógico para que sean exitosos. “La grandes inversiones deben ir de la mano con una transformación y nueva conciencia de las comunidades sobre la relevancia del uso del agua y el sistema de alcantarillado, un trabajo que empieza en los más pequeños”.
Por su parte, Isabel Martínez, vicepresidente de sostenibilidad y servicios corporativos del Banco de Bogotá, aseguró que todos los aliados del Grupo Río Bogotá están comprometidos con el afluente a largo plazo. “Esta alianza traerá grandes beneficios para el país. Estamos convencidos que la recuperación del río impactará en la calidad de vida y el desarrollo económico y social de la cuenca”.
Hablan 40 los alcaldes de la cuenca
El común denominador en las intervenciones de los 40 alcaldes de la cuenca que participaron en el encuentro del Grupo Río Bogotá, que contó con el apoyo de Colombia Líder, fue la falta de recursos por parte del Gobierno nacional para la construcción de las PTAR y los planes de saneamiento y manejo de vertimientos, obras indispensables para el renacer del alma de la sabana.
Varios mandatarios expresaron que por tratarse de municipios de sexta categoría, con una población igual o inferior a 10.000 habitantes, los recursos dados por el Gobierno para cumplir con lo trazado en los planes de desarrollo municipales son escasos, un panorama que pone en riesgo el cumplimiento de la sentencia de descontaminación del río Bogotá emitida por el Consejo de Estado en 2014.
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Esta es la verdadera cara del río Bogotá. Foto: Jhon Barros.
A Néstor Guitarrero, alcalde de Cota, le preocupa de manera alarmante la falta de apoyo del Gobierno nacional para la construcción de los planes maestros de acueducto y alcantarillado. “Son muy costosos y a pesar de que el municipio cuenta con recursos importantes, nos estamos quedando cortos y más durante la pandemia que disminuye el recaudo”.
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A pesar de la falta de apoyo del Gobierno, Cota adelanta varias acciones como la construcción de la PTAR del sector Pueblo Viejo, que entrará en funcionamiento en febrero de 2021. “Sin embargo, es necesario que los municipios en vía de desarrollo no otorguen licencias de construcción sino cumplen con todos lineamientos en cuanto al tema de los vertimientos”.
Facatativá tiene proyectado trabajar en la puesta en marcha del plan de saneamiento y manejo de vertimientos y la construcción de dos PTAR. “La primera planta empezó obras este año y la segunda requiere de una inversión de 106 millones de pesos. Estamos pendientes si esa inversión vendrá por parte del presupuesto de la CAR o la nación, algo que se debe definir urgentemente”, dijo el alcalde Guillermo Aldana.
A pesar de la contaminación del río Bogotá, su cuenca es un hervidero de biodiversidad. Foto: Nicolás Acevedo Ortiz.
Luis Martínez, alcalde de Anolaima, tiene proyectada la construcción de varias plantas de tratamiento, la cual está en riesgo por los pocos recursos económicos. “Debido a la geografía del municipio no podemos construir solo una PTAR. Mientras gestionamos los recursos, trabajamos en la reforestación con más de 70.000 árboles nativos y compra de terrenos junto con Zipacón y Cachipay para consolidar un parque natural”.
Chocontá defiende al río Bogotá a través de la educación ambiental a niños y jóvenes, operativos de control a las curtiembres y la siembra de 10.300 plantas nativas para proyectos de reforestación. En cuanto a las obras para mermar los vertimientos, los pocos recursos son el mayor agravante.
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“Queremos optimizar la PTAR y avanzar en estudios y diseños del plan de alcantarillado, pero todo esto cuenta con muchas limitantes económicas. Los municipios de sexta categoría como Chocontá se ven limitados en materia de recursos, lo que no pasa con algunos territorios de la sabana que tienen inversiones y apoyos del Gobierno. Están dejando un lado al sitio donde nace el río Bogotá y no podemos hacer compra de predios para la conservación”, dijo el alcalde Rodrigo Chicuasuque.
