1995

Bolero falaz, Aterciopelados

Eduardo Arias
24 de enero de 2014
Andrea Echeverri.

Más que una obra que habla o se refiere a la historia del país, la canción “Bolero falaz”, de Aterciopelados, es histórica por todo lo que ha representado en el desarrollo del rock en Colombia. Aterciopelados es una agrupación que nació a partir de Delia y Los Aminoácidos, que reunió al bajista Héctor Buitrago (exintegrante de la banda punk La Pestilencia) con la cantante Andrea Echeverri, graduada en bellas artes y ceramista.

Aterciopelados sorprendió el circuito del rock con una propuesta muy alternativa, en la que le daban gran importancia a la estética musical y gráfica de la cultura popular urbana. Cuando publicaron en 1995 el álbum El Dorado, donde aparece “Bolero falaz”, el rock colombiano intentaba salir de una de sus tantas hibernaciones. La canción no solo fue un éxito en el circuito del rock sino también en emisoras de otros géneros de música popular. Por ese motivo fue de gran importancia y muchos críticos la califican como “una canción bisagra”, que marca un antes y un después en la historia del rock colombiano. Ambas cosas son ciertas, pero no era la primera vez que esto ocurría. Algunas canciones de Compañía Ilimitada y Pasaporte lograron un reconocimiento en emisoras de música tropical y balada en 1988 y 1989, durante el efímero auge del “Rock en tu idioma”. Aterciopelados tampoco fue el primer grupo de rock en explorar ritmos colombianos autóctonos. Eso ya lo habían hecho desde comienzos de los años setenta Génesis, con canciones como “Don Simón”, y en los años ochenta Distrito Especial con “Candelaria”, por solo citar dos ejemplos. Sin embargo, “Bolero falaz” sí inauguró una era en la cual el rock colombiano dejaba de mirar tanto hacia afuera y comenzaba a buscar, de manera sistemática, sonidos y temáticas propias. En ese sentido, “Bolero falaz” es una canción fundamental, y no en vano una encuesta de la revista Rolling Stone Colombia la eligió hace un par de meses como la más importante de todos los tiempos.

Y aunque la letra hable de una traición amorosa que se descubre, varios de los versos terminan haciendo referencia a prácticas comunes en la política colombiana. En materia de contratación pública y corrupción: “Mi coartada está hecha trizas / estoy en evidencia / engañar tiene su ciencia”. Con respecto al exceso de caudillismo: “Estoy hasta la coronilla / tú no eres mi media costilla / ni la octava maravilla”. En cuanto al nivel de los debates y la argumentación propias de este país: “Malo si sí, malo si no”. Y, por último, una alusión profética a un expresidente: “Si yo la encontrara le partiría esa cara”.

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