ECOTURISMO
Cinco tesoros escondidos en Colombia para descubrir en vacaciones
Si va a salir de la ciudad este fin de año y no quiere ir a los mismos lugares de siempre, en esta lista elaborada por dos periodistas especializados en turismo alternativo puede encontrar magníficas opciones para lograrlo.
Una de las preguntas que surgen por estos días en las familias colombianas es: ¿Dónde pasaremos estas vacaciones? En la mayoría de los casos, la respuesta termina siendo un lugar común en donde ya todos han estado y siempre han coincidido con miles de personas, por lo que terminan "descansando" de la rutina en medio de un hormiguero. Finalmente, la experiencia no termina siendo la más agradable.
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Por esa razón, Semana Sostenible le pidió a CaminanTr3s que elaborara una lista de los cinco lugares naturales más hermosos y desconocidos del país. Se trata de un canal de difusión en redes sociales dedicado a incentivar el turismo alternativo en Colombia. El objetivo de esta iniciativa de dos jóvenes periodistas bogotanos es que nos enamoremos de nuestro país, y al conocerlo y entenderlo mejor, lo podamos respetar y cuidar.
Antes de presentar estos paraísos, es necesario advertir que la mayoría se encuentran alejados de los grandes centros urbanos, razón por la cual solo aquellos apasionados por contemplar las maravillas de la naturaleza se animan a caminar hasta encontrarlos. Esta es la elección.
1. Lejanías, Meta (Piscinas del Güejar)
¿Creerían que un río ha creado sus propios toboganes y piscinas naturales?
El extenso departamento del Meta esconde maravillas naturales que muchos desconocen. Una de esas es el pueblo de Lejanías. Golpeado por la guerra, el municipio quedó por mucho tiempo aislado de Colombia. Se encuentra a 7 horas y 250 kilómetros desde Bogotá. Para llegar hay que pasar por Villavicencio, Acacías, San Martín y un poco después de Granada se gira hacia el noroccidente.
La carretera es pavimentada hasta Lejanías. Al estar en estribaciones de la cordillera oriental, en el piedemonte llanero, este paraíso es la cuna de varios ríos que atraviesan esas ricas planicies. Uno de ellos es el Güejar. Rebelde, majestuoso, colorido y potente, este río ha moldeado su cauce a través de las montañas. Esa constante lucha de miles de años tallando rocas ha dejado formaciones naturales espectaculares. Las Piscinas del Güejar y su tobogán son para CaminanTr3s un destino que hay que ver para creer.
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Cada uno de estos rincones tiene la característica de ser poco conocidos. En todos ellos, sus habitantes se han unido para crear un turismo diferente, responsable con la naturaleza y además comunitario. Las visitas de los turistas ayudan a diversificar la economía y, por tanto, a disminuir la pobreza. Además de llevarse una experiencia que jamás olvidarán, estarán ayudando a que el país crezca de una forma más igualitaria.
2. Gámbita, Santander (La Humeadora)
¿Qué tal contemplar una cascada roja envuelta en una nube?
Santander nunca dejará de sorprender a quien lo visite. En una de sus entradas se encuentra Gámbita, un pueblo de geografía quebrada y aguas abundantes ubicado en el sur del departamento, limitando con Boyacá. Si le apasionan las cascadas, sin duda alguna se enamorarán de La Humeadora, dos caídas de agua de color rojizo que al golpear con las rocas levanta una espesa cortina de humo de donde deriva su nombre. La pigmentación del agua se debe al color que recoge de los extensos robledales que crecen en su cuenca.
3. Belén de los Andaquíes, Caquetá (Reserva Natural El Horeb)
¿Les provocaría bañarse en un río color turquesa en medio de la selva?
La estigmatización es uno los peores castigos que le ha dejado la guerra a nuestros pueblos. El Caquetá, puerta de oro de la Amazonia, es un claro ejemplo de esta problemática. Es por esto que desde CaminanTr3s los invitamos a dejar de lado los prejuicios y disfrutar de nuestra extensa geografía. A 45 kilómetros de Florencia, capital del departamento, se encuentra el pueblo con el nombre más bonito de Colombia: Belén de los Andaquíes. Allí podrán vivir la experiencia de volver a nacer, pero esta vez desde el vientre de la Pachamama. En la Reserva Natural El Horeb se disfruta del turismo espiritual entre la espesa selva amazónica y la fiel compañía del río Sarabando, de indescriptibles tonalidades de verdes y azules. Esta experiencia es sin duda alguna un reencuentro consigo mismo.
4. Cerinza, Boyacá (Laguna Careperro)
¿Qué tal contemplar una laguna encantada en la cima de la cordillera?
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CaminanTr3s se ha dado el gusto de recorrer gran parte del departamento de Boyacá. Éste tiene una geografía muy irregular y eso lo hace rico en diversidad de climas. Ya muchos conocen la gran oferta navideña del departamento: El Puente de Boyacá, Monguí, Corrales, Santa Rosa de Viterbo, entre otros, pero todos se llenan de turistas deseando ver los adornos y las luces decembrinas.
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Pero tal vez usted está buscando algo diferente y Boyacá puede ofrecérselo. Este departamento alberga el 19% de las áreas de páramo del país. Estos ecosistemas majestuosos merecen ser visitados, conocidos y conservados. En Cerinza, un municipio ubicado en la Provincia de Tundama, a unos 73 kilómetros de la Ciudad de Tunja, capital del departamento, encontrará el páramo de Pan de Azúcar, que alberga la mística Laguna Careperro. El espejo de agua natural se encuentra enclavado en la cordillera y protegido por extensos valles de frailejones. Para llegar hasta allí se debe estar preparado para una caminata de ascenso de unas 3 horas en medio de un hermoso ecosistema de páramo.
5. Bonda, Magdalena (La Lisa)
¿Les gustaría sumergirse en cascadas provenientes de la Sierra Nevada de Santa Marta?
Santa Marta es una ciudad con una extensa área rural. Además del conocido Rodadero y el majestuoso Tayrona, existen cientos de atractivos naturales muy poco visitados y con un gran potencial. Bonda, un corregimiento samario, ubicado a 30 minutos del casco urbano, tiene una gran oferta para hacer un turismo diferente. Nuestra recomendación es la caminata a la quebrada La Lisa. Después de 3 horas de un recorrido exótico, se toparán de frente con el agua cristalina que baja de la Sierra Nevada y forma una seguidilla de cascadas y piscinas naturales. Es un lugar refrescante y acogedor que nos invita a pensar en la importancia del cuidado de la estos ecosistemas. Para llegar hasta allí lo mejor es hacerlo con un guía local.
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