El mandatario propone que con el proyecto que se adelanta de región metropolitana, Bogotá invierta recursos para hacer esa compra de predios en los municipios de la cuenca alta. “Somos los que enviamos el agua a la ciudad, pero no tenemos ninguna repercusión en materia económica. También estamos limitados para explotar ciertos recursos naturales”.
La naturaleza impone su fuerza en la desembocadura del río Bogotá en el Magdalena. Foto: Nicolás Acevedo Ortiz.
Luis Carlos Vargas, alcalde de Tena, se sumó al SOS por el poco apoyo del Gobierno. “Queremos ser un municipio verde y dar marcha al programa integral de saneamiento básico para optimizar la PTAR de la Gran Vía y la del casco urbano, pero contamos con recursos limitados. Falta mucha plata para hacer esas optimizaciones y tenemos impactos por la minería ilegal”.
Por su parte, Efraín Moncada, alcalde de Cachipay, indicó que para poner en marcha los planes de saneamiento de vertimientos y de acueducto y alcantarillado, son necesarios más recursos por parte del Gobierno. “Requerimos que nos colaboren a los municipios de sexta categoría, ya que sin recursos no vamos a poder cumplir con las obligaciones de la sentencia. Ya tenemos una PTAR, pero hacen falta inversiones para las obras estrategias. Hay que optimizar los recursos y salvar a los nacimientos de agua en la región”.
Descontaminación en riesgo
Suesca, municipio de la cuenca alta, cuenta con un convenio con la CAR para la construcción de la PTAR, obra que ha sufrido de demoras por la pandemia. “Somos uno de los cuatro municipios que no hacemos parte del plan departamental de aguas, por lo cual nuestros recursos son limitados. No tenemos un plan maestro de alcantarillado para la separación de aguas lluvias y negras, que tiene un costo de 16.000 millones de pesos. No tenemos ahorros para la ejecución de esta obra”, denunció la alcaldesa Zully Quilaguy.
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Nidia Cruz, alcaldesa de Quipile, expresó que el municipio no cuenta con suficientes recursos para cumplir con las 13 órdenes de la sentencia. “Es casi imposible cumplir con órdenes como la PTAR, planes maestros de alcantarillado, compra de predios y saneamiento de vertimientos sin los recursos suficientes. Estamos haciendo el trámite con la Gobernación de Cundinamarca y la CAR”.
El alcalde de El Colegio, Andrés Guerrero, precisó que aunque el plan maestro de acueducto y alcantarillado presenta una ejecución en el casco urbano del 80 por ciento, no ha podido avanzar en las tres inspecciones por falta de recursos. “La PTAR, que está en una fase de estudios y diseños, requiere de recursos por parte del Gobierno y la CAR para poder ejecutarlo. No tenemos los dineros suficientes para cubrir los 16.000 millones de pesos que cuesta”.
El municipio ha logrado adquirir más de 300 hectáreas para proteger el Distrito de Manejo Integrado Peñas Blancas. Sin embargo, Guerrero advirtió que se necesitan más recursos para seguir con esta actividad. “La cuenca baja es la que se ve más afectada por los impactos de los municipios de la sabana y Bogotá, por lo cual deberíamos recibir alguna compensación”.
Las curtiembres de Villapinzón le dan el primer golpe contaminante al río Bogotá. Foto: Jhon Barros.
Aunque el municipio de Cogua avanza en estudios del plan maestro de alcantarillado y el funcionamiento de una PTAR regional, “hay pocos recursos económicos para la puesta en marcha del plan de manejo de vertimientos. Necesitamos más acompañamiento de las entidades nacionales para tener más recursos”, afirmó Ricardo Vargas, subgerente de recursos públicos.
Jorge Sierra, alcalde de Granada, también denunció que los recursos no alcanzan para cumplir con todas las órdenes impuestas por la sentencia. “Los dineros son limitantes, tanto para cuidar el medioambiente como para incentivar las actividades agrícolas. Sumado a esto, hay una gran demora en todos los trámites ante la CAR. Como somos un municipio de sexta categoría, tenemos que tocar muchas puertas. Vamos a sembrar árboles en 40 hectáreas”.
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Para Cris Indira Ramos, alcaldesa de Zipacón, uno de los mayores limitantes en el municipio es la desactualización catastral, algo que impide recaudar recursos para realizar obras que mejoren la calidad hídrica como el diseño de las PTAR. “No hemos contado con los 16.000 millones de pesos que cuestan las dos plantas de tratamiento. Acá nacen los ríos Apulo y Bahamón, y no contamos con recursos para protegerlos”.
La mandataria propone hacer convenios interinstitucionales con los otros municipios más grandes para recuperar el cerro de Manjui y gestionar grandes inversiones. “Es necesario que los grandes nos apadrinen para hacer en conjunto las estrategias. Somos un pulmón de la sabana de occidente que necesita apoyo”.
El río Apulo es la mayor inyección contaminante del río Bogotá en la cuenca baja. Foto: Nicolás Acevedo Ortiz.
Uno de los retos del municipio de Tabio es concretar el plan maestro de alcantarillado para solucionar los vertimientos, obra que espera el aval para la consecución de los recursos, que bordan los 34.000 millones de pesos.
“La segunda etapa de este plan maestro estará enfocada en las zonas rurales de los ríos Chicú y Frío, la cual presenta una seria dificultad por la falta de recursos. Por más esfuerzos que hagamos, la consecución de los 12.000 millones de pesos que cuesta el acueducto rural nos afana. Necesitamos un gran apoyo institucional”, anotó el alcalde Pablo Camacho.
Avances en obras
Algunos mandatarios presentaron un balance de las obras y actividades que buscan darle un respiro al lastimado río Bogotá, como la construcción de las PTAR y la mejora de los sistemas de acueducto y alcantarillado.
Wilson García, alcalde de Zipaquirá, informó que el municipio construye la PTAR más grande del departamento después de Canoas, una obra de 70.000 millones de pesos que presenta un avance del 92 por ciento. “El plan maestro de alcantarillado para evitar vertimientos al río Negro, cuenta con avance en estudios del 30 por ciento. El páramo de Guerrero será protegido con la compra de predios y la siembra de especies nativas”.
La cuenca baja del río Bogotá cuenca con joyas biodiversas que han sobrevivido a la contaminación. Foto: Nicolás Acevedo Ortiz.
En Soacha, donde el río Bogotá fluye contaminado por más de 26 kilómetros, la Alcaldía gestionó con la CAR 8.000 millones de pesos para obras en el río Soacha y dos PTAR urbanas. “Haremos acciones para frenar la minería y trabajamos en la compra de 600 hectáreas del páramo Cruz Verde”, dijo Juan Carlos Saldarriaga, alcalde de Soacha.
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Girardot, donde el río Bogotá le entrega sus aguas contaminadas al río Grande de la Magdalena, avanza en la estructura de un POT que brinde garantías, mecanismos y herramientas para ayudar a la recuperación del afluente. “Sin embargo, por recibir todas las descargas de la cuenca, deberíamos poder solicitar una compensación económica por parte de los municipios que más contaminan, y así poder construir una gran planta de tratamiento que le entregue una mejor descarga al río Magdalena”, mencionó José Francisco Lozano, alcalde de Girardot.
El alcalde de Facatativá expresó que el plan maestro de acueducto cuenta con una inversión de 50.000 millones de pesos por parte de Empresas Públicas de Cundinamarca. “Esto nos permitirá construir un nuevo embalse y conectar al municipio con Bogotá. Sembraremos más de 30.000 árboles para reforestar los ecosistemas y construiremos otro banco de agua con la CAR”, indicó Guillermo Aldana.
El Salto de Tequendama marca el inicio de la cuenca baja del río Bogotá. Foto: Nicolás Acevedo Ortiz.
Según Gian Carlo Gerometta, alcalde de Mosquera, el municipio presenta avances como el funcionamiento de la PTAR de la zona 100, con un costo de 28.000 millones de pesos, y espera ampliar su segunda fase con 13.000 millones más. “El plan de acueducto de la zona oriental cuenta con una inversión de 30.000 millones. Estamos haciendo el inventario de áreas ecosistémicas estratégicas y priorizaremos la recuperación del humedal Gualí y la laguna de La Herrera”.
Gustavo Campos, alcalde de El Rosal, informó que el municipio cuenta con una PTAR que funciona al 100 por ciento. “Sumado a esto, vamos a construir un canal para evitar descargas al río Subachoque, compraremos hectáreas en la parte alta para reforestar y educaremos a los jóvenes de los colegios para que cuiden los recursos naturales”.
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La Mesa, uno de los municipios de la cuenca baja donde han sobrevivido las huellas del pasado de los panches, los caminos reales de la época de la conquista y que cuenta con varias joyas ambientales como el Salto de las Monjas, avanza en la recuperación del río Apulo, el mayor tributario al río Bogotá en su último tramo.
“El actual Plan de Desarrollo de La Mesa incluye 27 metas relacionadas con el río Bogotá y el recurso hídrico, las cuales a su vez nos permitirán avanzar en el cumplimiento de las 17 órdenes de la sentencia. El nuevo POT sale a contratación muy pronto y pondremos fin a los 20 años que carecimos de un plan básico de acueducto y alcantarillado. También vamos a construir tres PTAR en el municipio”, manifestó el alcalde Humberto Segura.
Más de 300 especies de aves han sido registradas en la cuenca del río Bogotá. Foto: Nicolás Acevedo Ortiz.
La falta de recursos también ha impedido que Nemocón pueda cumplir a cabalidad la sentencia del río Bogotá. Julián Rodríguez, alcalde de este municipio, explicó que tienen una PTAR en funcionamiento pero es importante hacerle una actualización y optimización de productividad para que pueda seguir funcionando correctamente. Sin embargo, tanto esto como la ejecución del plan maestro de acueducto y alcantarillado, del que ya se tienen estudios, requieren de una inversión muy alta.
Por otro lado, el alcalde Rodríguez argumentó que han hecho mesas de trabajo educativas en torno al afluente y excepciones al esquema de ordenamiento territorial del municipio para evitar obras que lo perjudiquen. A su vez, hizo una invitación especial para visitar el municipio que ya empezó su reactivación.
Sopó está próximo a concretar la PTAR municipal con la CAR, lo que pondrá fin a una laguna de oxidación deficiente que ha funcionado durante décadas. “Estamos ad portas de firmar un convenio por 16.000 millones de pesos, proyecto que será ejecutado y contratado por la corporación. Con la Empresa de Servicios Públicos de Sopó construiremos plantas de tratamiento pequeñas para solucionar los vertimientos del río Teusacá y limpiaremos la quebrada La Chucua”, precisó el alcalde Miguel Rico.
Sesquilé, uno de los territorios donde la cultura de los muiscas sigue viva, avanza en la construcción de dos PTAR y varios colectores para las aguas lluvias. “Le apostamos al manejo adecuado de los residuos sólidos y trabajamos en los estudios y diseños del plan maestro de acueducto”, aseguró el alcalde Héctor Diaz.
El mandatario complementó que el municipio cuenta con su propio vivero, en donde se han producido más de 9.500 plántulas nativas que son sembradas por la comunidad. “Somos el único municipio que no cuenta con acueducto por gravedad, una obra costosa bastante necesaria. La laguna del cacique Guatavita está en Sesquilé, un sitio que seguiremos protegiendo”.
La laguna de Guatativa es la la joya ambiental e histórica de Sesquilé. Foto: Nicolás Acevedo Ortiz.
Reverdecer y agro
Anapoima le apunta a la compra de predios hídricos y la reforestación para consolidar una región sostenible. “Hemos comprado 262 hectáreas y tenemos planeado adquirir muchas más en las zonas altas, como Peñas Blancas y la quebrada la Honda. Sembraremos más 50.000 árboles nativos, para lo cual construimos un vivero donde tenemos listas 9.000 plántulas”, indicó el alcalde Alexánder Bermúdez.
Sumado al reverdecer del municipio, Bermúdez precisó que hay avances en obras como la ampliación y optimización de la PTAR del casco urbano, “una infraestructura que fue construida hace 30 años y la cual recibirá los vertimientos de más de 6.000 habitantes. También avanzamos en los estudios y diseños para la ampliación del sistema de alcantarillado”.
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Villapinzón, donde nace el río Bogotá, también es el primero en darle un certero golpe a la calidad del agua. La falta de una PTAR para las aguas residuales domésticas y las curtiembres, disparan sus grados de contaminación.
Según Nelson Torres, alcalde de Villapinzón, el municipio trabaja de manera articulada con la CAR y Empresas Públicas de Cundinamarca para construir la primera PTAR y le hace seguimiento a las curtiembres. Sin embargo, precisó que uno de los mayores retos es la protección del páramo de Guacheneque, en donde solo se han adquirido 2.500 de las 8.500 hectáreas que lo conforman.
El Salto de la Nutria en Villapinzón aún cuenta con las aguas puras del río Bogotá. Foto: Jhon Barros.
“Es una tarea titánica que no puede afectar a los campesinos. Una de nuestras iniciativas es que la frontera agrícola se mantenga y no se reduzca como lo quiere hacer el Ministerio de Ambiente para extender la zona de reserva forestal productora. El municipio basa su economía en las actividades agropecuarias, por lo cual hay que encontrar un punto de equilibrio entre el desarrollo y la sostenibilidad. Requerimos del apoyo del Gobierno”, reveló Torres.
José Martínez, alcalde de Cucunubá, aseguró que los vertimientos del municipio al río Bogotá son mínimos. “Sin embargo, acatamos la sentencia de descontaminación por medio de los diseños y estudios para la construcción de una PTAR y el plan de vertimientos, reforestación en las zonas hídricas y de páramos y control a las áreas industriales y mineras”.
Bojacá le apuesta al tema de la reforestación por medio de la siembra de 800 árboles nativos y la futura plantación de 7.500 en dos fincas entregadas por concesión. “Sumado a esto, trabajamos en el plan maestro de alcantarillado, que tiene un valor de 59.000 millones de pesos, y el cual será financiado en su primera fase por la Gobernación de Cundinamarca. La PTAR, aunque funciona bien, debe ser ampliada por el incremento de la población”, dijo el alcalde John Alberto Molina.
Las aves aún dominan los terrenos de la cuenca del río Bogotá. Foto: Parque Jaime Duque.
Viotá, municipio de la cuenca baja conocido por el cultivo de café, también reverdecerá su territorio a través de la siembra de más de 5.000 árboles nativos, una reforestación que cuenta con el apoyo del Ejército Nacional. “También hacemos un control urbanístico y fortalecemos el tema agropecuario para que los campesinos no vendan sus lotes”, apuntó el alcalde Wilder Gómez.
“En cuanto a las obras, realizamos estudios y diseños para la PTAR y el plan maestro de alcantarillado, que tienen un costo de 10.000 y 24.000 millones de pesos respectivamente. Estamos en conversaciones con la CAR y la Gobernación para gestionar estos recursos, que en esta zona del río escasean”.
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Chipaque es uno de los mayores productores de agua en la cuenca. Sus terrenos hacen parte de páramos como Boquerón y Cruz Verde, y limita con Chingaza. Por eso, una de las mayores apuestas de la Alcaldía es velar y reverdecer por esas fábricas del líquido vital.
“Estamos construyendo el vivero más grande de toda la cuenca y de Colombia, un proyecto que cuenta con el apoyo de la CAR, la Gobernación de Cundinamarca y Corporinoquia, que producirá plantas nativas para reforestar. Hemos comprado 550 hectáreas de reserva forestal y tenemos 20 proyectos para adquirir predios y sembrar 250.000 plantas del vivero. Nos hace falta la asignación de recursos para la PTAR”, dijo el alcalde Camilo Pardo.
Varios municipios de la cuenca construyen viveros para reforestar los ecosistemas. Foto: Jhon Barros.
El 80 por ciento del municipio de Une está cobijado por el páramo más grande del mundo, Sumapaz, una esponja hídrica que ha llevado a las entidades a trabajar por la protección de los ecosistemas controlando la deforestación, atentados contra la fauna y sembrando árboles nativos.
“Trabajamos en la delimitación del páramo con el Ministerio de Ambiente y con el Ejército hacemos siembra de especies nativas con 690 plántulas y realizamos jornadas de descontaminación de fuentes hídricas. Presentamos dificultades en cuanto al pago por servicios ambientales”, manifestó el alcalde Fredy Cubillos.
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El verde también es protagonista en Subachoque. Según el alcalde Jairo Martínez, 12 hectáreas fueron adquiridas para la conservación y se sembrarán más de 5.000 plántulas nativas en los nacederos de las quebradas. “Nuestra meta es proteger el río Subachoque, afluente del Bogotá. Tenemos proyectado comprar 40 hectáreas más y estamos en conversaciones con la CAR para dos PTAR".
Sin embargo, Martínez considera que hay varios inconvenientes como pocos recursos, la desactualización catastral y la falta de cultura ciudadana con los recursos naturales. “Debemos cambiar la mente, espíritu y forma de pensar de las personas para salvar al río Bogotá y el medioambiente”.
En la cuenca del río Bogotá aún sobreviven especies endémicas como el pato pico azul. Foto: Parque Jaime Duque.
Consolidación del turismo
Tocaima, municipio que cuenta con una sobredosis histórica y donde se han encontrado fósiles de mastodontes, pretende reactivar el turismo a través de actividades culturales y ambientales en torno al río Bogotá.
“Además de cumplir con las obligaciones de la sentencia del río Bogotá, hacemos actividades culturales en cuanto a los esteros, plantas de chusque y palmiches que sólo crecen en una parte del río. Celebramos el día del estero y hacemos productos con este material que son presentados en Expoartesanías”, dijo el alcalde Julián Mora.
Sumando a esto, Tocaima realiza competencias náuticas en neumáticos por el río Bogotá durante el mes de las fiestas. “Esta es una forma de generar apropiación por el afluente, mirarlo, proyectarlo y utilizarlo de una manera sostenible. Trabajamos con los adultos mayores para rescatar las historias del río Bogotá y tenemos un canal cultural llamado Historias de mi pueblo”.
El primer puente colgante de Colombia fue construido entre Tocaima y Agua de Dios, sobre el río Bogotá. Foto: Nicolás Acevedo Ortiz.
El alcalde de Tena informó que 17 mandatarios de la la región del Tequendama y Magdalena le apuntarán a la reactivación del turismo con la ruta navideña del río Bogotá, una apuesta para que todo el país empiece a mirar de otra forma a la cuenca baja, que a pesar de recibir todas las desgracias de la capital, es una joya biodiversa e histórica.
Con la restauración del humedal Gualí Tres Esquinas, Funza le apunta a que la ciudadanía deje de ver a las fuentes hídricas como el patio de la casa y que sean parte de sus hogares.
“Debemos construir territorios inteligentes, que no se basan en sistemas modernos con tecnología sino usar bien lo que se tiene. El humedal es nuestra estructura ecológica principal, un sitio donde pretendemos construir un parque ecológico que contará con una inversión de 8.500 millones de pesos, un nuevo punto turístico para que la gente le dé la cara al ecosistema”, explicó el alcalde, Daniel Felipe Bernal.
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Maribel Hernández, alcaldesa de Apulo, le apuesta a proteger los ecosistemas del municipio para poder incentivar el turismo en sitios como la cuenca de los ríos Apulo y Calandaima. “Nuestro nuevo esquema de ordenamiento territorial incluirá la protección de la estructura ecológica principal, la recuperación paisajística y el impulso del turismo”.
La mandataria precisó que el plan maestro de acueducto y alcantarillado requiere 16.200 millones de pesos, y que la futura PTAR está pendiente de la firma de un convenio con la CAR y la Empresa de Acueducto, obra que cuesta 4.060 millones de pesos, “recursos que cada vez son más limitantes en el municipio”.
El Hotel del Salto fue el mayor sitio turístico del país durante el siglo XX. Foto: Nicolás Acevedo Ortiz.
La PTAR Salitre será la primera que le cambie la cara contaminante al río Bogotá. Foto: Nicolás Acevedo Ortiz.